No hay que descartar que sacerdotes y obispos hayan pertenecido a la organización
(Antonio Aradillas, sacerdote y escritor, continúa con la serie de distintas realidades filosófico-espirituales en España).- Con el Diccionario de la Real Academia Española ante los ojos, se llega a la conclusión de que «masón»,o «francmasón» es «una asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas especiales y se agrupan en entidades llamadas logias».
– ¿Está de acuerdo con esta definición y partimos de ella en nuestra entrevista informativa acerca de la masonería?.
-Sí, en líneas generales. Únicamente habría que matizar el concepto de «secreta», que destacan indebidamente los redactores del citado diccionario.
La contestación me la facilita «Felipe Herranz Guerrero, R.M. P. de la Gran Logia Provincial de Madrid -Gran Logia de España- , Gran Oriente Español R. A.». La entrevista la celebramos en la Gran Logia Provincial de Madrid, cl. Juan Ramón Jiménez, número 6 bajo, después de visitar las instalaciones, con relevancia especial para los dos «templos- salones», uno de color rojo y otro de color azul, aureolados de escudos y símbolos correctamente alineados.
SIN SECRETOS
El «Gran Maestro. A la gloria del Gran Arquitecto del Universo», no tiene secretos y me contesta a todas y cada una de las preguntas, sin reserva y precaución alguna. Aún más, instándome a que no deje ningún interrogante sin formulárselo, por esotérico que pudiera parecer.
– Nuestra congregación no entiende absolutamente nada de política. Cada «hermano» es lo que es en tales territorios de la convivencia, y a nadie le importará, ni preocuparse de ello. Tampoco es religiosa la congregación. Sus miembros no tienen por qué pertenecer a Iglesia alguna. Basta y sobra con que no sea ateo y alardear de ello. Basta y sobra con que sea «buena persona», tal y como lo define la gente de bien, ates y después de analizar sus obras y comportamientos ético- sociales, con equidad y franqueza. Desechamos por definición a los profesionales de los «colorines» y asimilados, de vidas dobles o triples, no ejemplares y honestas, sino todo lo contrario. Las vidas escandalosas no son ni vidas, ni estilos de vida masónicas. Cada «hermano» tiene y trabaja en su profesión u oficio, y si este cometido lo realiza con conciencia de servicio y de ejemplaridad, es ya, y de por sí, aspirante a pertenecer con todas sus consecuencias a nuestra organización.
RELACIONES
– ¿Relación con las Iglesias y las religiones?
– Nuestros métodos de relación con unas y otras, y con cualquier institución no religiosa, no encajan en los sistemas propios de la evangelización, y menos, del proselitismo. Nos limitamos a informar, y ya está. Hasta llegamos a alardear de este sistema como el más efectivo y digno, por aquello del respeto a la persona.
– ¿Jerarquía y jerarquías?
– Sí, pero todas netamente democráticas, y no a perpetuidad. Nuestras asambleas son las que deciden. Que conste, por tanto, y por si a algunos les sirve de ejemplo, la democracia es indispensable, además de lógica y en consonancia con los tiempos nuevos.
-¿Libertad?
– Sí, y en el mismo plano que la unidad y la fraternidad. La libertad es santo y seña de convivencia, de tranquilidad de conciencia y de construcción y reconstrucción del universo.
Como una de las características esenciales de la organización que me resalta el Gran Maestre es exactamente la de que todos los «hermanos» se sienten en las logias, y fuera de ellas al igual queen sus propias casas, yo que no soy «hermano», experimento tal sensación, no teniendo rubor alguno al manifestarlo.
-¿Podría yo, sacerdote y periodista solicitar la inscripción en la obra?
– Tan solo se necesita, como antes le dije, ser buena persona, es decir, hombre libre y de buenas costumbres. Por cierto que en las «quitas», o reuniones, que tenemos, alguien lee e interpreta pasajes de la Biblia -edición Casiodoro de Reina y Cipriano Valera- ,y a quien familiarmente llamamos «capellán» .
– Pero eso de libre-libre…
– La libertad la confiere la conciencia correctamente formada, avalada además por un trabajo propio, siempre y cuando este no lleve consigo limitaciones, cortapisas y restricciones indebidas e improcedentes. Con temores o miedos no es posible ni ser ni ejercer de personas. Es de lamentar que sean los miedos los que prevalezcan, hasta por definición, en religiones e Iglesias.
SECRETO Y SECRETOS.
– Homosexuales, divorcios, matrimonios entre homosexuales… y otros «pecados» de sexualidad…
– Siempre y cuando tales acciones o actividades pertenezcan a la intimidad y a la conciencia, y no constituyan escándalos sociales o institucionales, y en conformidad con las leyes que rigen la convivencia cívica y social, nuestra organización no tiene por qué aconsejar, ni decidir, ni entrometerse en el tema. Sus protagonistas o ejecutores no serán rechazados.
– ¿Prohibiciones?
– Prácticamente ninguna. En cualquier caso, el Gran Maestre tendrá la última palabra. Él es quien nos representa, rige y preside nuestras asambleas.
– ¿Número de masones registrados hoy en España?
– Puede anotar que alrededor de dos mil. En Madrid, unos 300. Estados Unidos y Francia son los países más «masonizados». Y, a propósito de «registro», es imprescindible subrayar que nuestra organización cuenta con «todos los papeles en regla», lo que quiere decir que cumple a la perfección, y resplandecientemente, las normas y prescripciones legales establecidas por el Estado español en relación con cualquier Ministerio, como el de Hacienda y cualquier otro organismo. Por poner un ejemplo, a la protección de datos están sometidos rigurosamente todas nuestras actividades y trabajos. Aquí está todo claro.
– Claro, claro…¿y por qué entonces la sospechosa fama de sigilo, secretismo y reserva, que con tanta y tan explícita largueza, os define y define la Obra?
– Es injusta tal fama. Una cosa es el secreto, y otra la prudencia y la discreción. La fama de misterio y misterios con la que se nos exorna, no es ni más ni menos que la que debiera tener y tiene la Conferencia Episcopal en sus sesiones, o los bancos en sus Consejos de Administración, pese a las ruedas de prensa y a las comunicaciones más o menos «oficiales». Un masón, por el hecho de serlo, no tiene por qué pregonarlo a diestro y siniestro, tal y como podría acontecerle a Usted si fuera por ahí predicando que es sacerdote y periodista, o periodista y sacerdote.
– ¿Cómo se financia la organización?
– No hay cuota establecida. Según las posibilidades y la conciencia, cada uno aporta lo que estima oportuno para la subsistencia de la obra, el mantenimiento de la logia y sus actividades sociales. Dentro y fuera de España, nuestra actividad filantrópìca es considerable, tanto personal como institucionalmente.
Reconozco que las instalaciones de la Gran Logia de Madrid son más que decorosas, sin alardes y ostentaciones. Los ágapes que se celebran llevan contabilidad aparte y lo más importante en ellos es la convivencia que suponen y exigen, y que otros podrían calificar de común unión.
«OPUS DEI»
– ¿El Opus Dei y la masonería…?
Con naturalidad, precisión y presteza informativa, Felipe Herranz, Gran Maestro de la Gran Logia de Madrid, me comenta lo siguiente:
– Creo -creemos- que las similitudes del Opus con la Masonería no son pocas. Por supuesto que ideológicas ni hay ni habrá alguna. En cuanto a «ritos», procedimientos y disciplinas, es posible que las haya. El nombre de la «Obra» por excelencia, diversidad de símbolos, el «silencio», ciertos «misterios» -en la consideración y estimación populares y en tantas otras esferas- , la no presencia de la mujer y aún la misma estructura arquitectónica del super -santuario de Torreciudad, pueden expresar con veracidad determinadas concomitancias externas, sin pasar para nada de ahí. Esto quiere decir que las relaciones con la Obra ni existen y ni existirán. Lo demostraría el caso de que, si algún miembro del Opus, con letra mayúscula, en cualquiera de sus grados, estimara procedente hacerse «hermano» de nuestra «obra», con letra minúscula, sería bien recibido por nosotros, con apertura y franqueza, y sin formulársele ninguna pregunta. El caso contrario en el que alguno de los nuestros decidiera ingresar en el Opus, conociéndose esta circunstancia, resultaría impensable.
– ¿Por qué tan desconsoladora ausencia de la mujer en la masonería? ¿No le parece extraño y eucrónico tal principio y precepto institucionales, con la impresión por parte de ellas de sentirse discriminadas, a estas alturas de la historia, de la civilización y de la promoción de la mujer?
– Es posible que la explicación radique en parte en el hecho histórico de que inicialmente todos los constructores- obreros de las catedrales fueran hombres, excluidas las mujeres por no poder hacerlo, y menos en cuadrillas, por su condición natural así valorada entonces. Esto no obstante, la mujer es tan aceptada entre los masones como el hombre. La mayoría estamos casados y, al ser y tratarnos como veraderos hermanos, y hacerlo con sincera fraternidad, sus esposas son como nuestras «cuñadas». Así son las cosas, y por ahora seguirán siendo de la misma manera, reconociendo que ni ellas ni nosotros nos sentimos molestos, y menos, discriminados.
– ¿Tiene futuro la masonería?
– Creo que sí. Se inscriben no pocos jóvenes, aunque hemos de reconocer que pudieran y debieran ser más. Iglesias religiones e instituciones, con similitudes entre unas y otras, se quejan de estar hoy en declive. A aquellos majestosos y artísticos templos- catedrales, nacionales o internacionales, construidos por nuestros primeros masones, les sobra hoy capacidad para albergar a sus seguidores.
-¿Relaciones específicas con las Iglesias?
– En España, tal vez más con la «Iglesia Española Reformada Episcopal» (comunidad anglicana), y con su obispo. Con la católica romana, y menos con su cardenal de Madrid, no tenemos relación alguna. No obstante, conste que con el padre jesuita Pedro Álvarez Lázaro, gran historiador y conocedor de los masones, las relaciones son asiduas y muy fraternales.
ABIERTOS, PERO EXCOMULGADOS
– ¿Algunos nombres de masones españoles?
– El citado padre jesuita los conoce todos. De los actuales, es casi seguro que no les guste a muchos ser aquí presentados. No hay que descartar que sacerdotes y obispos hayan pertenecido a la organización. Desde nuestra refundación hacia el año 1770, son muy conocidos los nombres de políticos, militares, investigadores, profesores universitarios y también eclesiásticos. Ser masón honraba y honra a cualquiera. La historia es historia, siempre y cuando sea veraz.
En la lógica masónica de Madrid se celebran actos abiertos al público, y a los mismos asisten y participan masones y no masones. Usted, lamenta el Gran Maestre Provincial de Madrid, y quienes se acerquen a nosotros con ojos abrillantados y limpios, jamás podrán entenebrecer, ensuciar y emporcar nuestra historia con graves faltas de respeto, insidiosas, injuriosas, trapaceras e inverosímiles mentiras, impropias de quienes se dicen hijos de Dios. En nombre de ese mismo Dios- Gran Arquitecto del Universo, habría que exigirles reparación y hasta indemnización…
– ¿Pensaron alguna vez hacerlo?.
– Jamás. Las cosas fueron así, y así hay que dejarlas.
Le sugiero al Gran Maestro que disculpe mi «atrevimiento», y le leo el párrafo que le dedica al tema de la masonería el catecismo «Nuevo Ripalda de la Nueva España», con la debida censura eclesiástica, impreso el año 1955, y enriquecido con varios apéndices de otro padre de la Compañía de Jesús, impreso en Jerez, a cargo y por orden de la editorial Jerez Gráfico». En el apartado dedicado al «modernismo y la masonería», define esta como «una sociedad perversa que, con aparentes fines humanitarios, maquina en sus antros misteriosos las ruinas de la sociedad y de la Iglesia. Para alcanzar fines tan perversos, sus asociados se valen del crimen, la hipocresía y el misterio. Quienes pertenecen a la masonería cometen un pecado gravísimo, incurriendo además en la excomunión de la Iglesia. La raíz de estos errores está en la soberbia del entendimiento y la corrupción del corazón».
A la vista de estas condenaciones eternas, y de tantas otras «pontificales» y «episcopales», nos sentimos obligados a comprender la cantidad de barbaridades, y aún de tonterías, en las que mayoritariamente fuimos educados los católicos, apostólicos, romanos, transmitiéndoles tales «doctrinas» a la generación siguiente, siendo por tanto, comprensible que la nueva versión aquí ofrecida pueda suponerles a muchos un verdadero escándalo, con la convicción de ser anatematizados hasta por algunos miembros de la jerarquía.
De todas maneras, el Gran Maestre y un servidor, en unidad, comprensión y fratría, le pedimos perdón y comprensión a Dios- Gran Arquitecto del Universo.
EXCOMULGADOS
La doctrina tradicional oficial, vigente hoy en la Iglesia Católica en relación con la masonería, es la prohibición absoluta de pertenecer a esta organización. Está considerada como pecado grave, y no podrán recibir la Comunión ni otros sacramentos. La doctrina fue refrendada por el Papa Juan Pablo II, en reunión de la Sagrada Congregación de la Doctrina de la Fe, presidida por el Cardenal José Ratzinger, y celebrada el día 26 de noviembre de 1983.
Esto no obstante, el nombre de la masonería no está expresamente citado en el nuevo Código de Derecho Canónico, lo que hizo pensar a determinados obispos, y a no pocos católicos, que la disciplina de la Iglesia hubiera sido modificada. Consultado el tema repetidamente a la Santa Sede, esta contestó negativamente, con rechazo además «de cualquier competencia que pudieran alegar las autoridades locales».Por tanto, la doctrina oficial sigue siendo la misma e inmutable, con descalificación de quienes pensaran lo contrario. A su vez fue declarada espuria una oración atribuida al Papa Juan XXIII, en la que se decía que llamaba a los masones «hermanos e hijos predilectos».
Entre las razones que se siguen alegando para mantener la descalificación y condena de los masones por parte de la Iglesia, destacan las siguientes:1) el mantenimiento a ultranza del secreto, por ser esto propio de las sectas.2) La falaz utopía de la defensa y entrega a la «igualdad, a la libertad y a la fraternidad».3)La violación de los Mandamientos de la Ley de Dios, con expresa mención a los apartados de cada uno de ellos.4) Su condición de «librepensadores», con desprecio a la Biblia. 5) La perseverante intención de culpar siempre a los católicos, al proclamar que el objetivo de la organización es «la destrucción de la Iglesia de Cristo».6) El documentado convencimiento que manifiestan tener de derrocar el orden político y el eclesiástico. (Para su «demostración», explican y arguyen que «los masones pertenecientes al grado 33, han de pisotear la tiara papal y la corona real», significando de esta manera ser impertérritos enemigos del orden establecido.
Por tanto, este listado de tan «graves pecados», incapacita esencialmente a los católicos para pertenecer a la masonería.
CUANTOS MASONES
La lógica, la discreción más elemental y la necesidad de haber tenido que consultárselo a los interesados, impide la publicación de los nombres y apellidos de los masones que son y ejercen como tales hoy en España. Esta circunstancia tampoco sería relevante, por el hecho de que, siendo ya de dominio público el listado de los que vivieron en tiempos pasados, al ser la masonería la misma, es obligado llegar al convencimiento de que, quienes en la actualidad estén inscritos, han de pertenecer a profesiones y a estamentos sociales similares.
Comprometidos con los principios de «libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia», con papeles o sin papeles, pero con firme e insoslayable veracidad histórica, en el listado de la masonería española aparecen, entre otros, los nombres siguientes: Amadeo I, Álvaro de Albornoz, Juan Álvarez de Mendizábal, Agustín de Argüelles, Manuel Azaña, Manuel Becerra, Fermín Caballero, Francisco Cea Bermúdez, Luis Companys, Marcelino Domingo, Ramón Franco Bahamonde, Fermín Galán, José Gallardo, Luis Jiménez de Asúa, Francisco Largo Caballero, Alejandro Lerroux, Alberto Lista, Francisco Milán del Boch, Francisco Martínez de la Rosa, Claudio Moyano, Juan Prim, Fernando de los Ríos, Práxedes Mateo Sagasta, Francisco Javier Castaños, Luis Daoiz, El Empecinado, Francisco Espoz y Mina, Rafael del Riego, Evaristo San Miguel, Francisco Serrano, José María Torrijos, Pedro Velarde, Tomás Bretón, Mariano Benlliure, José Echegaray, José de Espronceda, Ramón Gómez de la Serna, Tomás de Iriarte, Mariano José de Larra, Juan Menéndez Valdés, Gaspar Núñez de Arce, Manuel José Quintana, el Duque de Rivas, Félix María de Samaniego, Ventura de la Vega, Vicente Blasco Ibáñez, Antonio Machado, Francisco Ferrer Guardia, Isaac Peral, Santiago Ramón y Cajal, Julián Romea, Mola, Sanjurjo, Bolívar, Sanmartín…
En relación con Franco, coinciden los historiadores al afirmar que en juventud tuvo relaciones con masones, a propósito de ascensos en su carrera militar. En su último discurso, pronunciado desde el púlpito- balcón de la madrileña Plaza de Oriente, recurrió una vez más al eterno principio del «contubernio judeo-masónico«. Familiares y amigos trataban siempre a su hermano Ramón como «el gran masonazo».
Capítulo interesante de la historia de la masonería en España es el de su nacimiento. Pedro- Pablo Abarca de Aranda, el famoso Conde de Aranda (17l9-1798), amigo de los masones franceses Voltaire y D´Alambert, es reconocido como el fundador del Grande Oriente de España en 1780, y como primer Gran Maestre de la Francmasonería española».
Ideario de la masonería
– Distrito de Madrid: http://www.glpmadrid.es/
– Uno más amplio: http://www.gle.org/index.php?option=com_content&view=article&id=76&Itemid=14
– Requisitos para ser masón: http://www.gle.org/index.php?option=com_content&view=article&id=19&Itemid=19