El Vaticano mantiene su postura en relación con la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos tras la negativa del prior Santiago Cantera a autorizar la entrada en la basílica.
La Santa Sede, puesto que «así lo han decidido las autoridades competentes», no se opone a la ejecución de la sentencia del Tribunal Supremo y «no hay nada más que añadir», han señalado fuentes oficiales.
Mantiene así el criterio que ya reiteró el pasado mes de septiembre, cuando el Supremo avaló por unanimidad la decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de sacar el cadáver de Franco del Valle para su posterior inhumación en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio.
Tampoco ha cambiado de parecer, aunque en sentido muy diferente, Santiago Cantera. En una carta enviada a la vicepresidenta Carmen Calvo, el monje benedictino niega al Ejecutivo el acceso a la basílica, quedándose solo frente a las autoridades civiles y eclesiásticas.
La primera de ellas es el Supremo, que ha tumbado el último intento de la familia Franco y recordado que el prior del Valle de los Caídos no puede impedir la exhumación. La segunda es la propia Santa Sede, cuya posición «se basa en el pleno respeto de la soberanía del Estado español y de su sistema legal».
El prior tampoco cuenta con el beneplácito de la cúpula de la Conferencia Episcopal Española o con el respaldo de la Archidiócesis de Madrid a la que circunscribe su comunidad.
Ante esta lamentable situación propiciada por el antiespañol Bergoglio y el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin, uno de los monjes de la Abadía, Joaquín Montull, quien en ocasiones ha obrado de portavoz de los benedictinos que custodian los restos de Franco, ha manifestado que «la Iglesia no es el Vaticano», sino «esos miles de españoles y también del extranjero que quieren que las cosas estén como están».
La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, viajó a Roma el pasado sábado para participar en el sexto Consistorio convocado por el papa Francisco en el que creó trece nuevos cardenales, entre ellos, dos españoles: el comboniano Miguel Ángel Ayuso y el salesiano Cristóbal López. Y no lo hizo sola, le acompañaba la subsecretaria de Estado de Exteriores, Ángeles Moreno, al frente de la delegación institucional de mayor rango de cuantas celebraciones se han celebrado en Roma desde que Pedro Sánchez está en La Moncloa. De hecho, en el Consistorio celebrado en 2018 donde también fueron creados otros dos purpurados españoles, la representación gubernamental fue ínfima.
A su llegada a la basílica de San Pedro, Calvo pudo saludar al pontífice argentino. Además, el cardenal Parolin tuvo la deferencia de acercarse hasta la silla donde estaba ubicada la vicepresidenta como gesto de cordialidad. Fue un encuentro que duró apenas dos minutos, pero en el que ambos conversaron con naturalidad sobre la relevancia de la ceremonia vaticana, pero en la que ni tan si quiera hizo falta hacer mención alguna al caso Franco porque ambos lo daban por cerrado.
Aun así, Cantera ha recordado que «el sometimiento a lo que los tribunales decidan no significa, en modo alguno, renuncia a los recursos que el ordenamiento nos ofrece ante una violación de derechos fundamentales».
En esta línea, el prior de la Abadía benedictina ha asegurado que defenderá la inviolabilidad de los lugares de culto en «todas las instancias nacionales e internacionales a las que tenga acceso con arreglo al ordenamiento jurídico».
También ha precisado a través de un comunicado que «utilizar los posibles recursos contra resoluciones judiciales no es desacato, sino ejercicio legítimo de derechos fundamentales».
El Supremo respondió este miércoles –9 de octubre de 2019– a la familia Franco que su sentencia es «clara» y que no hace falta autorización de la Iglesia para entrar en la basílica.
