Manifestantes, tras una marcha a favor del aborto interrumpieron una eucaristía gritando consignas y destrozando mobiliario del lugar
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Después de cinco días cerrada, el principal templo católico de Santiago de Chile abrió sus puertas a fieles que quisieron asistir a esta misa en señal de repudio a los hechos acontecidos el pasado jueves, cuando manifestantes, tras una marcha a favor del aborto interrumpieron una eucaristía gritando consignas y destrozando mobiliario del lugar.
La Iglesia de Santiago convocó a los fieles a la misa de desagravio que tuvo lugar este miércoles a las 12.30 horas en la Catedral Metropolitana y fue oficiada por monseñor Ricardo Ezzati, quien recordó que «una fiesta se vio empañada por unos insanos violentistas, unos cultores de la muerte que no soportan la sonrisa de la vida nueva, han vomitado su odio contra Dios«.
A la eucaristía asistieron la vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, el intendente de la región, Juan Antonio Peribonio, los candidatos a senadores, Pablo Zalaquett y Alberto Undurraga, el rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez y comandantes de las Fuerzas Armadas. También estuvieron obispos, sacerdotes, diáconos y seminaristas de distintas partes el país, además del nuncio apostólico de Chile, monseñor Ivo Scapolo.
En su homilía, monseñor Ezzati expresó «queremos alabar a Dios y reconocerlo como nuestro Dios y Señor y lo queremos hacer frente a las voces de unos insensatos que han pretendido ofender su presencia en la vida de nuestro pueblo«.
«La Iglesia Catedral, signo de la maternidad de la Iglesia universal fundada por Cristo, ha abierto nuevamente sus puertas, hemos vivido una experiencia inédita en nuestro caminar de creyentes en la Iglesia de Santiago», explicó.
El arzobispo de Santiago enfatizó: «Una fiesta se vio empañada por unos insanos violentistas, unos cultores de la muerte que no soportan la sonrisa de la vida nueva, han vomitado su odio contra Dios, la Virgen Santísima y esta casa de los hijos de Dios».
«La sinrazón de la violencia ha pensado que podía torcerle el brazo a la razón y a la fe, un trasnochado ateísmo ha pensado que con sus gritos blasfemos podrían matar a Dios. Pobres ilusos, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen», subrayó Ezzati y agregó «matemos al odio antes de que el odio mate el alma de Chile».
Durante la celebración de la eucaristía, monseñor asperjó los muros agraviados de la Catedral con agua bendecida y, con la ayuda de creyentes voluntarios, prepararon el altar para celebrar a Cristo, donde dos embarazadas instalaron el mantel y jóvenes colocaron cirios y ornamentos.
Cabe precisar que la misa de agravio se celebró después de que Ezzati presentara una querella por daños en la Catedral en el Séptimo Juzgado de Garantía.
(Rd/Agencias)