Este domingo, 10 de julio, tuvo lugar en la Iglesia de San Antón una misa en memoria de todos los fallecidos y heridos en la Valla de Melilla el pasado 24 de junio. Convocada por el Padre Ángel, fundador y presidente de Mensajeros de la Paz. En el acto participó también el Padre Valentín, sacerdote de San Antón que dirigió unas palabras a los presentes durante la homilía.
Precisamente este domingo la lectura del Evangelio, lectura central de la celebración dominical para los católicos, hacía referencia a la parábola del Buen Samaritano. Esta parábola relata como un hombre es asaltado al pie de un camino y de todas las personas que pasan a su lado, el único que se le asiste es un samaritano. Los samaritanos no se trataban con los judíos, por ello sirve para explicar la ayuda al prójimo a pesar de las diferencias religiosas o de cualquier tipo.
Como explicó el sacerdote, a través de esa parábola, Jesús nos interpela para no dejarnos llevar por la lógica del mundo de huir de los problemas y mirar hacia otro lado, la lógica de Jesús es otra, es la lógica del amor.
También recordó las palabras del Papa en su visita en Lampedusa hace ya nueve años. Un viaje en el que dejó muy claro el papel que debe tener la Iglesia Católica hacia los migrantes, lo que debe ser una «Iglesia en salida»: «Nos falta pasión por la verdad y complicidad con el dolor de las víctimas» indicó el P. Valentín. Estamos llamados a acoger a las personas, sean quienes sean.
«Jesús puso al escriba frente al herido y le dijo: haz tú lo mismo. Y es una invitación hoy a cada uno de nosotros: haz tú lo mismo», concluyó.
Durante la misa se pidió especialmente por las víctimas de la frontera Melilla-Nador, pero también por las víctimas del camión de Texas. También se recordó el asesinato de Miguel Ángel Blanco en el 25 Aniversario de su secuestro y se pidió por el colectivo LGTBIQ+, que estos días celebra sus fiestas del Orgullo, en el mismo barrio en que se sitúa la Iglesia de San Antón.
