El cardenal Ortega se enfrenta a Raúl Castro
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La Iglesia Católica advirtió que la economía cubana corre el riesgo de colapso y pidió reformas al gobierno de Raúl Castro, quien para enfrentar la crisis impulsa un plan de ajuste, sustitución de importaciones y aumento de la eficiencia y la producción.
«La situación económica de Cuba se ha tornado bastante complicada y con visos de caer en picada (…) se ve ahora enfrentada, debido a sus desequilibrios internos, y atenazada por la difícil situación mundial, a un entorno muy preocupante», según la nueva edición de la revista «Palabra Nueva» de la Arquidiócesis de La Habana, encabezada por el cardenal Jaime Ortega, que se distribuye a fines de enero.
La política del Gobierno «ha estado marcada por una falta de definición tanto de perspectiva como de medios, secuestrada por la recentralización ideológica que quiere mantener a toda costa un orden de cosas que ahoga al país».
«Ahora, enfrentado a la severa crisis mundial, parece hacer aguas y sólo tiene como arsenal de respuesta las afirmaciones utópicas y el reajuste vía reducción fuerte de gastos que puede llevar a un colapso socioeconómico», según el artículo, del sacerdote y máster en Ciencias Económicas, Boris Moreno.
Tras un crecimiento económico de 1,4% en 2009 -de 6% previsto-, el gobierno admitió una grave crisis de liquidez y proyectó un discreto 1,9% para 2010, con medidas de ahorro, recorte de gasto social, y priorización a las inversiones en sectores que generan divisas.
La revista católica, crítica a menudo con el gobierno, sugirió como medidas de «mínimo acceso» la promoción de la pequeña y mediana empresa, seguridad para la inversión extranjera, que el gobierno permita a los ciudadanos «opinar sin que «implique represalias», promover las exportaciones, unificación de la moneda, una reforma empresarial y entrada de capitales.
Pero a juicio de Moreno «no se vislumbra ninguna señal» de los cambios que anunció Raúl Castro tras relevar a su hermano Fidel hace más de tres años y «la desesperanza» y la crisis podrían «romper la frágil cohesión social».
Raúl Castro, de 78 años, dice tener conciencia de las esperanzas de los cubanos sobre cambios profundos y rápidos, pero advirtió recientemente que «no puede haber espacio a los riesgos de la improvisación y el apresuramiento», para preservar el modelo socialista.
El gobierno pide a los cubanos trabajo, disciplina y realismo. «Necesitamos ser exactos, racionales en todos nuestros gastos (…) si no lo hacemos así y empezamos a pedir más y más, llega un momento que no hay más», dijo el domingo el vicepresidente José Ramón Machado.
La situación que enfrenta la economía cubana (95% en manos del Estado) obedece al arrastre de ineficiencias internas, burocracia y corrupción, a la crisis internacional, las secuelas de tres huracanes en 2008 y el embargo de Estados Unidos, señalan las autoridades.
Pese a que el gobierno busca impulsar la eficiencia con el pago por rendimiento laboral, la productividad decreció 1,1% en 2009. Persiste la burocracia, los robos al Estado para nutrir el mercado negro y el desestímulo porque el salario medio es de 20 dólares al mes, en una sociedad habituada al paternalismo estatal, con salud y educación gratis, y servicios subsidiados.
«Los llamados a trabajar duro y con eficiencia no lograrán cambiar la situación. Las condiciones socioeconómicas de un país no cambian por los discursos o por decretos», destacó Palabra Nueva.
El gobierno dice tener claro que la prioridad es garantizar la alimentación, por lo que continuará la entrega de tierras ociosas y comenzó en algunas provincias a autorizar pequeñas ventas de productos agrícolas.
(RD/Afp)