Una de las acciones con motivo del Día Internacional por la eliminación de la Violencia contra la Mujer

Apostasía feminista en las puertas del Arzobispado de Madrid

Apostasía feminista en las puertas del Arzobispado de Madrid
Cartel del acto. PD

Unas pocas mujeres protagonizaron este 25 de noviembre de 2019 un acto a las puertas del Arzobispado de Madrid, junto a la catedral de la Almudena, con motivo del Día contra la violencia de género –que según el calendario de la ONU se conmemora el 25 de noviembre– para celebrar una «apostasía feminista».

Para la celebración de la apostasía, colocaron en la puerta del Arzobispado una pancarta en la que se podía leer: «No elegí bautizarme. Sí elijo retirarme. Apostasía feminista». Toda una declaración de intenciones.

«Vamos a quemar la Conferencia [la Conferencia Episcopal Española, ndr] por machista y patriarcal», «Fuera rosarios de nuestros ovarios», cantaban alegres las participantes.

«Nos hemos reunido un grupo de feministas para hacer una apostasía grupal», explicó una de las organizadoras. «Vamos a hacerlo conjuntamente las tres diócesis de Madrid», añadió orgullosa.

«He venido a apostatar», dijo otra señora con el pelo rojo, entre risas. «Lo hemos hecho en conmemoración a las mujeres argentinas», apostilló. Y es que este acto se quiso hacer en «homenaje» a las feministas argentinas que en 2018 apostataron en masa ante la posición del clero sobre el aborto.

«He venido a apostatar. Por fin. Es algo que quería hacer hace años», aseguró otra de las asistentes. «Estoy emocionada, estoy contentísima», reconoció.

Los abrazos, gritos y saltos de alegría se sucedieron en el acto, donde las mujeres alzaban jubilosas el certificado del Arzobispado que confirmaba su apostasía.

«Estoy muy emocionada y muy liberada. Me ha parecido genial», insistió otra de las organizadoras. «Quiero que dejen de manejar nuestros cuerpos, nuestras mentes, nuestras vidas», aseveró con indignación.

También hubo reflexiones teológicas. «Tenemos sólo dos modelos: o el de virgen sin más, o el de María Magdalena que equivaldría a ser puta», comentó una de las presentes, resumiendo de esta guisa el papel de la mujer en la historia de la Iglesia.

«Venimos a apostatar, a salirnos de la Iglesia, donde nos metieron obligadas, cuando no nos representaba ni entonces ni ahora. Nos han metido en un registro obligados, de bebés», concluyó.

 

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