Vivió en la segunda mitad del siglo XVII en un territorio cerca de Montreal
Al menos 1.500 peregrinos canadienses, mayoritariamente aborígenes, llegarán a Roma esta semana para la canonización el próximo domingo de la primera santa amerindia, Kateri Tekakwitha, dijo el lunes un portavoz del episcopado.
La futura santa, algonquina por parte de madre y mohawk por parte de padre, vivió en la segunda mitad del siglo XVII en un territorio cerca de Montreal actualmente perteneciente a Estados Unidos.
Convertida por los jesuitas, la joven mostró una piedad y un sentido de lo sagrado inusuales, sorprendiendo a los misioneros antes de su muerte a los 24 años. Según la leyenda, su rostro fuertemente marcado por la viruela quedó hermoso y liso después de su muerte.
Muchos milagros de curación le fueron atribuidos por los mohawk. Uno de ellos ha sido oficialmente reconocido por el Vaticano, allanando el camino para su canonización, que los católicos amerindios esperan con impaciencia tras su beatificación por el papa Juan Pablo II en 1980.
Diez obispos canadienses, entre ellos monseñor Richard Smith, arzobispo de Edmonton y presidente de la Conferencia Episcopal, y monseñor Lionel Gendron, obispo de Saint-Jean-Longueuil, en cuya diócesis se encuentra, en Kahnawake, el santuario y la tumba de Kateri Tekakwitha, asistirán a la canonización celebrada por el papa Benedicto XVI, precisó el portavoz del episcopado, René Laprise.
También se llevarán a cabo importantes ceremonias en el santuario de Kahnawake, cerca de Montreal, donde la liturgia en el Vaticano será transmitida en diferido en una pantalla gigante, y en el Santuario de los Mártires Canadienses, en Midland, Ontario (sureste).
La canonización de Kateri Kahnawake, también respetada por los amerindios vinculados a las tradiciones animistas, se espera contribuya a aliviar las tensiones entre ellos y la Iglesia Católica.
La disputa se centra no tanto en las conversiones impulsadas por los «colonizadores» europeos, sino en algunas medidas administrativas a las que la Iglesia Católica fue estrechamente asociada en el pasado.
La más dolorosa de ellas fue la instauración en el siglo XIX de «escuelas residenciales», a menudo dirigidas por religiosos y en las cuales los niños amerindios fueron separados a la fuerza de sus padres para «civilizarlos», en completa ruptura con su cultura tradicional.
Un grupo de exalumnos de estas escuelas -la última de las cuales se cerró en la década de 1970- irá a Roma para asistir a la canonización de Kateri Tekakwitha. Señal, para los católicos de Canadá, que la futura santa podría promover la reconciliación entre los nativos americanos y sus compatriotas de origen europeo. (RD/Agencias)