El Concilio Vaticano II nos permitió entender que tenemos que construir el Reino en nuestra realidad de ciudadanos
(Sebastián Gallegos en RyF).- La hermana Francisca Morales, «Panchita» para los que han tenido el privilegio de conocerla en alguna población de las periferias de Santiago, a sus ochenta años, sigue saliendo y volviendo pasadas las 11 de la noche a su hogar en la congregación Amor Misericordioso, en Estación Central.
Hasta esa hora comparte en las reuniones del grupo de Alcohólicos Anónimos de la calle Amengual, «una escuela de humildad y espiritualidad muy profunda», dice la religiosa, aún miembro del Departamento de Justicia, Paz y Ecología de la Conferre e integrante de Amerindia, un grupo de católicos comprometidos con la Iglesia y con la construcción de una nueva realidad social en el Continente.
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