El prior de los benedictinos preside la primera misa sin Franco

Acto de desagravio y oración por los caídos en la reapertura de la basílica del Valle

Acto de desagravio y oración por los caídos en la reapertura de la basílica del Valle
El lugar donde se encontraba la tumba de Franco. EP

A pesar de las altas medidas de seguridad, la normalidad ha vuelto a la basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos tras su anunciada reapertura. Con un lleno de visitas turísticas, pero también con una significativa afluencia en la habitual misa de once, interrumpida durante más de una semana por los trabajos de exhumación del general Francisco Franco. En esta ocasión, los fieles superaban el centenar.

El prior de la comunidad benedictina, Santiago Cantera, ha presidido la eucaristía que ha comenzado con un acto de desagravio por el uso ajeno que se ha llevado a cabo del templo y ante la prohibición de que los religiosos tuvieran acceso y pudieran controlar el lugar de oración, dentro de su misión encomendada como custodios de la basílica.

De la misma manera, esta primera misa tras la reapertura, tal y como han expresado fuentes de la comunidad benedictina, ha buscado ser un momento «para orar a Dios por todos los caídos de ambos lados, por la paz y la reconciliación».

«Te pedimos, Señor, que tu misericordia nos preceda y por la intercesión de los mártires que reposan en esta basílica y los santos cuyas reliquias e imágenes aquí se veneran, tu bondad se anticipe a concedernos humildemente lo que te suplicamos», ha entonado el prior antes de comenzar la misa.

A renglón seguido, Cantera ha rezado en voz alta: «Oh, Dios, que con tu presencia providente, en este día especialmente en los lugares donde se venera tu Santo Nombre, escucha benigno y concédenos en adelante permanezca inviolable tu bendición en este lugar y merezcan ser escuchadas las oraciones de tus fieles».

Al término de la eucaristía, el monje benedictino ha asegurado sentirse «bien, tranquilo y con fortaleza».

La antigua tumba de Franco ha aparecido cubierta de losetas de mármol negro, aunque todavía falta el pulido final de las mismas para asemejarlas a las que ya estaban en el recinto religioso. Allí, en el lugar donde hasta hace unos días estaba enterrado el ex jefe del Estado, algunos asistentes a la misa han depositado flores, al igual que en la tumba de José Antonio Primo de Rivera.

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