Están cortando la cabeza de toda una comunidad y pastoral naciente, renovada, están matando un montón de ilusiones
Queridos hermanos: Somos una gran mayoría de jóvenes de la comunidad de san Francisco de Asís de San Juan. Tomamos la decisión luego de la última reunión del Consejo Pastoral con el Ministro Provincial Carlos Paz y Fray Miguel Hilal realizado el martes 22 de julio autoconvocarnos, encontrarnos para acompañarnos ante la decisión «irrevocable» del traslado del hermano Walter Cena a la provincia de Salta.
Estamos realmente conmovidos y dolidos porque nunca fuimos testigos de tanta crudeza y dureza de parte de un hermano. Creemos fielmente en el carisma en el que nos sentimos llamados a seguir y trabajamos para construir Reino desde los pequeños y humildes lugares donde servimos.
Hermanos, es el grito de una comunidad, no es el capricho de unos pocos, es el llanto de una multitud de jóvenes que no son escuchados por las barreras, normas y rigideces institucionales de un hermano. Creemos en el poder y la fortaleza de la comunidad, la comunidad unida jamás puede ser vencida, derrotada. No somos objetos, somos personas que estamos hartos de los arrebatos, de las injusticias, de los golpes violentos que muchas veces los frailes realizan autoritariamente disfrazando «que es lo que Dios quiere». Pero ¿Dios quiere destrozar historias, abrir heridas dejándolas sangrando, quiere dañar, quiere discriminar a las personas homosexuales, quiere alejar a los divorciados?
Hoy más que nunca nos sentimos con el Don, con la fortaleza del Espíritu Santo, nunca vimos a una comunidad ardiendo por el deseo, por el fuego, no de una persona, que en este caso es fray Walter, es una comunidad movilizada por el amor fraterno que se siente en la obligación y deber de no quedarse quieta, inmóvil, resignada frente a un hecho que considera injusto.
No podemos permitir mas mentiras, mas engaños, mas injusticias, dejen de hablar de Dios y edúquense en la verdadera escucha y diálogo, dejen de creerse salvados y salgan a la calle, a la villa, desnúdense, vístanse con ropa de pobre y conmúenvanse frente al dolor de lo más débiles y vulnerables. Abandonen los escritorios, los protocolos, los papeles y sobre todo Dejen de ser cómplices de una sociedad excluyente, no igualitaria, dejen de reproducir estructuras que incitan a la condena y al castigo, dejen de hablar del amor y practíquenlo, queremos una Iglesia diversa, abierta, inclusiva, comunitaria y sobre todo humana.
Amamos y nos sentimos profundamente encontrados por el carisma que irradia nuestro padre Francisco. No vamos a bajar los brazos, no vamos a hacer más cómplices de sus infidelidades al Evangelio, y aun más no vamos a hacer mas cómplices de la falta de amor para con ustedes mismos, sus hermanos religiosos y las comunidades.
Somos Iglesia, somos comunidad, somos hermanos, y nos vamos a defender y cuidar hasta que nos corten la cabeza, que es lo que sentimos que están haciendo, cortando la cabeza de toda una comunidad y pastoral naciente, renovada, están matando un montón de ilusiones, de corazones heridos que desean ser sanados, entusiasmos de miles de jóvenes en camino de la liberación personal, de otros miles que desean sentirse parte del amor de Jesús.
Hablamos con la pasión que muchos de ustedes perdieron, la pasión por la misma lucha de Jesús, la vida, el amor, la caridad, la compasión. Nos sentimos protegidos y acompañados por nuestra Madre María, siempre fiel. Nos sentimos acobijados por su mirada de contemplación y oración, nos sentimos en paz.
Esperamos que estas sencillas palabras escritas a puño y lágrimas de la comunidad joven de San Juan penetren en sus corazones y oren actuando, escuchando, perdonando y sobre todo amando que es más fuerte que cualquier decisión.
«Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.
De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.
Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.» (Lucas 10, 30-24)
¿Qué actitud tomará usted, querido Ministro Provincial, con nuestra dolida comunidad?
El Señor les de su Paz
Comunidad joven San Francisco de Asís – San Juan- Argentina