Ha llegado la hora de dar la cara por Cristo rey y la libertad religiosa en España.
La alcaldesa comunista de Aguilar de la Frontera ha perpetrado la mayor humillación posible contra los cristianos: ha arrancado con una radial la Santa Cruz de las monjitas Descalzas, la ha llevado a un vertedero, y la ha arrojado a la basura.
Que una Cruz sea derribada «en aplicación de la Ley de Memoria Histórica», por ser «un símbolo franquista erigido por sus caídos en la Guerra Civil», y literalmente arrojada al vertedero a la vista de los ciudadanos, es una imagen que hiere toda sensibilidad humana, creyente o no. Que Podemos Andalucía felicite a su edil por esa acción, indica dónde hemos llegado.
Solo existe un camino para reparar semejante ataque a los sentimientos religiosos y la libertad de los cristianos: unirnos a los consternados vecinos de esta localidad cordobesa para exigir a la alcaldesa de Izquierda Unida que devuelva la Cruz al lugar que le corresponde:
La decisión de la alcaldesa solo se explica desde un odio profundo hacia los símbolos cristianos, cuyo máximo exponente es la Cruz de Jesucristo.
La alcaldesa ha abusado de la Ley de Memoria Histórica para atacar a la cruz. Y el insulto más grosero es que la comisión de Cultura de la Junta de Andalucía ha avalado esta fechoría argumentando que la cruz “dañaba la estructura del convento” situado junto a ella.
La Cruz de las Descalzas era una cruz sobria y exenta, sin placas conmemorativas de la Guerra Civil, sin ningún significado político. Era un símbolo de reconciliación, que unía a los vecinos de Aguilar, cada tarde, a la hora del rezo del rosario.
Si no les plantamos cara ahora, con una determinación sin precedentes, no lograremos salvar la Cruz.
España es un Estado aconfesional –no laico– y la absoluta mayoría de españoles se declara católica. Estos émulos de los talibanes son unos pobres diablillos desgraciados que odian la Cruz. Si retirarla no es delito de ofensa contra los sentimientos religiosos, sí lo es cuando menos el ultraje posterior, que no puede quedar impune.
Hemos denunciado y luchado juntos contra la persecución laicista de la izquierda, hemos librado juntos importantes batallas en defensa de nuestros derechos como cristianos, pero esta vez nadie esperaba semejante afrenta, sobre todo tan cruel.
Arrojar una Cruz a un vertedero no tiene nombre. Solo un regodeo sádico contra los cristianos puede perpetrar semejante insulto, un odio ideológico absolutamente impropio de una representante pública, sea cual sea el partido político al que pertenezca.
Es hora de actuar contra la persecución de la cruz por toda España. El radicalismo que se ha apoderado de la izquierda la ha puesto en el punto de mira: el Valle de los Caídos, La Roda de Andalucía, Callosa de Segura… y ahora Aguilar de la Frontera.
Si no empezamos a contrarrestar este odio laicista que empieza a extenderse por España, nuestra Fe acabará reducida a la clandestinidad, y la cruz pisoteada entre la basura. Unamos nuestras fuerzas para que la cruz prevalezca. ¡Recuperemos la Cruz de las Descalzas! Firma:
¡Muchas gracias!