La orden religiosa se ha visto incapacitada para seguir adelante con la gestión del monasterio

Sor María Teresa, la madre superiora, se enamora de un hombre y tienen que cerrar el convento

Sor María Teresa, la madre superiora, se enamora de un hombre y tienen que cerrar el convento
Sor María Teresa, la monja del círculo rojo PD

A veces el amor se impone ante cualquier regla o circunstancia.

Un convento en Valtiberina, en la región italiana de La Toscana, tendrá que cerrar sus puertas después de que la madre superiora sufriese una «crisis vocacional».

Sor María teresa lo explica así:

«La gente llora por el cierre del monasterio y yo también lloro. Lo que estoy sufriendo me marcará para toda la vida y será difícil que en el futuro yo disponga todavía ganas de tener relación con la Iglesia».

El obispo de Arezzo, Ricardo Fontana, confirma también que la superiora ha tenido que dejar el velo y los votos religiosos:

«Yo no tengo nada que ver, ha intervenido la Santa Sede y todo se acabó».

Eso afirma el obispo a «Repubblica», admitiendo que «es un caso muy doloroso para las personas que están implicadas».

El cierre se hizo inevitable porque en el convento solo quedaba una monja de 80 años y dos novicias. Muy pocas manos para hacer frente a una gestión compleja del monasterio.

Maria Teresa Saccente deja entrever que en el tercer milenio es posible verse en una desventura más propia del pasado.

«Han querido hacer ver que todo ha sido una historia de amor. Dejemos que lo digan. El caso es mucho más complicado de lo que parece»

La orden que gestionaba el monasterio ha considerado que la hermana octogenaria no está en condiciones de poder dirigir el lugar y tendrá que buscar un nuevo alojamiento.

La relación sentimental que motivó el abandono de la vida comunitaria ya habría terminado pero la monja, de 40 años, no volverá a vestir nunca más los hábitos religiosos tras su crisis vocacional.

En este convento residían también desde hacía poco tiempo dos novicias, reclutadas precisamente por la hasta ahora madre superiora, que tendrán que dejar la comunidad.

El convento no dependía de la diócesis, sino de la orden religiosa, que se ha visto incapacitada para seguir adelante con la gestión del mismo.

La situación se enmarca en un panorama mucho más amplio de crisis de vocaciones en Italia, o «hemorragia de las vocaciones», como las definió el Papa Francisco, que se traduce en una falta de jóvenes que abracen la vida religiosa.

Esto ya ha producido el cierre de varios monasterios e incluso de escuelas católicas, ya que también se ha reducido el número de las monjas profesoras en los últimos años.

El monasterio aparecía en la página web donde figuran las 4.000 estructuras de hospitalidad y acogida religiosa en Italia.

Ha sido eliminado también de Facebook. Pero quedan aún en Google algunas opiniones de sus huéspedes:

«Óptima acogida. Monjas de clausura, sí; pero joviales y disponibles. Ambientes muy limpios. Habitaciones sencillas con baño privado moderno. Lugar silencioso y con mucho verde. La comida de las mojas exquisita y abundante. Precios bajos, teniendo en cuenta el tratamiento».

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