En 2015 no habrá mundiales ni juegos olímpicos. No lucharán unos contra otros para ganar. Algo o mucho ganaremos todos, con excepción de algunos irredentos
«Nos ha llegado la noticia de imprevisto. En la reunión del clero del 4 de noviembre, monseñor José Luis Escobar dijo que, en su estancia en Roma, el papa Francisco le comunicó que monseñor óscar Romero será beatificado el año entrante» , expresó en un comunicado el teólogo jesuita Jon Sobrino, director del Centro Monseñor Romero de la UCA.
«El arzobispo no dio detalles sobre la fecha y el lugar. Pero la noticia ya ha llenado de alegría» , agregó Sobrino. Según el teólogo, compañero de Ellacuría y de los mártires de la UCA, el Papa habría comunicado la noticia a Escobar durante su asistencia al Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia, que se celebró en el Vaticano del 6 al 19 de octubre pasado.
El Arzobispado de San Salvador no ha ratificado oficialmente lo dicho por Sobrino. En declaraciones recogidas por la prensa salvadoreña, el vicario de la Iglesia de El Salvador, monseñor Urrutia, incidió en que «no hay ningún anuncio oficial del Vaticano ni del Papa Francisco o del arzobispo Escobar Alas en torno a que la beatificación de Monseñor Romero pueda ser el próximo año. No hay ningún aviso oficial. Ciertamente de lo que ha hablado monseñor Escobar Alas es sobre la posibilidad que el próximo año se pudiera cerrar ya el proceso de instrucción de la causa y proceder a hacer el estudio definitivo sobre la posición del martirio de Monseñor Romero. Es posible que este estudio se realice el próximo año pero no significa que la beatificación se haga el próximo año».
En los últimos meses la Iglesia Católica salvadoreña ha dicho que espera que Romero sea beatificado en 2017, el año del centenario de su nacimiento.
Romero, quien denunciaba los abusos contra los derechos humanos en los años previos a la guerra civil salvadoreña, fue asesinado por un francotirador cuando oficiaba una misa el 24 de marzo de 1980 en una capilla de San Salvador.
Su proceso de beatificación, abierto en 1994, fue desbloqueado en abril del año pasado por el papa Francisco, luego de permanecer por varios años estancado en la Congregación para la Causa de los Santos.
La iglesia salvadoreña inició el 15 de agosto pasado un trienio en honor a Romero de cara a la celebración de sus 100 años de nacimiento, el 15 de agosto de 2017.
Ésta es la carta de Jon Sobrino:
Nos ha llegado la noticia de imprevisto. En la reunión del clero del 4 de noviembre, monseñor José Luis Escobar dijo que, en su estancia en Roma, el papa Francisco le comunicó que monseñor Óscar Romero será beatificado el año entrante. El arzobispo no dio detalles sobre la fecha y el lugar. Pero la noticia ya ha llenado de alegría.
Los dos papas anteriores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, hablaron de ello, pero no con mucha convicción y decisión. Y se notaba el temor de incomodar a los poderosos: «Todavía no es el tiempo oportuno». El lenguaje del Vaticano era ambiguo y poco entusiasmante.
Todo ha cambiado con el papa Francisco. Hace un año dijo que la causa de monseñor estaba estancada, pero que sin duda avanzaría. Más que estancada pienso que estaba bloqueada por muchos intereses que nada tienen que ver con Jesús de Nazaret.
Lo hemos dicho muchas veces: la alegría y el júbilo de la gente está asegurado. Pero he solido tener un pequeño temor y una duda: qué dirá el acta de canonización sobre monseñor Romero. Santo y virtuoso lo fue en grado sumo. Pero fue algo más, como lo puso en palabras Ignacio Ellacuría en la misa de funeral de la UCA, inmediatamente después del asesinato del arzobispo: «Con monseñor Romero, Dios pasó por El Salvador». Por aquellos mismos días, don Pedro Casaldáliga escribió el poema San Romero de América, pastor y mártir nuestro. Y espontáneamente el pueblo lo llamó «santo». El culto del pueblo, popular, ha sido masivo, aunque no está permitido durante el proceso de beatificación.
Esperamos, pues, al año entrante. En 2015 no habrá mundiales ni juegos olímpicos. No lucharán unos contra otros para ganar. Algo o mucho ganaremos todos, con excepción de algunos irredentos. No correrán millones de millones para esconder pobreza, violencia y angustias. Sí habrá pupusas y tamales.
En 2015 ganará la niñita de una champa de Zimbabue, quien, cuando le pregunté en 2007 qué conocía de El Salvador, me dijo al instante: «Un obispo». Y días después, también en Zimbabue, saludé a Desmond Tutu. Le dije que venía de El Salvador y me contestó: «¡La tierra de Romero! ¡Cuánto le recordábamos en tiempos de guerra!». Y así, muchas otras historias que no cabrían en todos los libros del mundo.
Ha desaparecido mi temor de que beatifiquen a un monseñor Romero aguado. Hoy es difícil manipularlo. Y una petición: «San Romero de América, ruega por todos los pobres del mundo. Y ruega por este pueblo salvadoreño, que es el tuyo».