Su pobreza le permitió a Jesús ser libre y denunciar todo tipo de avaricias
(Patricio Downes).-«Hoy día los imperios crucifican a pueblos enteros para obtener sus objetivos«, dijo el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga en el Via Crucis central de Tegucigalpa, la capital de Honduras. «Los imperios de hoy se rifan a los países, los bienes que pertenecen a todos. Nada quieren dejar para los pobres, sólo la miseria y el hambre«.
Su mensaje tuvo un hondo contenido social durante el Via Crucis que encabezó el cardenal entre las iglesias de San Francisco y de El Calvario, en calles alfombradas de aserrín colorido y flores, que forman figuras sacras realizadas por jóvenes voluntarios.
El miércoles, en Yuscarán, la tierra de su infancia y de sus vacaciones de verano cuando estudiaba en el seminario, defendió al Papa Juan Pablo II. Fue en una misa crismal anticipada para que el cardenal pudiera celebrar la ceremonia central el jueves.
Según los diarios El Heraldo y La Tribuna, de Tegucigalpa, y La Prensa, de Juan Pedro Sula, el jueves santo dijo que la infidelidad sacerdotal al celibato y a la castidad «es la prueba más dura que la Iglesia está atravesando en este momento«. Pero defendió a los sacerdotes señalando que «es injusto y es falso» desprestigiar a la mayor que vive con fidelidad al Señor.
«El encarnizamiento de los medios de comunicación lo escuchamos con dolor, pero a la larga obtendrá el efecto contrario al deseado por ellos, incluso esto que estoy diciendo tal vez va a ser el único titular que van a destacar», reflexionó.
Ya en el viernes santo, según los medios hondureños, recordó que «la cruz era para los romanos el peor instrumento de muerte, aplicado a todo el que se opusiera al imperio. Ahora, todo lo que se oponga al sistema económico, político o cultural va a tener que cargar la cruz, el egoísmo, la incertidumbre, el rechazo«.
Rodríguez Maradiaga agregó que «la ambición es origen de la corrupción, del robo, de la acumulación de la tierra, de las casas, del poder económico y del poder político». E indicó que su pobreza le permitió a Jesús «ser libre y denunciar todo tipo de avaricias».
«Hoy -señaló- se despoja a tantas personas de sus casas cuando no tienen cómo pagar o cuando se les cobra más de lo debido. Se despoja al obrero de su salario, al joven de su fuerza de trabajo; todo lo que pueden quitar al ser humano, menos la dignidad de hijo de Dios».
«Cuántas cruces se imponen a los pobres hoy día, cuántas cruces se imponen al inocente», dijo. También cuestionó a los que «procuran el aborto y que matan a los hijos inocentes en una nueva versión de Herodes».
Rodríguez Maradiaga se refirió asimismo a los que «se arrodillan, no ante el verdadero Dios, sino ante los ídolos del poder, del placer sin reglas morales, del poseer aunque hayan robado, del prestigio a cualquier precio».