"Ahora ya no caminamos encorvados, ya no bajamos la cabeza ante los poderosos, gracias Tatic"
Unos 5.000 indígenas del estado mexicano de Chiapas, sureste de México, se concentraron hoy para despedir al obispo Samuel Ruiz, conocido por su intermediación en el conflicto zapatista y por su defensa de los derechos de los más necesitados.
El conocido como «obispo de los pobres» fue enterrado en una multitudinaria celebración que tuvo lugar en la Catedral de San Cristóbal de las Casas, donde descansarán sus restos mortales.
Durante la concentración en la plaza principal frente al templo, el nuncio apostólico Cristophe Pierre encabezó las exequias en una emotiva ceremonia que incluyó elementos autóctonos que Ruiz adopto de las culturas chiapanecas en los 40 años que estuvo al frente de la diócesis.
En la ceremonia se leyeron textos bíblicos en lenguas tzotzil, tzeltal, se hicieron peticiones en chol, tojolabal y zoque, las principales lenguas originarias, además de quiché, de Guatemala.
Además se hizo sonar el caracol, algo que se acostumbra en las ceremonias en las comunidades.
Al comenzar la ceremonia, el representante del Papa leyó el pésame del Vaticano, firmado por el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, quien recordó que el obispo fallecido el pasado lunes participó en el Concilio Vaticano II.
En el concilio Vaticano II, celebrado en los primeros años de la década de 1960, fue la reunión donde nació la llamada «teología de la liberación» o como la denominaban los obispos «la iglesia de los pobres», opción de la que Ruiz fue un destacado representante en México.
En nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) habló su vicepresidente, Rogelio Cabrera López, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, quien estuvo acompañado de unos diez obispos, entre ellos Alvaro Ramzzini, obispo de San Marcos Guatemala y amigo de Samuel Ruiz.
Cabrera destacó la labor de Ruiz García como la de un promotor incansable de la paz y una voz clara de la justicia», además de su «liderazgo para promover la paz y los derechos humanos en México y en sus ponencias a nivel internacional».
«La presencia multitudinaria indígena, es garantía de que lo que hizo en nombre de Dios seguirá adelante», dijo el religioso.
Durante la misa se escucharon los sones de la marimba chiapaneca, que acompañaron las oraciones y cánticos religiosos en las cinco distintas lenguas indígenas que integran la diócesis y los testimonios de amor hacia quien bautizaron como «Tatik», padre bueno en su lengua.
También participó un indígena del pueblo Quiche de Guatemala, quien agradeció el apoyo del obispo a los más de 40.000 refugiados guatemaltecos durante la guerra en su país.
El padrenuestro fue rezado de manera simultánea en español, tsotsil, tzeltal, chol, zoque, tojolabal y otras lenguas extranjeras.
El titular de la diócesis, Felipe Arizmendi, agradeció a su antecesor «por haber hecho conciencia desde 1975 que quien no asuma esta opción por los pobres no tiene lugar en esta diócesis».
Recordó que el obispo, ordenado hace 51 años en el mismo templo donde fue mediador de los diálogos entre la guerrilla del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno mexicano, afirmaba que habría de esperar el «juicio final» para conocer si verdaderamente su vida fue de servicio.
«Pero las filas interminables de quienes han querido darte su último adiós en tu féretro en estos dos días, sobre todo de tantos indígenas, mujeres y marginados, nos dan el juicio de los pobres, y nos demuestran claramente que fuiste luz y sal que trató de darle sabor al mundo», agregó.
Uno de los sobrevivientes de la masacre de Acteal, donde murieron 45 personas en 1997, dijo que sin el obispo los indígenas seguirían «esclavizados y ciegos por el mal gobierno».
«Ahora ya no caminamos encorvados, ya no bajamos la cabeza ante los poderosos, gracias Tatik«, agregó.
Tras las ceremonia, un grupo de familiares, colaboradores cercanos y jerarcas religiosos ingresó a la Catedral para depositar el féretro en el sitio donde descansará para siempre.
Los miles de indígenas concentrados en la plaza pudieron observar desde la plaza toda la ceremonia a través de una pantalla gigante.(RD/Efe)