El rostro de la exclusión. El primer informe de la Fundación FOESSA que analiza qué factores provocan exclusión social en Barcelona y que presentó Cáritas empuja a las administraciones a sentarse en el diván del psicoanalista a reflexionar cómo gestionan sus presupuestos. Barcelona y su área metropolitana es la diócesis con más personas en exclusión social. En España, sólo Canarias tiene cifras más preocupantes.
El 24,1% de la población de la diócesis de Barcelona sufre exclusión social, cinco puntos por encima de la media de Cataluña (19,4%) y seis puntos por encima de la media estatal (18%). Este tanto por ciento traducido en nombre y apellidos equivale a 644.000 personas. «Barcelona, L’Hospitalet, Cornellà, Santa Coloma, Badalona o Sant Adrià concentran situaciones muy duras de exclusión relacionadas con carencias estructurales como el difícil acceso a una vivienda digna, la precariedad laboral y la crisis migratoria», alertó el director de Cáritas de Barcelona, Salvador Busquets.
El informe constata que el problema de la vivienda y la precariedad laboral castigan con más fuerza a Barcelona. Una de cada tres personas tiene problemas para mantener o acceder a una vivienda digna. Según explica Míriam Feu, responsable del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas de Barcelona, 190.000 personas viven en espacios inseguros, de realquiler, en proceso de desahucio o en situaciones de violencia familiar. Otras 670.000 personas, en viviendas insalubres o hacinadas. «Vemos pisos de 50 m2 donde viven tres y cuatro familias, sobre todo, inmigrantes», lamenta Feu.
Busquets añade que han constatado con preocupación la llegada de personas que huyen de historias de violencia, sobre todo, centroafricanos y sudamericanos, que no quieren entrar en el sistema de protección internacional por miedo a que sus verdugos los encuentren. «Nos explican vivencias de extrema dureza», comenta Busquets. En cambio, ha caído la llegada de marroquíes, que tras China, Pakistán e Italia es la nacionalidad más mayoritaria en Barcelona.
Otras 455.000 personas viven en situación de pobreza severa después de pagar la vivienda. Tras pagar un alquiler, una familia con dos sueldos tiene 500 euros para pasar el mes y las familias con un sueldo, 285 euros.
No tener trabajo multiplica por 2,6 el riesgo de caer en la exclusión social. Cáritas alerta de que el trabajo se precariza, uno de cada tres contratos dura siete días o menos. Los contratos basura y los sueldos bajos han creado un nuevo perfil: el del trabajador pobre. El 14% de los trabajadores no logran salir de la pobreza. Se cumplieron los augurios: una buena parte de la población salió de la crisis más pobre, más desigual y más precaria.
Los factores que generan más situaciones de exclusión social son la vivienda (36,3%); la ocupación (20,7%); la política (19,3%), y la salud (18,8%). Pero FOESSA también analiza otras caras de la exclusión como la alimentación o la educación. El 15% de la población vive en hogares que no pueden costear una alimentación adecuada.
Cáritas denuncia que la renta mínima de inserción no llega a una de cada dos personas en situación de pobreza severa. Y aunque el ascensor social sigue averiado, porque los niños que viven en un hogar pobre tienen el doble de probabilidades de caer en la exclusión de adultos, ir a la escuela es una herramienta para luchar contra la desigualdad: la exclusión social se triplica si no se tienen acabados los estudios. El problema es que el 34% de la población en exclusión social tiene dificultades para adquirir material escolar, mientras que un 13% deja de comprar medicinas.
Cáritas alerta también de la «fatiga de la compasión», las familias se ayudan menos, pero no porque dejen de ser solidarias, sino porque se agotan los recursos.
Las mujeres tienen más riesgo de caer en la exclusión social (27% frente a un 19%). Las personas migrantes tienen el triple de posibilidades de caer en la exclusión. Las familias numerosas y monoparentales son las más vulnerables.
Feu constata además que las familias con menores están más expuestas a la exclusión social. El 27% de los menores se encuentra en esta situación. Cáritas alerta que sufrir dificultades económicas durante la infancia duplica la probabilidad de caer en la pobreza o la exclusión en la etapa adulta.
Según la responsable del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas de Barcelona, para solucionar estos problemas se necesita consenso entre todas las administraciones, problemas que no se solucionan en cuatro años.
Por eso, una de sus líneas de actuación de Cáritas Barcelona, es hacer llegar este informe a los responsables de todos los municipios de la diócesis de Barcelona, entre ellos a Ada Colau.