Diversas tumbas han permitido datar el templo entre la segunda mitad del siglo VII y el primer tercio del VIII

Arqueólogos descubren una iglesia visigoda en la Sierra de Madrid

Arqueólogos descubren una iglesia visigoda en la Sierra de Madrid
Excavación arqueológica en el cerrillo de El Rebollar. EP

Hallazgo. Las últimas campañas de excavación realizadas en El Boalo han permitido descubrir una iglesia rural de época visigoda en plena Sierra de Madrid, en cuyo interior se han encontrado diversas tumbas que han permitido datar el templo entre la segunda mitad del siglo VII y el primer tercio del VIII.

Las excavaciones arqueológicas, realizadas entre mayo y junio en el cerrillo de El Rebollar, en El Molar, se han llevado a cabo en un aula rectangular, presentando una nave única y rematada en un ábside o cabecera de planta cuadrada.

Según ha informado en un comunicado la Universidad Autónoma de Madrid, los trabajos han estado dirigidos por el profesor de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Javier Salido, y la arqueóloga Charo Gómez, quienes han avanzado en un comunicado que la planta original del edificio sufrió «reformas importantes» que serán analizadas en detalle en futuras investigaciones.

Los arqueólogos han explicado que, a diferencia de otras iglesias rurales conocidas, en este caso las tumbas no se hallaban expoliadas, sino en un estado de conservación «excelente».

En el interior de la nave se han localizado por el momento once tumbas «perfectamente orientadas» en sentido este-oeste, alineadas con los muros perimetrales. Desde la UAM han detallado que las tumbas se ordenan en tres hileras, alternando algunas de individuos infantiles y otras de adultos.

«Se ordenan en tres hileras, alternando tumbas de individuos infantiles y adultos. La datación por Carbono 14 ha confirmado la cronología de una de las tumbas entre los años 656 y 727 d. C., fecha que se inscribe muy probablemente en el periodo de uso religioso del edificio», han explicado los directores de las excavaciones.

La base de la botella es plana, cuenta con dos asas afrontadas y simétricas y un gollete en la boca para dispensar el líquido. Junto con esta tumba, se hallaron dos más en cista adosadas, correspondientes a niños.

Por otro lado, otros dos sarcófagos principales están realizados en una sola pieza, con un aspecto muy diferente; mientras que el cuarto está «muy bien trabajado y pulido» y contaba con una losa de cierre «perfectamente labrada» y un interior con molduras en la cabecera.

El último sarcófago localizado está menos trabajado, sin pulir y simplemente devastado, sin molduras interiores, con una laja de granito de gran calidad.

«En este caso, se depositó un individuo previsiblemente masculino que portaba dos objetos de adorno personal que corresponden a anillos decorados, de una tipología que permite datarlo también en el periodo tardoantiguo», han apuntado los arqueólogos.

La información preliminar del material óseo conservado determina que se depositó el cuerpo de una mujer en un primer momento y, posteriormente, se redujo para colocar en el interior del sarcófago un segundo cuerpo masculino.

La «clara relación» entre las tumbas, «perfectamente orientadas» y dispuestas en hileras, ha llevado a los investigadores a plantear la datación de la iglesia rural entre la segunda mitad del siglo VII y el primer tercio del VIII, «una cronología muy interesante porque coincide con la fase final del periodo visigodo», han concluido.

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