Monseñor Ezzati -visitador del Papa ante los Legionarios de Cristo- logró el fin de la huelga de hambre de prisioneros

La Iglesia de Chile, clave mediadora en el final de la huelga de hambre mapuche

Son 28 comuneros mapuches presos en las cárceles de Concepción, Lebu y Temuco a los que el gobierno no aplicará la ley antiterrorista chilena

La Iglesia de Chile, clave mediadora en el final de la huelga de hambre mapuche
Monseñor Ezzati y representantes de la comunidad mapuche, al anunciar el éxito de la mediación de la Iglesia.

(Patricio Downes) «Experto en humanidad» fue el título con el que el ministro de Salud de Chile, Jaime Mañalich, agradeció la gestión del obispo de Concepción, Ricardo Ezzati, la gestión de diálogo para que los comuneros mapuches de las cárceles de Concepción, Lebu y Temuco, pusieran fin el viernes pasado a 82 días de huelga. La noticia del fin de la huelga que puso en riesgo la vida de los ayunantes fue dada por el propio obispo Ezzati -también visitador de las comunidades de los Legionarios de Cristo en Chile y Argentina- junto a la representante indígena Natividad Llanquileo y el subsecretario de la presidencia de Chile, Claudio Alvarado.
El acuerdo alcanzado establece que el Ejecutivo desistirá de todas las causas por Ley Antiterrorista que se llevan a cabo en los tribunales del país.
«Hace algunas horas comunicamos esta resolución a los representantes de los comuneros en huelga de hambre, quienes nos han señalado la decisión de sus representados de deponer la huelga de hambre de forma inmediata», indicó monseñor Ezzati, según informaron la Conferencia Episcopal de Chile y el obispado de Concepción en sus páginas web, además de las agencias de noticias.

Luego de concluir la huelga de hambre de 28 comuneros mapuches, en el país, con la firma de un Documento de Acuerdo, Monseñor Ricardo Ezzati ha continuado colaborando activamente en las gestiones para que un grupo de 10 comuneros mapuches de Angol termine con su movimiento. El fin de semana recibió al ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien agradeció a Monseñor Ezzati su tarea de facilitador y dijo que es un «experto de humanidad».
Entre las diversas acciones realizadas por nuestro Pastor, el fin de semana recibió en su residencia al ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien le informó de la situación de los comuneros en Concepción y los procesos de realimentación a que fueron sometidos tras la prolongada huelga de hambre. En ese momento, a la salida de la visita, Monseñor Ezzati dijo a la prensa que haber logrado el acuerdo en Concepción había sido una demostración de racionalidad y fruto del camino del diálogo. Esto es lo que informó su obispado.
«Creo que esta es la demostración que la racionalidad es el camino y que el diálogo es la metodología para llegar a conclusiones positivas. Yo he afirmado muchas veces que la violencia no conduce a nada, que sólo a través del diálogo se pueden lograr acuerdos que valgan la pena. Entre todos hemos tenido un diálogo que ha conducido a una buena solución del problema, esperando muy de corazón que luego también los comuneros de Angol puedan considerar que el camino hecho, un camino positivo, hecho también con ellos, y que conociendo el documento, puedan asumirlo».
En ese sentido, afirmó que «estoy dispuesto a viajar a Angol, porque la tarea mía es hacer puente, pero tengo que decir que en este tema estamos trabajando en íntima unión con el Obispo de Temuco (Mons. Camilo Vial), en cuya jurisdicción se encuentra Angol. Mi llamado es que la racionalidad prime sobre las pasiones, a que la vida triunfe sobre la muerte, o el deterioro de la
Monseñor comentó, además que «yo creo que aquí nadie ha cedido, el Gobierno no ha cedido, los comuneros no han cedido, simplemente se encontraron puntos de convergencia, fruto del diálogo. Siempre que se dialoga hay que buscar el punto de convergencia. Y el punto de convergencia no es renuncia. Es caminar hacia objetivos que son buenos, favorables y van solucionando los problemas».
Asimismo, se refirió al concepto de el «camino inviable». «Lo han reconocido todos: desde Naciones Unidas al Gobierno a las autoridades de Justicia, al Ministerio Público, a los personeros del Congreso y lo han reconocido también los mismos comuneros de Angol. Conversando justamente con el lonco, el me decía que se había ido más allá de las peticiones que eran racionales y jurídicas. Todo el mundo ha visto que ése no era un camino viable. La sabiduría es reconocer también los propios errores y el que reconoce sus propios errores nunca se humilla, al contrario, significa su propia racionalidad: «yo me he equivocado» y de una equivocación puede salir también la rectificación del camino y la búsqueda de la verdad. Estoy esperanzado en la voluntad de llegar a la solución del problema y a la voluntad de defender la vida».
El ministro de Salud explicó que su visita a la zona obedecía a saber que los comuneros que han depuesto la huelga de hambre, conocieran el diseño de un protocolo de realimentación y conversar con los expertos de salud de la zona. «Se trata de un programa que tiene que ser muy cuidadoso. De acuerdo a sus condiciones, la mayoría debe ser hospitalizada. La situación no es tan simple, porque los comuneros se niegan a tomarse exámenes de sangre. Se les está entregando suplementos vitamínicos y proteicos, con una dieta líquida enriquecida, con fórmulas especialmente preparadas. En los primeros días ellos recibirán una dieta de 800 calorías y de ahí ir aumentando, porque si esto se hace muy rápido se producen problemas en el hígado, en los intestinos, y cardíacas».
Al concluir su visita, el ministro Mañalich expresó: «No puedo dejar pasar la oportunidad, para decir que ha sido un gran honor conversar con Monseñor Ezzati. Yo he usado dos figuras para agradecer su gestión que ha sido silenciosa y heroica. Es la imagen del Buen Pastor que va por sus ovejas, las cuida y las recoge aunque estén lejanas. Y la imagen también usada por el Papa Pablo VI de que la Iglesia es experta en humanidad y Monseñor Ezzati se ha mostrado como un experto de humanidad, capaz de construir redes y mantener puentes. Como el mismo lo decía, abiertos para la conversación y, en definitiva, ha ayudado a construir un tramado de confianza, que está poniendo término a un proceso doloroso para todos los chilenos».

 

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