La prohibición de ordenar -que ya traían de Roma- me resultó doloroso, pero debemos comprender que es lo que siempre se hace en estos tipos de conflictos, hasta tanto se dilucide el caso
(José Manuel Vidal).- Monseñor Rogelio Livieres es el obispo de Ciudad del Este, la polémica diócesis paraguaya que ha sido intervenida por la Santa Sede. El Cardenal Santos Abril y Castelló y el Obispo Auxiliar de Montevideo Mons. Milton Tróccoli, concluyeron su visita la pasada semana. En esta entrevista, el prelado da su visión sobre la misma, asegurando que «a los enviados del Papa les pareció muy bien todo lo que vieron«, y niega que se vaya a producir su relevo: «Venían con información muy mala pero los hechos la desmintieron».
¿Qué sabor de boca le ha dejado la visita de los enviados del Papa?
Bastante buena, porque fue cordial y optimista. A los enviados del Papa les pareció muy bien todo lo que vieron, tanto el Seminario Mayor San José como toda la organización de la Diócesis. Vieron mucha participación de los fieles en las diversas actividades pastorales que desarrollamos, en fin, encontraron una Iglesia que acompaña a su gente, así como recomienda el Papa Francisco.
Por otro lado también contribuirá a que se aclaren los pequeños problemas que hayamos tenido y seguiremos creciendo en comunión con toda la Iglesia.
¿Está satisfecho con los resultados de la misma?
Todavía no tenemos resultados.
¿Cómo fue su relación personal con el cardenal Santos Abril?
Sumamente cordial. El Cardenal es una persona muy amable y se mostró en todo momento bastante interesado por la Diócesis, por los trabajos que realizamos y se fue muy contento.
¿Sintió, en algún momento, que llegaba a su diócesis con ideas preconcebidas?
Sí, y nos lo dijeron: venían con información muy mala pero los hechos la desmintieron.
Acaba de decir que a Roma se enviaron informes «calumniosos» por parte del Nuncio y de la Conferencia episcopal. ¿Con qué intención?
Se dijeron muchas cosas, en especial de nuestro Seminario. Es un capítulo que espero sea superado lo antes posible. Ocurre que la Teología de la Liberación ha marcado la formación de casi todos los sacerdotes que salieron del Seminario de Asunción y no lo digo solo yo. Entonces, cuando fundamos el Seminario San José, en donde la formación que se imparte se ajusta estrictamente a la doctrina católica, éste pasó a ser el blanco de todo tipo de cuestionamientos, hasta nuestros días.
La Santa Sede debe recordar a todos los Obispos del Paraguay, que tenemos el deber y el derecho de abrir un seminario de acuerdo a los requerimientos y siempre que tengamos posibilidades. Y el Seminario Mayor San José se rige por las normas vigentes. Del mismo han salido ya muchos sacerdotes que ahora me ayudan a mí y a otros obispos en los trabajos pastorales, porque nuestra principal función episcopal es el cuidado de las almas, que las mismas alcancen la salvación y para eso necesitamos de muchos colaboradores que sean sacerdotes.
¿La primera decisión de prohibir las ordenaciones sacerdotales en su diócesis le resulta dolorosa? ¿La va acatar?
Por supuesto que acataré, como siempre hago en lo que me manda la Santa Sede. Naturalmente, la prohibición de ordenar -que ya traían de Roma- me resultó doloroso, pero debemos comprender que es lo que siempre se hace en estos tipos de conflictos, hasta tanto se dilucide el caso.
¿La decisión de relevar a su vicario general, el padre Urrutigoity, le vino impuesta de los enviados papales?
No. Me la sugirió hace meses el Nuncio y me pareció prudente apartarlo al P. Carlos antes de la llegada de la Visita.
¿Teme que lo aparten de la sede de Ciudad del Este?
No, de ningún modo. Incluso hablamos con los enviados del Papa de planes a futuro.
¿Cuáles son sus «pecados» según sus hermanos obispos: que es usted del Opus Dei, que es demasiado conservador…?
Ellos se opusieron a mi nombramiento hace 10 años, por ser del Opus Dei y por ello supuestamente conservador (no me conocían de nada).
Yo inicié mi ministerio con facilitar los sacramentos y darle un carácter espiritual a la predicación de la Palabra. Para ello fundé un Seminario que formase un nuevo clero, como me aconsejó Benedicto XVI. Ellos lo consideran falta de unidad, de fraternidad, de caridad y de todas las virtudes. Pero no es así. La comunión se da en torno a la Eucaristía, fuente y cumbre de toda la acción de la Iglesia. Y la superación de toda la crisis actual se logrará reparando las heridas ocasionadas a la Santa Eucaristía.