Tanto la Santa Sede como la Conferencia episcopal condenaron los ataques químicos pero siguen estando convencidas de que solamente el diálogo puede salvar vidas y llevar la paz a Siria
Los obispos norteamericanos, frente a Obama y la posible intervención militar estadounidense en Siria. La Conferencia Episcopal ha pedido a los católicos que presionen a los congresistas para que voten «No» a la resolución que «pretende autorizar el uso de la fuerza militar en Siria».
En contrapartida, el Episcopado reclama apoyar una acción guiada por los Estados Unidos y en colaboración con la comunidad internacional, «para un inmediato cese al fuego en Siria y para llegar a una auténtica e inclusiva negociación de paz», frente al «atroz ataque con armas químicas» y la muerte de decenas de miles de inocentes.
«Tanto la Santa Sede como la Conferencia episcopal condenaron los ataques químicos pero siguen estando convencidas de que solamente el diálogo puede salvar vidas y llevar la paz a Siria», argumentan los obispos estadounidenses en una carta dirigida al secretario de Estado John Kerry, en la que sostienen que «el camino del diálogo y de la negociación entre todos los elementos de la sociedad siria, con el apoyo de la comunidad internacional, es la única opción que puede conducir al fin del conflicto».
En la misiva los obispos se declaran «angustiados» por «el terrible sufrimiento del pueblo sirio y afirmamos nuevamente la necesidad del diálogo y de la negociación para resolver este conflicto que ha producido tanta devastación«.
«Puesto que nuestros líderes nacionales -prosigue documento- están considerando una acción militar, es particularmente oportuno y urgente que nosotros, en los Estados Unidos, nos sumemos al llamado a la oración y el ayuno, el próximo 7 de septiembre, del Santo Padre para pedir una pacífica solución al conflicto en Siria y para el fin de cualquier conflicto violento».
Por otro lado, el Foro Internacional de la Acción Católica ha hecho público un comunicado de prensa titulado «En oración con el Papa Francisco, juntos por la paz en Siria y en el mundo».
El Foro Internacional de la Acción Católica acoge la invitación del Papa Francisco y se une al ayuno y a la oración «por la paz en Siria, en Oriente Medio y en el mundo entero».
Todo los adherentes de la Acción Católica, pequeños y grandes, se están empeñando en estos días en promover la participación y preparar tantos momentos de oración que se desarrollarán el sábado 7 de septiembre en todas las Iglesias particulares con nuestros pastores porque es verdad que «¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y escuchar palabras de esperanza y de paz!«
Una representación de los países del Secretariado del FIAC estará presente en la Plaza de San Pedro el sábado por la noche para unirse a la oración presidida por el Papa Francisco: entre ellos también un educador y dos niños de la parroquia de San Salvador de Jerusalén, en Tierra Santa, un territorio que conoce bien el valor de la paz precisamente a causa de su ausencia.
Nuestro empeño en la Acción Católica es el de formar personas que vivan «la cultura del encuentro y la cultura del diálogo» convencidos de que «éste es el único camino para la paz». Ayudamos a crecer a personas que sepan convertirse en operadores de paz y a asumir sus propias responsabilidades como ciudadanos del propio país y del mundo. También queremos responder a la pregunta que el Papa nos ha dirigido: ¿qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan XXIII: ¡a todos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor y convertirse en eslabones de aquella «cadena de empeño por la paz que una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad!».
Todos juntos esperamos que el grito de la paz llegue a quienes tienen la responsabilidad de frenar el conflicto en Siria, en Oriente Medio y en la comunidad internacional.
Cada día pensamos en los grandes sufrimientos de la población siria, en particular de los niños, conocemos la falta de seguridad de los cristianos que viven en aquel país. La tragedia de la guerra ha obligado a esta altura a tantas familias a dejar su propia casa, su propia vida cotidiana, para vivir en los campos de prófugos en los países confinantes: las consecuencias de la guerra afectan a los más débiles y manifiestan la trágica absurdidad de los conflictos en cualquier parte del mundo.
¡Nunca más la guerra! Es un llamamiento que, lamentablemente, hemos escuchado muy a menudo en estos últimos años. Con el Papa Francisco no nos cansamos de repetirlo, rezando a María, Reina de la Paz.
(Rd/Rv/Agencias)