(Patricio Downes) El cardenal Jorge Bergoglio dijo que en la Argentina «una concepción errada de la patria como don, deja de lado a niños y ancianos», al inaugurar la asamblea plenaria del Episcopado. Bergoglio, severo crítico de la corrupción y modales agresivos y de presión a las instituciones que atribuye al gobierno del matrimonio Kirchner, aludió sin nombrar al grave problema que afectará a pequeños alumnos de escuelas católicas.
Este fin de semana, se supo que casi 300.000 chicos de escasos recursos dejarán de percibir una ayuda de 180 pesos (algo más de 50 euros) porque proceden de colegios católicos. La Iglesia sostiene que se trata de alumnos de escuelas parroquiales donde no se pagan altas cuotas o en las que los alumnos están becados. Pese a ello, el gobierno les niega el subsidio llamado «universal» otorgado por el Gobierno.
Paradójicamente esta ayuda «universal» fue impulsada por el presidente de la Pastoral Social de la Iglesia Católica, monseñor Jorge Casaretto. Fue el mismo obispo de San Isidro quien impulsó el Plan Jefes y Jefas de Hogar que cubre a unos 4 millones de personas, junto a otros planes de ayuda, y que se ha convertido en una formidable herramienta política capaz de influir en el electorado más pobre.
«Hoy, al recordar el don que hemos recibido, que hemos de hacer crecer en el presente y proyectarlo al futuro, vemos con dolor que niños y ancianos no son suficientemente cuidados, respetados; son dejados de lado… porque nos tientan el funcionalismo y la eficacia de un presente sin pasado ni futuro», dijo el cardenal de Buenos Aires.
El arzobispo porteño, frente a un centenar de obispos de toda la Argentina, resaltó en su homilía el inicio de una celebración del bicentenario que arrancará con el recuerdo de la Revolución de Mayo y finalizará con el bicentenario de la declaración de la independencia el 9 de julio de 2016.
«Hoy, al rezar por la Patria, pedimos la gracia de saber cuidar a nuestros ancianos y a nuestros niños por el eficientismo, el consumismo, el hedonismo, no los transformen en material de experimento y de descarte de un presente egoísta. Que la Patria se sienta más Patria reconociéndoles dignidad y fomentando sus derechos», dijo Bergoglio.
El arzobispo encomendó a niños y ancianos a la Virgen de Luján, con filial ternura, y señaló que la intención del Episcopado es «comenzar la asamblea en esta Catedral, a pocos metros del Cabildo, para rezar por la Patria en el comienzo de estos seis años de conmemoración del bicentenario de la Independencia».
Pidió luego orar por la patria como «un don que hemos recibido, que debemos hacerlo crecer según su identidad y dejarlo como herencia a los que nos siguen; un don que nos llega del pasado y que, con nuestra vida y nuestro trabajo, asumimos como tarea; un don a entregar, acrecentado, en su identidad fundante».
El cardenal rogó orar «para que este don no se estanque en recuerdos estáticos ni tampoco para que, en utopías que nada tienen que ver con lo que hemos recibido, termine siendo una Patria sin raíces. Ni un pasado clausurado, ni un presente sin conexión con él, ni un futuro desarraigado».
«Orar por la Patria supone una dimensión religiosa: toca a la virtud de la piedad para con nuestros mayores y nuestros hijos. Por ello, en esta oración, pensamos en nuestros ancianos y en nuestros niños de hoy. Ambos constituyen el futuro de un pueblo. Los niños porque son quienes llevarán adelante la historia; los ancianos porque nos transmiten la sabiduría de nuestra identidad».