El amor de sus fieles por el padre Jorge, como le dicen en el barrio, todavía se mantiene y los movió a enviarle a Roma un video con el saludo de sus antiguos catecúmenos
(Patricio Downes, Buenos Aires).- Bautizado en Almagro, un típico barrio tanguero de Buenos Aires el papa Francisco se forjó como cura en una parroquia suburbana donde aún «el barro se subleva» al decir de un tango de Cátulo Castillo. Así de embarradas y sin desagües son todavía muchas calles de la parroquia Patriarca San José, en San Miguel, al noroeste de la capital argentina, donde lo recuerdan a Jorge Beroglio como su fundador y «primer párroco». Ayer, en el Día del Papa, el primero en su pontificado, su parroquia organizó el rezo del rosario y un rosario iluminado, finalizando con una misa que celebgró Tito López Rosa, también jesuita y compañero y amigo del Papa.
«Es la gente que, de uno u otro modo, lo modeló al jesuita Bergoglio», dijo a este periodista el también jesita y alumno del Papa, Guillermo Ortiz, a cargo de la edición en español de Radio Vaticana. Desde Roma, al preguntarle sobre la celebración del Rosario, recordó que es una costumbre instaurada por el hoy pontífice, cuando el papa era el polaco Karol Wojtyla.
Fue emocionante ver cómo, 150 chicos de catecismo, con su natural algarabía, rezaron el rosario y encendieron una vela, depositando además una rosa blanca, en el lugar correspondiente a c ada avemaría del rosario luminoso.
El amor de sus fieles por el padre Jorge, como le dicen en el barrio, todavía se mantiene y los movió a enviarle a Roma un video con el saludo de sus antiguos catecúmenos y colaboradores. Lo gritan las letras de un cartel colgado al lado del altar. «Soy Jorge Bergoglio, cura. Me gusta ser cura», parece repetir su imagen como le confesó al periodista Sergio Rubin, en su libro «El jesuita».
El «padre Jorge» fue su primer párroco. Por eso los vecinos de la parroquia Patriarca San José, de San Miguel, armaron un video con sus saludos y se lo enviaron al padre Jorge, como todos lo recuerdan. Casualidad o no, el pequeño video, hecho a pulmón por el laico Daniel Paz, llegó a Roma el domingo en que se festejó el Día del Padre.
«Para nosotros fue un segundo padre», recordó Daniel, quien era un alumno de catecismo cuando en 1980 Jorge Bergoglio comenzó a dar misa en el galpón donde hoy está la parroquia. El Papa era entonces rector del Colegio Máximo donde se formaban los futuros sacerdotes jesuitas.
En los seis años que estuvo allí, dejó fundadas una parroquia y las capillas Santos Mártires, San Alonso y San Pedro Claver, además de San Francisco Javier, que ya funcionaba. Nora Castro, quien fue catequista de Bergoglio y quien tipeó su primer libro «Meditaciones para religiosos», recuerda esos primeros días de su «primer párroco». «El dijo que los seminaristas debían salir y pisar el barro, evangelizar el barrio. No les gusta que se queden en la parroquia», coinciden Daniel y Nora.
A Nora, quien en mayo pasado estuvo internada, el Papa le escribió un mail hace unos días para darle ánimo. El la casó y al quedar viuda con tres hijos chicos, la ayudó con un trabajo en la Universidad de El Salvador. «Me agradeció por las cosas que había dicho de él a los periodistas de Argentina y de Italia», contó Nora.
Otro de los vecinos, Luis Flores, fue quien trabajó como albañil para levantar las paredes del viejo galpón de los jesuitas. Recordó el día que él y otro compañero de labor le regalaron a Bergoglio un par de zapatos. «Pero, ¿ustedes me han visto descalzo a mí?», fue la respuesta del sacerdote, hoy Papa, enojado porque se habían puesto en gastos. El sueño de todos es ahora terminar la construcción del templo parroquial, al que le faltan una torre y otras comodidades para la tarea pastoral.
La sacristana de la parroquia, Elba Godoy, es más nueva en el barrio pero ya está acostumbrado a la visita de los periodistas. Esa misma tarde en la que habló con Clarín había recibido a La Croix, el diario católico francés, y a enviados de la RAI y Televisión 2000 italianas.
El lugar ya es un sitio del peregrinaje creciente de quienes visitan los lugares en los que estuvo el papa Francisco. «Les muestro el libro de casamientos y bautismos, que él mismo inauguró el 16 de marzo de 1980, de puño y letra del padre Jorge», contó. Hoy continúan usando el mismo libro. Nelly Berlingó otra de las vecinas, está «feliz y orgullosa» de que su primer párroco sea hoy el Papa. «El nos enseñó los primeros pasos de la fe», recordó