Se te señalará muy duramente si decides acercarte hoy a las casas de los Zaqueos de este siglo, aquellos homosexuales, narcotraficantes, prostitutas, madres solteras o abortadoras...
(Hno. Héctor Dessavre, fms).- Francisco, hermano, te veo sencillo, pobre, sonriente. Francisco, hermano, te veo con ganas de vivir ahí, sí, ahí en el Vaticano, tan lleno de opulencia y podredumbre humana, aquello que el pobre de Asís quiso vivir, aquello que Aquel, que te invitó a lavarle los pies a tus hermanos hizo y le llevó a la cruz.
Francisco, hermano, te veo subido en el autobús entre la gente. Te veo subirte con tus hermanos cardenales en su mismo camión… y me salta el corazón de temor… a la vez que de esperanza.
Y me brotan aquellas palabras dichas por nuestro Maestro: «Padre, si es posible, pase de mí este cáliz»
Francisco, hermano, entrarás en el desierto, estás entrando en este lugar inhóspito, donde la tentación se te hará presente, donde se te invitará a disfrutar de los manjares que la inmensa mayoría de la gente de tu comunidad no tiene, pero haciéndote creer que así se alimenta el representante de Cristo en la tierra.
Francisco, hermano, se te presentará en el desierto, la tentación del poder, del dominio sobre los demás, de inclinarte ante esto que te daría privilegio, vida cómoda, reconocimiento, prestigio. Te querrán hacer creer que tu palabra es más fuerte si se dice desde arriba.
Francisco, hermano, se te presentará la enorme tentación de ser grande, de lanzarte desde lo alto, para convencer. Tendrás la tentación de la inutilidad de la sencillez, de la inutilidad del caminar a pie descalzo con tu comunidad, con tu pueblo.
Francisco, hermano, por fin tendrás la tentación de abandonar al pecador, señalarlo como los otros que se dicen pastores. Se te señalará muy duramente si decides acercarte hoy a las casas de los Zaqueos de este siglo, aquellos homosexuales, narcotraficantes, prostitutas, madres solteras o abortadoras…
¿Por qué su hermano Francisco come con publicanos y pecadores? Preguntarán… te preguntarán. Y si entras con tus pies sin zapatos rojos o con tus manos sucias o tu sotana blanca sucia, por andar entre los niños de la calle, te dirán que no es digno. Algún presidente o reina no querrá saludarte más.
Francisco, hermano, ánimo! ¡No temas! ¡No des marcha atrás! Fortalécete en el diálogo cariñoso, en el abrazo tierno de Dios, tu mamá-papá que te aman. Fortalécete en el encuentro diario con tu Maestro, sí, ese que ya antes hizo esto y subió a la Cruz, por vivirlo. ¡No temas Francisco! ¡Ten ánimo y fortaleza para subir también tú! La resurrección viene después… y tu comunidad eclesial tendrá Vida! El Espíritu del Señor seguirá haciendo su obra…si tú lo dejas.
¡Hago oración por ti hermano Francisco!