No se debe tratar una Universidad Católica como una escuelita parroquial y la Iglesia debe aprender a tratar a las personas adultas como adultas
(P. Pancho).- Hace pocos días el Vaticano ha prohibido a la Universidad Católica del Perú (se llamaba así antes de su
reconocimiento vaticano) de denominarse PONTIFICIA. Quiero expresar mi pesar por esta decisión que afecta a la mejor universidad peruana y crea más antipatía hacia la Iglesia.
Al mismo tiempo quiero expresar mi parecer sobre las exigencias
de la universidad que me parecen justas. Cualquiera entidad canónica tiene libertad de disponer de sus bienes; es justo que la tenga también la Universidad, sin perjuicio de la vigilancia o asesoría de los organismos superiores.
Toda entidad eclesiástica nombra su personal dirigente; en algunos casos es necesaria la aprobación de la Santa Sede. Entonces…muy bien se pueden aceptar las exigencias de la Universidad peruana que pide libertad de administraciión y capacidad de nombrar su Rector.
Creo que no se debe tratar una Universidad Católica como una escuelita parroquial y la Iglesia debe aprender a tratar a las personas adultas como adultas y aprender a confiar en los laicos.
No se puede organizar una universidad como un seminario, sino como lugar pluricultural donde se busca con honestidad la VERDAD, los cristianos auténticos sean levadura y haya ocasión y programas que ayuden a conocer a Jesús y a crecer en la fe.