Solalinde agradeció este "gesto" del presidente, pero advirtió que no renunciará a su "voz independiente"
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El sacerdote mexicano Alejandro Solalinde, uno de los principales defensores de los migrantes, en su mayoría centroamericanos, que atraviesan México, fue reconocido este lunes por el presidente Enrique Peña Nieto, quien propuso leyes que respeten los derechos humanos de los extranjeros en el país.
Solalinde, un sacerdote que ha promovido la creación de albergues para migrantes en distintos puntos del país, recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos que otorga la Comisión Nacional de Derechos Humanos (órgano estatal autónomo) y que fue entregado por Peña Nieto en una ceremonia pública.
Al recibir el reconocimiento, Solalinde, siempre crítico con el gobierno, advirtió que México está pasando por momentos muy difíciles y pidió al Ejecutivo escuchar «a los que sufren», tanto mexicanos como migrantes que cruzan el país con el anhelo de llegar a la frontera norte y cruzar clandestinamente a Estados Unidos.
«Debemos hacer algo por ellos (…). Necesitamos mirar de otra manera, empezar a ver de otra forma, dejar nuestras parcialidades, nuestra visión de partidos, de iglesias y de grupos aislados», dijo Solalinde.
Peña Nieto declaró de su lado que promoverá leyes que respeten los derechos humanos de los extranjeros en México, en especial los casos en los que se ordena la expulsión inmediata del país.
Se debe construir «un México donde todos, mujeres, indígenas, adultos, personas con discapacidad y migrantes sean respetados en todos y cada uno de sus derechos humanos«, añadió el presidente.
En declaraciones a la televisora Milenio, Solalinde comentó que conversó con Peña Nieto, quien, dijo el sacerdote, «ya giró instrucciones a la secretaría de Gobernación (Interior) para que se empiecen a dar los primeros pasos por las personas migrantes».
Solalinde, quien en abril dejó por unas semanas el país tras recibir amenazas de muerte y que tiene una guardia policial, reconoció este «gesto» del presidente, pero advirtió que no renunciará a su «voz independiente».
El sacerdote se ha convertido en un símbolo de la defensa de los migrantes que atraviesan México, en su mayoría centroamericanos, unos 140.000 según cifras oficiales, y que son víctimas de abusos de las autoridades y de robos, secuestros y asesinatos por parte del crimen organizado. (RD/Agencias)