La civilización maya continúa siendo objeto de fascinación para arqueólogos, historiadores y aficionados por igual.
Con una historia que abarca más de dos milenios, esta cultura mesoamericana dejó un legado impresionante que aún hoy sigue sorprendiéndonos.
Desde su complejo sistema de escritura hasta su avanzado conocimiento astronómico, pasando por su rica mitología, los mayas siguen siendo fuente de asombro y estudio.
Pero, ¿qué sabemos realmente sobre esta enigmática civilización? ¿Cuánto de lo que creemos saber es mito y cuánto es realidad? Vamos a sumergirnos en el fascinante mundo de los mayas, desvelando algunos de sus secretos y desmintiendo algunos mitos populares.
El origen más antiguo de lo que pensábamos
Contrariamente a lo que muchos creen, la civilización maya no surgió de la noche a la mañana. Los primeros vestigios de esta cultura se remontan nada menos que al año 1800 a.C., lo que significa que los mayas estuvieron presentes en Mesoamérica durante más de 3.500 años. Para ponerlo en perspectiva, eso es más tiempo del que ha pasado desde el nacimiento de Cristo hasta nuestros días. ¡Menuda resistencia!
Esta longeva civilización se extendió por un vasto territorio que abarcaba el sur de México, Guatemala, Honduras, El Salvador y el norte de Belice, cubriendo una superficie de más de 300.000 km². Para que os hagáis una idea, eso es aproximadamente el tamaño de Italia. No está nada mal para una civilización que muchos creen que solo existió en unas cuantas ciudades perdidas en la selva.
Más allá del sacrificio humano
Cuando pensamos en la mitología maya, es común que nos vengan a la mente imágenes de sacrificios humanos y rituales sangrientos. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja y fascinante.
Los mayas creían en un universo estratificado, con 13 niveles en el cielo y 9 en el inframundo. Los mortales, es decir, nosotros, ocupábamos un nivel intermedio entre estos dos reinos. Es como si viviéramos en el piso intermedio de un edificio cósmico de 23 plantas. ¡Espero que tuviera ascensor!
En cuanto a sus dioses, los mayas tenían todo un panteón de deidades, cada una con sus propias características y dominios. Entre los más importantes estaba Hunab Ku, considerado el padre de todos los dioses. Imagínaoslo como el jefe supremo del Olimpo maya.
Otros dioses destacados incluían a Yum Kimil, el dios de la muerte (no, no era el más popular en las fiestas), Kukulcan, el dios de la serpiente emplumada (que probablemente habría sido un éxito en una película de Hollywood), y Chaac, el dios de la lluvia (muy solicitado en épocas de sequía).
Pero mi favorito personal es Yum Kax, el dios del maíz. Según la mitología maya, fue gracias a este cereal que se creó el ser humano. Así que la próxima vez que comas unas palomitas en el cine, recuerda que estás masticando tu propio origen mitológico.
El mito de la creación: cuando los dioses jugaban a ser alfareros
Hablando de la creación del ser humano, los mayas tenían una historia fascinante al respecto. Según su mitología, los dioses Kukulcán, Tepeau y Cachulhña Huracán (sí, has leído bien, uno de los dioses se llamaba Huracán) decidieron crear al ser humano.
Su primer intento fue con barro. El resultado fue un ser que no podía hablar, caminar y se deshacía con la lluvia. Básicamente, crearon el primer muñeco de barro de la historia. Tras este fracaso, lo intentaron con madera, pero el resultado fue un ser sin alma ni inteligencia. Finalmente, en su tercer intento, usaron maíz y ¡bingo! Crearon al ser humano tal como lo conocemos.
Esta historia nos enseña dos cosas: primero, que incluso los dioses necesitan practicar antes de conseguir algo perfecto, y segundo, que según los mayas, somos básicamente palomitas con patas.
Hunab Ku: ¿el dios único de los mayas?
Uno de los temas más controvertidos en el estudio de la mitología maya es la figura de Hunab Ku. Algunos estudiosos lo consideran una invención posterior a la conquista española, una especie de «traducción» del dios cristiano al panteón maya.
Sin embargo, otros expertos argumentan que Hunab Ku era una deidad genuinamente maya, aunque su concepto pudo haber sido modificado o reinterpretado tras el contacto con los españoles.
Lo que sí parece claro es que Hunab Ku era considerado el dios supremo, una especie de «dios de dioses». Según algunas fuentes, era visto como un ser incorpóreo e irrepresentable, lo que lo diferenciaba de otras deidades mayas que sí tenían representaciones físicas.
Es interesante notar cómo este concepto de un dios supremo y abstracto coexistía con un panteón de dioses más «tangibles» y especializados. Quizás los mayas entendían mejor que nosotros que la realidad es demasiado compleja para ser explicada por una única entidad divina.
El colapso: un misterio aún por resolver
Uno de los aspectos más intrigantes de la civilización maya es su aparente colapso. Durante siglos, las grandes ciudades mayas fueron abandonadas, dejando tras de sí impresionantes ruinas que aún hoy nos maravillan.
Pero, ¿qué causó este colapso? Contrariamente a lo que sugieren algunas películas de Hollywood, no fue un apocalipsis repentino ni una invasión alienígena. Los expertos apuntan a una combinación de factores, incluyendo guerras internas, pérdida de rutas comerciales, sequías y enfermedades.
Es importante señalar que este «colapso» no significó el fin de la civilización maya. Muchas comunidades mayas continuaron existiendo, aunque de forma menos centralizada y monumental. De hecho, hay comunidades mayas que siguen existiendo hoy en día, manteniendo vivas muchas de sus tradiciones ancestrales.
Los mayas y la astronomía: más allá del calendario
Uno de los aspectos más conocidos de la civilización maya es su avanzado conocimiento astronómico. Su famoso calendario, que tanto revuelo causó en 2012 (spoiler: el mundo no se acabó), es solo la punta del iceberg de sus conocimientos celestes.
Los mayas eran capaces de predecir eclipses solares con una precisión asombrosa. De hecho, los eclipses jugaban un papel importante en su mitología y rituales. En la película «Apocalypto» de Mel Gibson, se muestra un eclipse solar como un elemento crucial de la trama. Aunque la película tiene muchas inexactitudes históricas (no, los mayas no hacían sacrificios humanos en masa como los aztecas), el uso del eclipse como un evento de gran importancia sí tiene base histórica.
Los mayas también eran capaces de calcular con gran precisión los ciclos de Venus, lo que les permitía planificar guerras y otros eventos importantes. Imagínate planificar tu agenda en función de los movimientos de un planeta. Y nosotros que nos quejamos cuando tenemos que sincronizar nuestros calendarios de Google.
Curiosidades
- Los mayas inventaron el concepto del cero de forma independiente a otras civilizaciones.
- Practicaban la modificación corporal: se limaban los dientes en formas puntiagudas y se hacían tatuajes.
- Creían que el cacao era un regalo de los dioses. Así que la próxima vez que comas chocolate, recuerda que estás degustando un manjar divino.
- Jugaban a un juego de pelota ritual donde a veces el capitán del equipo perdedor era sacrificado. Definitivamente, no era un deporte para los débiles de corazón.
- Construyeron ciudades con sistemas de alcantarillado y agua corriente siglos antes que muchas civilizaciones europeas.
EL INFRAMUNDO MAYA
Arqueólogos mexicanos creen haber descubierto en el estado de Yucatán la red subterránea de cuevas que los antiguos mayas creían daba a Xibalbá, el inframundo.
Los especialistas han hallado varios templos en estos espacios subterráneos de cuevas y cenotes (ríos sagrados) que, según el Popol Vuh, el libro de la mitología maya, conducía al mundo de los muertos, concebido como un espacio acuoso con casas.
Los arqueólogos creen que los espacios de culto hallados, que son construcciones muy elaboradas ubicadas en algunos casos en espacios de muy difícil acceso, como hoyos de hasta 40 metros, tenían como objeto reverenciar a Xibalbá.
Dentro de una de las cuevas se localizó una calzada de casi cien metros de largo, bien cimentada, similar a las del enclave maya de Chichén Itzá, considerado uno de los centros de esta cultura en la antigüedad.
Restos históricos
La calzada gira hacia donde se halla un cuerpo de agua, donde se encuentra una columna de estalactitas y estalagmitas que se asemeja a una ceiba, el árbol de la vida para los mayas. El camino termina en tres plataformas que llegan al agua. El patrón es similar al de la Cueva de Balakanché, en Chichén Itzá.
Varias de las cuevas presentan una especie de portal natural tapiado con piedras labradas, con un pequeño acceso que no llega al metro de altura. En estos espacios se hallaron restos óseos humanos y ofrendas funerarias, entre ellos una vasija de hace 1.900 años.
Hasta el momento, se han encontrado 14 de estos sitios con elementos rituales. El hallazgo parece confirmar lo asentado sobre las creencias mayas en fuentes históricas como el Popol Vuh, de acuerdo al INAH.
Las investigaciones se ampliarán para explorar los vestigios del culto subterráneo. En crónicas de 1562 sobre la persecución de la idolatría tras la conquista española se mencionan 17 cuevas y cenotes donde se efectuaban ritos mayas, de los que nueve han sido localizados por los arqueólogos.