Es injusto seguir imponiendo medidas de austeridad en la población, sobre todo a los pobres, por los errores o las prácticas corruptas o irresponsables del pasado
(Samuel Soto, Puerto Rico).- El pasado martes, el Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico, Mons. Roberto Octavio González Nieves compareció ante un evento organizado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo, sobre el impacto de los llamados «fondos buitres» donde hizo un llamado a que se atienda cuanto antes el problema de la deuda impagable de Puerto Rico por sus efectos en la población.
El arzobispo quien dijo que no es «un experto en deudas o en asuntos financieros como muchos de ustedes sentados en esta mesa», expresó que «vengo con una profunda preocupación por mi pueblo que está sufriendo.» Para el Arzobispo, no importa lo que el Gobierno de Puerto Rico, o lo que ciertos acreedores aleguen, lo cierto es que «hay una verdadera crisis humanitaria en nuestra nación.» Prueba de ello son los altos impuestos, los recortes en servicios de salud, los cierres de escuelas y la huida sin precedentes de las familias puertorriqueñas a los Estados Unidos.
En cuanto a la pobreza en Puerto Rico, el Arzobispo expresó: «En el área metropolitana de San Juan la pobreza se esconde detrás de imponentes edificios de oficinas, hoteles y condominios. En las zonas rurales es más visible. En la mayoría de las situaciones es una pobreza que se sufre «camuflageada» porque la gente lo necesita para proteger su dignidad.«
Sobre la solución de esta crisis, el Arzobispo manifestó que lo primero es resolver el asunto de la deuda. Por ello insta al Congreso a actuar, insta a la Reserva Federal de Estados Unidos y al Tesoro a intervenir de inmediato.
En su mensaje, el Arzobispo abundó sobre los fondos buitres. «Por desgracia, los mismos grupos que se oponen cualquier solución integral, son los mismos sobre los que estamos discutiendo hoy, los llamados «Fondos buitres». Reconocemos que algunos de los mismos bonistas de los fondos de cobertura que se han aprovechado de otros países están ahora detrás de Puerto Rico para depredarlo. Se trata de fondos que compraron a precios de quemazón y ahora tratan de cobrarlo a altos intereses y en la totalidad de la deuda. Hago un llamamiento directo a estos fondos rapaces. Les pido que dejen de presionar al Congreso y que se unan a otros acreedores de buena voluntad y sentarse a la mesa y negociar una solución global con el Gobierno de Puerto Rico. Pido a los responsables de estas empresas que se unan para ayudar a negociar una solución que invierta en mi pueblo, que se ocupen de la crisis humanitaria y nos ayuden en la solución de la epidemia de la pobreza en la Isla,» argumentó González Nieves.
También expresó que «ante la incertidumbre que nos causa la poca acción al momento presente del Gobierno de Estados Unidos, la comunidad religiosa anima a todas las partes a sentarse a la mesa y participar en una solución integral. Queremos dejarle saber a los llamados «fondos buitres» que ellos son importantes en la solución y les animamos unirse a la mesa de discusión. Creemos que es injusto seguir imponiendo medidas de austeridad en la población, sobre todo a los pobres, por los errores o las prácticas corruptas o irresponsables del pasado.»
Por último, el Arzobispo aludió al inicio del Año Santo de la Misericordia como un tiempo oportuno para ayudar en la solución de la deuda de Puerto Rico.
«Hoy, 8 de diciembre, es un día especial en la Iglesia Católica por una serie de razones. Es un día de especial devoción a la madre de Jesús, María, que echó su suerte con los que sufren y los oprimidos. También es un día especial porque el Santo Padre Francisco declaró hoy el inicio del Año Jubilar de la Misericordia. Trabajamos con Jubileo EE.UU., que comenzó sus actividades en respuesta a un año de Jubileo convocado por el Papa San Juan Pablo II en 2000. Al comenzar este nuevo año jubilar, oramos por un Jubileo para Puerto Rico. Oramos por un Jubileo para todos los países que lo necesitan. Abrazamos las palabras de la oración del Señor cuando oramos «perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores».