Se trata de los "falsos positivos", como se denomina a presuntos actos de servicio que en realidad fueron matanzas

Pedido católico para que se investiguen matanzas durante la gestión de Uribe en Colombia

Las víctimas, entre ellas 59 niños, llegan a 2.077 según la Fiscalía General

Pedido católico para que se investiguen matanzas durante la gestión de Uribe en Colombia
Madrid Malo: Los falsos servicios encubren crímenes.

(Patricio Downes) El abogado y profesor católico Mario Madrid-Malo Garizábal pidió a los votantes que irán pronto a las urnas en Colombia que no olviden las «situaciones de violencia sistemática» de los últimos ocho año. Entre ellas mencionó los «falsos positivos», una definición bajo la cual las fuerzas represivas ocultan matanzas, a menudo de inocentes, incluidos mujeres y niños.
En una nota publicada en la revista «El Catolicismo», Mario Madrid-Malo G., pide «No hay que olvidar los «falsos positivos» ocurridos durante la gestión de Alvaro Uribe.
Madrid-Malo señaló que «en agosto de 2009 la Fiscalía General declaró que investiga más de 800 casos de efectivos del Ejército a quienes se imputa la comisión de ejecuciones extrajudiciales falsamente presentadas como actos de servicio. Hoy se sabe que el número de las personas víctimas de los «falsos positivos» llega a 2.077 y que entre ellas figuran 59 niños».

El texto del agudo artículo de este pensador católico, es el que sigue:

A la hora de ir a las urnas electorales con el fin de escoger el sucesor de Álvaro Uribe -ya faltan pocas semanas para ello- no hay que olvidar las situaciones de violencia sistemática padecidas por el país durante los últimos ocho años. Y una de esas situaciones ha sido la de los «falsos positivos».
A la hora de ir a las urnas electorales con el fin de escoger el sucesor de Álvaro Uribe -ya faltan pocas semanas para ello- no hay que olvidar las situaciones de violencia sistemática padecidas por el país durante los últimos ocho años. Y una de esas situaciones ha sido la de los «falsos positivos».

En el lenguaje cuartelero que se utiliza en nuestra tierra -cada vez más extendido entre los civiles- un «positivo» es el hecho cuya realización conduce a la eliminación o a la captura de un infractor de la ley penal por servidores de la fuerza pública. Todo «positivo» se anota en los registros oficiales como un nuevo éxito del Estado en su lucha contra la criminalidad.

Contagiados por la jerga castrense, desde hace algún tiempo los periodistas colombianos usan la expresión «falso positivo» -de autor desconocido- para referirse a cierto delito perpetrado por hombres inmersos en el abuso criminal del poder.

Un «falso positivo» no es otra cosa que el homicidio cometido por miembros de las fuerzas militares dentro de la circunstancia prevista en el ordinal 7º del artículo 104 del Código Penal: «Colocando a la víctima en situación de indefensión o inferioridad, o aprovechándose de esta situación». El «falso positivo» se realiza para presentar al occiso como delincuente dado de baja en cumplimiento del deber, logrando así que su matador reciba de los superiores jerárquicos gratificaciones de diversa índole (premios en dinero, permisos, ascensos, etc.)

Para el derecho internacional de los derechos humanos un «falso positivo» es una ejecución extrajudicial: la muerte injustificada de un ser humano por acto arbitrario y deliberado de servidores públicos o de individuos de condición particular que obran bajo la instigación de las autoridades, con su complicidad o con su tolerancia.

Para el derecho internacional humanitario un «falso positivo» es el asesinato de una persona que no participa directamente en las hostilidades (o ha dejado de participar en ellas) por individuos cuya conducta mortífera se realiza con ocasión o en desarrollo de un conflicto armado.

Aunque sólo a finales de 2008 aceptó el gobierno colombiano que en el país se dan «falsos positivos», los informes periódicos de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos habían señalado, desde el 2005, la existencia de «casos de ejecuciones extrajudiciales de personas cuyos cuerpos fueron posteriormente presentados a los medios como los de guerrilleros o paramilitares abatidos en combate». Esos informes nunca interesaron ni a los dos ministros de defensa de aquel tiempo (Camilo Ospina y Juan Manuel Santos) ni al presidente Uribe.

En agosto de 2009 la Fiscalía General declaró que investiga más de 800 casos de efectivos del Ejército a quienes se imputa la comisión de ejecuciones extrajudiciales falsamente presentadas como actos de servicio. Hoy se sabe que el número de las personas víctimas de los «falsos positivos» llega a 2.077 y que entre ellas figuran 59 niños.

Los «falsos positivos» son el fruto podrido de una estrategia antisubversiva planeada y ejecutada al margen de las leyes y costumbres de guerra, sin respeto alguno por la inviolabilidad de la vida humana y en aplicación de la doctrina neonazi de la seguridad nacional. Los responsables de tal estrategia deben ser vistos como enemigos del género humano.

Para votar correctamente hay que tener buena memoria, porque los peores gobiernos se originan en la voluntad de electores amnésicos. El filósofo Jorge Santayana advirtió: «Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo».

 

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