La fecha definitiva será comunicada a la familia con 48 horas de antelación

El Gobierno trasladará los restos de Franco en helicóptero para evitar altercados

El Gobierno trasladará los restos de Franco en helicóptero para evitar altercados
La tumba de Franco en el Valle de los Caídos. EP

Después de meses de mucha incertidumbre, el Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos despejan el camino para sacar los restos del general Francisco Franco del Valle de los Caídos. El recinto donde aún reposa el que fuera jefe del Estado está cerrado para preparar todo el operativo.

El Gobierno de Pedro Sánchez teme altercados durante la exhumación de Franco. Por ello, para garantizar la seguridad de la operación, ha diseñado un operativo para trasladar los restos por vía aérea. Un helicóptero transportará el féretro para evitar posibles ‘sabotajes’ durante el trayecto que separa el Valle de los Caídos del cementerio de Mingorrubio en El Pardo (Madrid), lugar elegido por el Ejecutivo socialista para la reinhumación.

Salvo que la niebla u otras circunstancias meteorológicas adversas lo impidan, el próximo miércoles 23 de octubre de 2019 será el día elegido, aunque la familia Franco continúa a la espera de que el interlocutor designado por el Gobierno en funciones les comunique, formalmente, la fecha definitiva. Tal y como se comprometía el interlocutor de La Moncloa –durante las dos reuniones mantenidas esta misma semana con el abogado de la familia, Luis Felipe Utrera Molina— lo deberá hacer con, al menos, 48 horas de antelación.

Los siete nietos de Franco y los bisnietos mayores ya han confirmado al Ejecutivo que estarán presentes durante la exhumación. Una operación que será privada, en el interior de la basílica, y retransmitida en abierto por señal televisada desde el exterior, motivo por el que durante la última semana se ha procedido a la instalación de fibra óptica en todo el enclave.

El desplazamiento de la lápida, la retirada del féretro y el sellado posterior, correrá a cargo de una pequeña funeraria de Guadarrama, con amplia experiencia. Los trabajos más mecánicos y manuales estarán protegidos por una carpa móvil que se instalará el día antes sobre la sepultura. Los expertos han aconsejado a la familia reservar un perímetro de seguridad, para evitar que una eventual fuga de gases –posible en la apertura de un nicho que ha albergado un cadáver embalsamado durante más de 40 años– dañe a los presentes.

En el interior de la misma, varios operarios se encargarán de los trabajos bajo la atenta mirada de dos de los nietos designados por consenso entre la familia Franco, convenientemente ataviados con mascarillas, que verificarán el proceso.

Una vez extraído el féretro, un total de 8 nietos y bisnietos portarán el mismo a hombros –por turnos de 6– desde el presbiterio del templo hasta el interior del helicóptero, que estará esperando en la explanada principal del conjunto monumental del Valle de Cuelgamuros.

Descartados los honores militares que solicitaba la familia –en cumplimiento de la legislación vigente para los ex jefes de Gobierno– y que han representado uno de los escollos fundamentales con el Ejecutivo socialista, la posibilidad de un cambio de féretro ha sido el foco de otra tensa negociación.

El interlocutor de La Moncloa trasladaba al abogado de los nietos y al mayor de estos, Francis Franco, la necesidad de proceder a la apertura del féretro y la sustitución del mismo por uno más ligero y moderno, con la excusa del traslado vía aérea y la mejor maniobrabilidad del mismo en el acceso a la cripta de El Pardo, una escalera algo angosta, donde será inhumado. Algo a lo que los herederos se han negado y que, finalmente, se ha impuesto en la mesa de ‘negociación’.

Una vez los restos hayan sido definitivamente ubicados en su nuevo emplazamiento, está previsto que se oficie una misa pública, que correrá a cargo del sacerdote Ramón Tejero Díez, hijo del teniente coronel Tejero.

El deseo expreso de la familia, desde un principio, es que Franco fuese trasladado al panteón de su propiedad, sito en la catedral de La Almudena, junto a su única hija, Carmen Franco y el marido de ésta, el Marqués de Villaverde.

Los herederos del general Francisco Franco temen que al ser el cementerio de El Pardo propiedad del Estado –y no haberse producido la asignación del correspondiente título de derecho funerario a favor de la familia sobre el nicho de Mingorrubio– puedan quedar nuevamente sometidos a futuras y eventuales decisiones arbitrarias del Gobierno de turno.

La sentencia del Tribunal Supremo que levantó el veto para la exhumación, en contra de la petición de la familia, allanó el camino a los socialistas para la retirada de los restos de Franco de la que ha sido su ubicación durante los últimos 40 años. El Gobierno en funciones ha insistido, como confirmaba la propia vicepresidenta Carmen Calvo, que se llevaría a cabo siempre antes del día 25 de octubre y en el marco de una ceremonia íntima.

La única autoridad presente será la ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, quien dará el visto bueno como notaria mayor del Estado.

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