La crisis económica a consecuencia del coronavirus afecta a todos los sectores y países del mundo. Es el caso de la Santa Sede que está sufriendo fuertes pérdidas en sus cuentas sin los ingresos de los Museos Vaticanos y la caída de las donaciones de los fieles, entre otros factores.
El prefecto de la Secretaría para la Economía, Juan Antonio Guerrero Alves, ha reconocido en una entrevista en el portal oficial de la Santa Sede que entre las estimaciones de pérdidas, los más optimistas calculan una caída en los ingresos de alrededor del 25% y los más pesimistas están sobre el 45%.
Guerrero afirma que debido a la dificultad de pagar el alquiler de algunos inquilinos, «habrá una disminución de los rendimientos que derivan de los alquileres«. Y que desde el Estado ya habían decidido, al aprobar el presupuesto de este año, «que los gastos debían reducirse para disminuir el déficit».
De igual forma, niega que El Vaticano esté en peligro de default aunque tienen por delante «años difíciles». «La Iglesia cumple su misión con la ayuda de las ofrendas de los fieles. Y no sabemos cuánto podrá donar la gente. Precisamente por eso debemos ser sobrios, rigurosos. Debemos administrar con la pasión y la diligencia de un buen padre de familia. Hay tres cosas que no se cuestionan, ni siquiera en esta época de crisis: la remuneración de los trabajadores, la ayuda a las personas en dificultad y el apoyo a las Iglesias necesitadas», ha confesado el ministro de Economía del Vaticano.
Tal y como relata guerrero, a diferencia de otros Estados, en El Vaticano cuentan «con la generosidad de los fieles, con un pequeño patrimonio y con la capacidad de gastar menos. Contrariamente a lo que mucha gente piensa, no hay grandes salarios aquí«.
