"Cuidamos la niñez como nuestra mayor esperanza, alentamos a la juventud sin ningún paternalismo", dijo Raúl Castro
La lluvia deslució un tanto la despedida de Benedicto XVI de Cuba. Un viaje que quedará marcado por las palabras del Papa en la misa conclusiva -«Cuba y el mundo necesitan cambios»-, pero especialmente por el encuentro entre el Pontíice y Fidel Castro.
Benedicto XVI pidió este miércoles al gobierno cubano que nadie en la isla sufra «limitación de sus libertades fundamentales«, al finalizar una visita pastoral de tres días a Santiago de Cuba y La Habana.
Al destacar la necesidad de «cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada» en la isla comunista, el papa demandó «que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales».
El Papa mencionó durante su despedida algunas palabras sobre la vida de Jesucristo y agradeció el interés y la generosidad de las autoridades y gobierno de Cuba por permitir su visita para llevar el mensaje de dios.
Abogó por la convivencia humana nacional e internacional y dijo que las diferencias y conflictos se han de solucionar a través del diálogo. Expresó sus bendiciones para el pueblo de Cuba. «Hasta siempre Cuba, que Dios bendiga tus destinos«, dijo.
El Presidente de Cuba, Raúl Castro, ofreció unas palabras durante el acto de partida del Papa Benedicto XVI de la isla. «Cuidamos la niñez como nuestra mayor esperanza, alentamos a la juventud sin ningún paternalismo«, dijo. Reconoció la redención patriótica de la Revolución Cubana.
Éste es el discurso de despedida del Pontífice:
Señor Presidente,
Señores Cardenales y queridos Hermanos en el Episcopado,
Excelentísimas Autoridades,
Señoras y Señores,
Amigos todos,
Doy gracias a Dios, que me ha permitido visitar esta hermosa Isla, que tan profunda huella dejó en el corazón de mi amado Predecesor, el Beato Juan Pablo II, cuando estuvo en estas tierras como mensajero de la verdad y la esperanza. También yo he deseado ardientemente venir entre ustedes como peregrino de la caridad, para agradecer a la Virgen María la presencia de su venerada imagen en el Santuario del Cobre, desde donde acompaña el camino de la Iglesia en esta Nación e infunde ánimo a todos los cubanos para que, de la mano de Cristo, descubran el genuino sentido de los afanes y anhelos que anidan en el corazón humano y alcancen la fuerza necesaria para construir una sociedad solidaria, en la que nadie se sienta excluido. «Cristo, resucitado de entre los muertos, brilla en el mundo, y lo hace de la forma más clara, precisamente allí donde según el juicio humano todo parece sombrío y sin esperanza. Él ha vencido a la muerte – Él vive – y la fe en Él penetra como una pequeña luz todo lo que es oscuridad y amenaza» (Vigilia de oración con los jóvenes. Feria de Friburgo de Brisgovia, 24 septiembre 2011).
Agradezco al Señor Presidente y a las demás Autoridades del País el interés y la generosa colaboración dispensada para el buen desarrollo de este viaje. Vaya también mi viva gratitud a los miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, que no han escatimado esfuerzos ni sacrificios para este mismo fin, y a cuantos han contribuido a él de diversas maneras, en particular con la plegaria.
Me llevo en lo más profundo de mi ser a todos y cada uno de los cubanos, que me han rodeado con su oración y afecto, brindándome una cordial hospitalidad y haciéndome partícipe de sus más hondas y justas aspiraciones.
Vine aquí como testigo de Jesucristo, convencido de que, donde él llega, el desaliento deja paso a la esperanza, la bondad despeja incertidumbres y una fuerza vigorosa abre el horizonte a inusitadas y beneficiosas perspectivas. En su nombre, y como Sucesor del apóstol Pedro, he querido recordar su mensaje de salvación, que fortalezca el entusiasmo y solicitud de los Obispos cubanos, así como de sus presbíteros, de los religiosos y de quienes se preparan con ilusión al ministerio sacerdotal y la vida consagrada. Que sirva también de nuevo impulso a cuantos cooperan con constancia y abnegación en la tarea de la evangelización, especialmente a los fieles laicos, para que, intensificando su entrega a Dios en medio de sus hogares y trabajos, no se cansen de ofrecer responsablemente su aportación al bien y al progreso integral de la patria.
El camino que Cristo propone a la humanidad, y a cada persona y pueblo en particular, en nada la coarta, antes bien es el factor primero y principal para su auténtico desarrollo. Que la luz del Señor, que ha brillado con fulgor en estos días, no se apague en quienes la han acogido y ayude a todos a estrechar la concordia y a hacer fructificar lo mejor del alma cubana, sus valores más nobles, sobre los que es posible cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada. Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales. Situación que se ve agravada cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del País pesan negativamente sobre la población.
Concluyo aquí mi peregrinación, pero continuaré rezando fervientemente para que ustedes sigan adelante y Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan la justicia y la libertad, en un clima de serena fraternidad. El respeto y cultivo de la libertad que late en el corazón de todo hombre es imprescindible para responder adecuadamente a las exigencias fundamentales de su dignidad, y construir así una sociedad en la que cada uno se sienta protagonista indispensable del futuro de su vida, su familia y su patria.
La hora presente reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional, se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración. Las eventuales discrepancias y dificultades se han de solucionar buscando incansablemente lo que une a todos, con diálogo paciente y sincero, comprensión recíproca y una leal voluntad de escucha que acepte metas portadoras de nuevas esperanzas.
Cuba, reaviva en ti la fe de tus mayores, saca de ella la fuerza para edificar un porvenir mejor, confía en las promesas del Señor, abre tu corazón a su evangelio para renovar auténticamente la vida personal y social.
A la vez que les digo mi emocionado adiós, pido a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que proteja con su manto a todos los cubanos, los sostenga en medio de las pruebas y les obtenga del Omnipotente la gracia que más anhelan.
¡Hasta siempre, Cuba, tierra embellecida por la presencia materna de María! Que Dios bendiga tus destinos. Muchas gracias.
Bajo la lluvia, miles de cubanos dieron esta tarde una afectuosa despedida al papa Benedicto XVI durante su trayecto hacia el aeropuerto internacional José Martí de La Habana, donde concluye una estancia de tres días en la isla.
Las calles de la urbe recorridas por el Sumo Pontífice en su marcha hacia la terminal aérea mostraron el colorido de las banderas de Cuba y de la Ciudad del Vaticano en manos de un pueblo que se mostró cordial durante toda la visita.
Desde su auto panorámico el Santo Padre correspondió a las muestras de cariño expresadas por creyentes y no creyentes.
El papa Benedicto XVI se ha encontrado con unos 500.000 cubanos durante su visita a Cuba, que finaliza hoy, donde ha recibido una acogida «afable y delicada», dijo hoy en La Habana el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Según Lombardi, la acogida del pueblo cubano al pontífice durante los tres días de la visita a la isla ha sido algo «menos entusiasta» que la que recibió en México, aunque «no por eso menos sincera».
Joseph Ratzinger concluye este miércoles su visita a Cuba donde ha celebrado dos misas multitudinarias al aire libre, la primera el día de su llegada en la ciudad de Santiago y la última hoy mismo en la Plaza de la Revolución de La Habana con la asistencia de unas 300.000 personas, según datos facilitados por el portavoz vaticano.
Durante su estancia en la isla, Benedicto XVI visitó también el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre y se reunió con el presidente Raúl Castro en la capital del país.
También ha podido mantener hoy un encuentro con el expresidente Fidel Castro en la Nunciatura Apostólica de La Habana.
A preguntas de corresponsales, Lombardi reiteró que el pontífice no se ha reunido con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quien se encuentra en La Habana para recibir un tratamiento de radioterapia contra el cáncer.
No obstante, expresó en nombre del Vaticano sus mejores deseos por la salud y recuperación del mandatario venezolano.
(Rd/Agencias)