Estados Unidos no se entendería sin el capitalismo, a veces un capitalismo feroz
(Luis Miguel Modino).- El Padre José del Olmo tiene 51 años, nació en Mérida (Badajoz) y es sacerdote diocesano de Cuenca. Fue ordenado hace 21 años, y desde hace 10 está trabajando en la diócesis de Venice, en el estado de Florida (Estados Unidos), en Fort Myers, una ciudad próxima a Miami.
En esta entrevista nos cuenta su trabajo con inmigrantes hispanos y lo que la Iglesia Católica significa en la vida de estas personas, que no siempre encuentran en la sociedad la acogida que todo ser humano merece, convirtiéndose muchas veces en mano de obra barata y siendo considerados ciudadanos de segunda categoría.
En estos días, en los que es noticia el sufrimiento de los inmigrantes en diferentes partes del mundo, también en España, lo que provoca situaciones enfrentadas entre la clase política y entre los propios ciudadanos de a pie, queremos mostrar actitudes diferentes de gente que ve la vida con los ojos del Evangelio e intenta ser presencia de un Dios que acoge a todos.
¿Cuál es la realidad de los hispanos en Estados Unidos, qué dificultades enfrentan?
La primera dificultad es el idioma. El inglés es la lengua oficial y dominante, aunque en Florida hay tal cantidad de hispanos que uno se puede defender hablando español. Otro impedimento son las trabas que imponen los Estados Unidos para aceptar a los inmigrantes. Hay que llegar con un visado de trabajo, pero la mayoría llegan con visado de turista y en cuanto pasan tres meses se convierten en ilegales, habiendo trece millones de ilegales, que trabajan en el país, consumen en el país, pero no cuentan en las estadísticas, aunque contribuyan al crecimiento de la economía.
¿Cuál sería el papel de la Iglesia católica en esa realidad?
Después de mis diez años de experiencia, diría que es un papel de acogida y de acompañamiento, de ayuda en la medida de lo posible. La Iglesia es la segunda casa, donde cada domingo, después de la misa se reúnen, según las distintas procedencias, en pequeños grupos y comentan noticias de sus lugares de origen. Es lugar de encuentro, pues la Iglesia les abre los salones para todas las celebraciones y acontecimientos. Podríamos decir que la gran familia de los hijos de Dios se encarna en la Iglesia católica, una Iglesia que acoge y que ha crecido un 400% en los últimos 25 años. La previsión es que en el año 2050 seamos 120 millones de hispanos en Estados Unidos. En la diócesis de Venice hay, en diez condados, cuatrocientos mil hispanos, números que llaman la atención.
¿Y qué hace un cura como tú en un sitio como ese?
Eso digo yo… El Señor escribe con renglones torcidos. Mi obispo vino a Estados Unidos, conoció al entonces obispo de la diócesis de Venice y se interesó mucho en atender a la gran cantidad de hispanos que no tenían celebración dominical. El obispo me invitó a venir, hice una experiencia en 2001 y en 2004 ya vine de forma definitiva. Estoy en la ciudad de Fort Myers, atendiendo a una comunidad hispana grandísima, acogiendo y siendo misionero de la alegría en un mundo muy difícil, con muchos problemas familiares, familias que no tienen una ubicación habitual, gente que pasa una temporada en Florida, pero después se van a recoger verdura al norte… Es una bendición de Dios que la Iglesia tenga este papel de acompañamiento y de madre en Estados Unidos.
En una realidad multi-religiosa como la estadounidense, ¿existen señales, avances, en el camino ecuménico? ¿Es fácil la convivencia entre las diferentes confesiones cristianas?
Hay una convivencia casi perfecta. Una de las leyes de la constitución es la libertad religiosa. Tenemos al lado las diferentes Iglesias protestantes y nadie se mete con nadie, hay un respeto total por cada una de las denominaciones. La Iglesia católica es la segunda, después de la Iglesia presbiteriana, con un total de 80 millones en Estados Unidos, el cuarto país con más católicos del mundo, después de Brasil, México y Filipinas.
El Papa Francisco se ha mostrado en repetidas ocasiones, inclusive en la Evangelii Gaudium, contrario al capitalismo (Estados Unidos es el gran «paraíso capitalista»), lo que ha provocado la reacción del «tea party», que le llamó hipócrita y marxista, y otros grupos conservadores en Estados Unidos. ¿Cómo ven los católicos hispanos de Estados Unidos al Papa Francisco?
Una reciente encuesta dice que el 80% de los católicos estadounidenses apoya al Papa, lo que es una cifra altísima. Apoyan la conducta, la forma y el ser del Papa. Otra cosa es su opinión sobre el capitalismo. Estados Unidos no se entendería sin el capitalismo, a veces un capitalismo feroz. Pero eso ha dado la posibilidad de repartir y de crecer. Es verdad que las estructuras económicas a veces ahogan a la persona, pero también dan muchas bendiciones. Por ejemplo el tema de las casas que se han perdido, lo que provocó una crisis tremenda, pero la economía en Estados Unidos es tan fuerte que después de un pequeño periodo de recesión se levanta en seguida, sin que exista una crisis como en otros países, pues la economía es muy abierta y así como hay un «bajón», después hay un «subidón». Es verdad que, a veces, el capitalismo es muy feroz, pero es el sistema que el país ha elegido y nosotros somos «visitantes» de este país y tenemos que aceptar el sistema que ellos libremente han elegido.
¿Qué buscan los hispanos en la Iglesia Católica?
Buscan, sobre todo, la celebración de los sacramentos, bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, la fiesta de los quince años, una fiesta muy típica en el mundo americano, que marca la madurez de las niñas y van a la Iglesia a ser presentadas, fuera de las bodas y de los funerales. También la Iglesia Católica acoge con una gran alegría las celebraciones marianas. Cada nación tiene su advocación y la Iglesia recibe esas fiestas: los guatemaltecos, la Virgen del Rosario; los cubanos, la Virgen de la Caridad del Cobre; los colombianos, la Virgen de Chiquinquirá; los mexicanos, la Guadalupana, que es una celebración mariana increíble, pues la víspera de la fiesta la Iglesia está toda la noche abierta, con la gente cantando y rezando a la Virgen de Guadalupe, a las seis de la mañana, las «mañanitas», la misa, el pan con chocolate, y por la tarde, pues es un día de trabajo, misa solemne, danzas aztecas, celebración de la Guadalupana… es algo que llama la atención. También en Navidad celebramos las posadas de los mejicanos, las novenas de los colombianos, la paradura de los venezolanos, la fiesta de la Candelaria… Ellos celebran las fiestas de sus pueblos, no con tanta solemnidad, pero la Iglesia los acoge y celebra todas las tradiciones marianas o de los santos de su nación.
¿Qué desafíos presenta la misión de la Iglesia Católica con los hispanos en Estados Unidos?
Hay un ambiente de mucho stress, aquí es trabajar, trabajar y trabajar… Todo el mundo viene con deudas. A veces estuvieron andando dos semanas, un mes, por el desierto, pasando la frontera…, y muchos se endeudan con diez mil dólares, y los primeros años es pagar la deuda que contrajeron para llegar. Después también tienen que mandar dinero a sus casas, y eso supone trabajar más para mandar dinero a cada uno de sus países. Hay un período en los hispanos están, un poco, sin saber dónde están. Después de dos o tres años es cuando empiezan a asentarse, vuelven a la Iglesia y se comienza a trabajar con ellos, pero al principio es muy difícil, porque el tiempo es oro y eso supone trabajar 24 horas al día.