El modo más respetuoso de recibir la Eucaristía es de rodillas y en la boca
Patricio Downes.- El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, volvió a recomendar a los fieles de su arquidiócesis que comulguen de rodillas y en la boca. No de pie y tomando la hostia con la mano. Como ya informó RD, el cardenal Cipriani había realizado esta afirmación en su programa semanal por tevé. Ahora lo repitió en la homilía dominical en la Basílica Catedral de Lima. Cipriani ha convertido a Lima en una «ciudad eucarística» con 70 capillas creadas especialmente para la adoración al Santísimo, construidas en ocasión del Año de la Eucaristía y la Misión Continental.
«Lima es una ciudad Eucarística con más de 70 capillas de Adoración al Santísimo, lugar donde está expuesto el Señor y al que tu puedes saludar, porque él te escucha y te ayuda. Hay que adorarlo y dejar que tu corazón se llene de gozo y de la belleza de su sabiduría», dijo en su homilía, publicada en el sitio web de la Arquidiócesis de Lima.
Luego explicó que la manera más solemne y recomendada de recibir la Comunión es de rodillas y en la boca. Y le hicieron caso, porque los fieles que participaron de la Santa Misa en la Iglesia Primada, recibieron la comunión bajo estas indicaciones. Cipriani no aconseja la forma actualizada de comulgar, en la que el fiel puede tomar la hostia con su propia mano y permanecer de pie ante el oficiante.
«El modo más respetuoso de recibir la Eucaristía es de rodillas y en la boca. Hay que recuperar el respeto y reverencia que merece la Eucaristía, porque el amor a Jesús es el centro de nuestra vida cristiana, te juegas el alma», dijo.
Finalmente, el Arzobispo de Lima animó a los fieles a cuidar el corazón de las impurezas y tentaciones, llevando una vida cristiana coherente.
«No permitas que entren impurezas en tu corazón porque los frutos serán corrupción y mentira. Donde está tu tesoro está tu corazón; pero, ¿cuál es tu tesoro?, ¿la salvación y el amor a Dios, a tu hijos? Pon en tu corazón esos tesoros, porque donde está tu corazón está tu vida. Por eso, le pedimos a María: danos un corazón sencillo y limpio que se conmueva con la belleza de Cristo», finalizó.