Ante el ataque de un periodista que lo llamó "timorato" en el Nuevo Herald de Miami

El cardenal Ortega, defendido por una revista católica de Cuba

Respaldan su labor en favor de las Damas de Blanco y su posición frente al gobierno cubano

El cardenal Ortega, defendido por una revista católica de Cuba
Cardenal Jaime Ortega, luego de la misa con las Damas de Blanco.

(Patricio Downes).- La revista Palabra Nueva de la Arquidiócesis de La Habana respondió con dureza un artículo de El Nuevo Herald de Miami, EE.UU., donde se llama «cardenal timorato» al cardenal y arzobispo de la capital cubana, Jaime Ortega. En el mismo sitio de la revista que edita Espacio Laical de la Arquidiócesis de La Habana, se recuerda que el cardenal intercedió ante el gobierno de Raúl Castro por las Damas de Blanco, esposas, hijas y madres de presos políticos.
Desde hace siete años, las Damas de Blanco asisten cada domingo a misa en la parroquia Santa Rita y desde allí marchan varias cuadras por la Quinta Avenida de Miramar, en protesta por el encarcelamiento de sus familiares. Tras la dura represión contra ellas, en varios domingos de abril, las autoridades de Cuba informaron al cardenal que ya no serían molestadas. El 1 de mayo, el propio cardenal se reunió con Las Damas de Blanco y se ofreció como garante, celebrando él mismo en Santa Rita la misa del domingo a las 10 de la mañana.
Firmada por Orlando Márquez, uno de los directivos de la revista arquidiocesana, la revista Palabra Nueva le dedica un «¿Cuenta cuentos Oppenheimer?», en alusión al periodista argentino radicado en Estados Unidos, Andrés Oppenheimer, de reconocida militancia anticastrista.
La nota completa escrita por Márquez en defensa del cardenal puede leerse en http://palabranueva.net/contens/pn_notic.htm#1015
Señaló Márquez que, desde afuera de Cuba, se suele escribir o hablar de diferentes formas y que «uno puede percibir ciertamente que algunos han sido escritos desde el dolor, no pocos desde la ignorancia, y unos cuantos con la ponzoña «heroico-patriótica» de la distancia».
Oppenheimer, en el diario norteamericano, había señalado su nula «admiración» por el cardenal Ortega y que éste comenzó «a manifestarse un poco más explícitamente en contra de los más flagrantes abusos de la dictadura cubana. Pero lo está haciendo tímidamente y muy tarde». También lo acusó el periodista argentino-estadounidense de haber mantenido una «bochornosa pasividad» ante el régimen que gobierna la isla desde hace medio siglo.
La revista desafía a Oppenheimer a encontrar alguna persona en Cuba, eclesiástica o no, «que haya sido -¡dentro de Cuba!- tan consecuentemente crítica con los males de la sociedad cubana durante más de veinte años, al tiempo que se empeña en ver el lado bueno del cubano y mantiene la palabra que invita al diálogo y a la reconciliación entre todos sin distinción».
Entre otros temas, el editor de Palabra Nueva, le recuerda al periodista argentino-estadounidense las recientes declaraciones de Ortega a la misma revista. En dicho reportaje el cardenal rechazó -señaló Márquez- «los intentos de la Oficina de asuntos religiosos del Partido Comunista cubano por instrumentar una política oficial que uniforme y aglutine bajo el mismo paraguas a cuanta manifestación religiosa o pararreligiosa exista en Cuba»
Agregó «la negativa eclesial a sumarse a una alianza estratégica entre marxistas y cristianos para poder desarrollar su misión en Cuba (lo cual enfatiza la firme postura de la Iglesia como institución independiente dentro de Cuba)».
Entre otros asuntos, mencionó el firme llamado del Episcopado al gobierno de Cuba en favor de la vida y la libertad de los presos políticos. También «el llamado al diálogo entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos; hacerse eco del clamor popular por la urgencia de los cambios en la Isla ; recordar el llamado del episcopado cubano a las autoridades a proteger la vida de los presos tras la muerte de Zapata Tamayo; la condena tajante a los actos de repudio contra las Damas de Blanco».
Mencionó además, de parte del cardenal Ortega, «la reiteración -ahora pública- a favor de liberar todos los presos políticos, hasta el llamado a la reconciliación de todos los cubanos-, el premiado editor del Herald prefiere recrearse en una sola frase expuesta por el cardenal para sustentar con ella la poca admiración que le provoca el arzobispo de La Habana».

 

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