El cardenal de Buenos Aires era entonces superior de los jesuitas

Bergoglio: «Hice lo que pude para abogar por las personas secuestradas»

Fueron liberados "primero, porque no pudieron acusarlos de nada y, segundo, porque nos movimos como locos"

Según el diario Clarín, copias de artículos con la acusación a Bergoglio aparecieron en las casillas de correo electrónico de los cardenales poco antes de la votación del cónclave

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, negó haber colaborado con el secuestro de dos curas en 1976, al instalarse la Dictadura en el país, en su primera respuesta pública a una acusación que desde hace años le hacen organismos de derechos humanos.

«Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba para abogar por las personas secuestradas», afirmó el religioso, según el libro «El jesuita», citado este domingo por la prensa local.

El periodista Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), sostiene que Bergoglio, como el superior de los jesuitas en Argentina, quitó el apoyo a dos curas de su orden después de que éstos se negaran a abandonar la tarea pastoral en un asentamiento.

La acusación, reiterada en numerosos artículos, afirma que al informar que los sacerdotes ya no tenían el amparo de la Iglesia, quedó el camino expedito para que fueran blanco de los grupos militares que secuestraban militantes sociales y políticos, y así ocurrió.

Según fuentes del Vaticano, Bergoglio, de 73 años, fue en 2005 el cardenal más votado después de Joseph Ratzinger en la elección del Papa, aunque se excusa de hablar de ello porque los participantes del cónclave juran mantener el secreto.

Según el diario Clarín, copias de artículos con la acusación a Bergoglio aparecieron en las casillas de correo electrónico de los cardenales poco antes de la votación.

Los sacerdotes secuestrados por un grupo de tareas de la Marina fueron los jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes fueron liberados tiempo después. Un tercero, Luis Dourrón, que trabajaba con ellos, eludió la captura.

Bergoglio afirmó en el libro, obra de los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubín, que fueron liberados «primero, porque no pudieron acusarlos de nada y, segundo, porque nos movimos como locos» desde el mismo día en que los llevaron.

El dignatario contó que llegó a estar dos veces con el dictador Jorge Videla a quien planteó su preocupación por la suerte de los sacerdotes, y que vio otras tantas veces al almirante Emilio Massera, integrante de la Junta de gobierno.

Destaca asimismo que Jalics, quien vive en el exterior, lo visita cuando viene al país. (RD/Agencias)

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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