Por favor, hermano Francisco, ábrase a la sana duda de información tan categórica sobre nosotros y pondere las consecuencias que su decisión ha ocasionado tanto en nuestra comunidad como para el mismo Juan Barros y la credibilidad de la Iglesia
Un grupo de laicos y agentes pastorales de distintas comunidades parroquiales de la diócesis de Osorno, en el sur de Chile, le pidió al papa Francisco que destituyera al obispo Juan Barros por encubrir varios casos de abuso sexual cometidos por el sacerdote Fernando Karadima. A través de dos cartas que un miembro de la comisión pontificia entregó personalmente al sumo pontífice, se le informó que Barros estaba «causando una división sin precedentes dentro de la diócesis«.
En febrero de 2011, Karadima, un influyente sacerdote octogenario que formó a cinco obispos chilenos y casi medio centenar de sacerdotes, fue hallado culpable por el Vaticano de cometer abusos sexuales y lo condenó a una vida de oración y penitencia. Además, en noviembre de ese mismo año, la Justicia chilena determinó que el religioso había abusado sexualmente de cuatro feligreses entre 1981 y 1995, cuando tres de ellos eran menores de edad. No obstante, las autoridades judiciales consideraron que los delitos habían prescrito.
«Recurrimos nuevamente a usted en busca de una solución al hondo malestar e insostenible división que arriesga quebrar definitivamente la unidad del cuerpo místico de Cristo que peregrina en Osorno», apunta la misiva dirigida al argentino Jorge Mario Bergoglio, máxima autoridad de la Iglesia católica. «La desolación a la que nos ha llevado su voluntad, Papa Francisco, no resiste más silencio u omisión. En todo este tiempo hemos tocado la puerta de nunciatura en Chile y sólo recibimos burlas«, se agrega en la carta.
Juan Carlos Cruz, un exseminarista chileno que fue víctima de los abusos del sacerdote Karadima, viajó hasta el Vaticano para entregar la carta y aseguró que «uno nunca se puede rendir cuando se trata de proteger a los niños. Este obispo (Juan Barros) fue testigo de mis abusos y del de muchos otros niños durante un período de 35 años; eso es lo que espero que entienda la comisión pontificia para la protección de los menores durante su encuentro en Roma esta semana», aseveró Cruz, quien le envió dos misivas al Papa a través de Peter Saunders.
Las cartas quedaron en una casa de huéspedes de Roma, donde se reúne la comisión, para que fueran recogidas por el cardenal de Boston Sean O’Malley, presidente del cuerpo, a quien se le pidió que las misivas llegaran a manos del Papa.
Las cartas refieren a Barros, quien fue nombrado el año pasado como obispo de Osorno, lo que generó indignación entre muchos católicos, legisladores y víctimas de abuso sexual, que dicen que el ahora obispo protegió al padre Fernando Karadima, uno de los pedófilos más notorios del país.
«La desolación a la que nos ha llevado su voluntad, Papa Francisco, no resiste más silencio u omisión» (…) Hemos tocado puertas (…) y sólo recibimos burlas», dijo la carta firmada por 30 personas.
«Por favor, hermano Francisco, ábrase a la sana duda de información tan categórica sobre nosotros y pondere las consecuencias que su decisión ha ocasionado tanto en nuestra comunidad como para el mismo Juan Barros y la credibilidad de la Iglesia, para hallar una pronta solución», agrega la misiva.
Críticos en Chile dicen que Barros tenía conocimiento y ayudaba a encubrir los abusos cometidos por el sacerdote Fernando Karadima, de 84 años, quien fue mentor de varios curas jóvenes, incluido el nuevo obispo.
Pero en el 2011, una investigación del Vaticano halló a Karadima culpable de abusar a adolescentes varones durante años y le ordenó como castigo retirarse a «una vida de oración y penitencia».
Cruz dice que Karadima abusó sexualmente de él cuando tenía 16 años. Karadima negó las acusaciones y Barros rechaza la afirmación de que tenía conocimiento de lo que sucedía.
(RD/Agencias)