Pelotazo inmobiliario a la vista. En diciembre de 2019 se oficiará la última misa de la Iglesia de La Moraleja. O al menos tal y cómo se llevaba haciendo hasta ahora. La Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús llevaban años intentando vender los 18.000 metros cuadrados donde está situada la Capilla de Las Esclavas, cuyo edificio es una de los referentes de la urbanización de La Moraleja.
Pero no solo es una pérdida sentimental. La iglesia está situada en la calle Paseo Conde de los Gaitanes, una de las vías con la renta per cápita más alta de España y que toma el nombre del propietario original de los terrenos, que los donó a unas religiosas que ya se han deshecho por partes en los últimos 20 años del generoso regalo de su benefactor.
La donación de Juan de Ussía se produjo en 1949 con la condición de mantener el culto religioso, ya que él mismo contribuyó a construir el templo. Un verdadero pelotazo inmobiliario, el de las monjas, con el visto bueno del Arzobispado de Madrid.
La Moraleja es una zona protegida y, especialmente la zona del centro, se rige por una normativa que impide que las edificaciones superen el 0,33% de las parcelas. La finca de las Madres Esclavas tiene una superficie edificable de 6.600 metros, de los que la iglesia y el claustro ya ocupan 1.200 metros. Con estos edificios en pie, la finca sólo tendría 5.400 metros para ejecutar una nueva construcción.
La operación, que ha sido cerrada por una cantidad próxima a los cinco millones de euros, hubiera multiplicado su valor si su uso no fuera el dotacional/religioso. Aunque parezca sorprendente, las monjas de la congregación llevan más de dos décadas intentando que el Ayuntamiento recalifique los suelos para poder venderlos por aún más dinero del que piden.
El consistorio, sin embargo, se ha negado siempre ha realizar el trámite urbanístico. Es la Entidad de Conservación de La Moraleja quien más ha presionado para que se mantenga el culto, preservando así el deseo del donante de los terrenos, el Conde de los Gaitanes. Desde el pasado abril hay una petición por parte de este organismo para incluir el edificio en el catálogo de bienes protegidos de la Dirección General de Patrimonio regional.
Anteriormente, las monjas vendieron hace quince años una cantidad similar de terreno al empresario y periodista Juan Luis Cebrián, entonces al frente del Grupo Prisa. Esta finca, que se escindió con la casa del cura dentro, era urbana, siguiendo la normativa de La Moraleja. Sobre ella se erige una gran mansión de 2.000 metros cuadrados útiles que hoy ha cambiado de inquilino, ya que Juan Luis Cebrián reside en Fuente El Fresno, en el vecino San Sebastián de los Reyes.
Como nuevos propietarios del terreno se apunta a tres nuevos actores. Por una lado, el BBVA, que tiene unos terrenos cercanos donde da sus cursos de formación con hotel y restaurante propios, una especie de reducto VIP para empleados. Otro de los posibles candidatos es Trinitario Casanova, el empresario murciano fundador de Grupo Baraka y residente en La Moraleja, que se hizo famoso por su pelotazo con Torre España. Se ha planteado que se construyera aquí una residencia para la tercera edad de ‘alto standing’ y que la misma conservase la capilla.
Y hay una tercera opción. Es el Club Alma Sensai, que lleva tiempo buscando sede para su fundación y mantendrían la iglesia con culto religioso. Se trata de una organización para mujeres de nivel social alto, que tiene actualmente su punto base en el número nueve de la calle Príncipe de Vergara. Esta organización es una versión femenina de los clubes de caballeros anglosajones adaptada al siglo XXI. Las actuales instalaciones tienen capacidad para 200 socias y 500 personas. Y se ve que se les ha quedado pequeño.
