El viaje del sumo pontífice dejará un beneficio económico similar al de la Navidad, unos 2.500 millones de pesos (unos 133 millones de dólares)
La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) agradeció hoy al papa Francisco su visita a México, que comienza el próximo viernes y que la jerarquía eclesiástica nacional consideró un «consuelo» para los ciudadanos frente a la pobreza, la violencia, la corrupción y la desigualdad que azotan al país.
En un mensaje de video dirigido al santo padre y difundido en YouTube, el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara (oeste) y presidente de la CEM, dijo que los obispos de México están «llenos de emoción y de esperanza» ante la proximidad de su llegada.
«Al tiempo de darle desde ahora la más cordial bienvenida, le transmitimos la alegría y la gratitud de los católicos que peregrinamos en esta noble nación, así como de muchos hombres y mujeres de buena voluntad».
Los jerarcas de la Iglesia mexicana se mostraron «contentos y agradecidos por la generosidad y el cariño» que muestra el pontífice al venir «como misionero de misericordia y paz».
Además, dicen ver en la visita «una clara manifestación de la ternura de Dios» para, a través de Francisco, «acercarse» a los mexicanos y consolarlos «en estos momentos difíciles» que atraviesa el país «a causa de la inseguridad, la inequidad, la pobreza, la corrupción y la violencia».
También para mostrarles «el camino que hace posible un desarrollo integral que no excluya a nadie, en el amor misericordioso».
Los obispos expresaron su convencimiento de que «ante la milagrosa imagen de Santa María de Guadalupe«, en cuya basílica oficiará una misa el sábado, el pontífice «pedirá la intercesión de la Madre de Dios» para lograr «la construcción de una familia y de un México mejor para todos».
También están seguros de que a su paso por las distintas escalas mexicanas del viaje (Ecatepec, San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez), «además de contemplar la rica biodiversidad» del país, «recibirá el cariño y el testimonio de muchísimas personas de diferentes grupos étnicos, edades y estratos sociales que procuran hacer las cosas bien».
«En México son más los buenos que aquellos que han elegido el camino del mal, provocando sufrimiento y muerte», consideraron.
«Las familias, los enfermos, los indígenas, los ancianos, los pobres, los jóvenes, los migrantes, las víctimas de las violencias, los laicos, las y los consagrados, los diáconos, los sacerdotes y los obispos esperamos con ansia escuchar su palabra, rezar y celebrar junto a usted al Señor y caminar unidos, pueblo y autoridades, dando lo mejor de nosotros para ir alcanzando un desarrollo integral y una vida en paz».
«¡Gracias papa Francisco por querer estar con nosotros! ¡Aquí lo esperamos!», concluye el mensaje.
Por otro lado, la Diócesis Católica de Las Cruces, en Nuevo México, recibió 5.000 boletos para asistir a la misa del papa Francisco en Ciudad Juárez (México). Alejandro Barraza, director de la pastoral hispana y juvenil de la instancia católica, dijo hoy a este respecto que la comunidad eclesiástica de la vecina ciudad está sorprendida porque en un principio se le había comunicado que el cupo era limitado y no se le regalarían boletos.
«Nos tomó por sorpresa el sábado, porque a lo largo del trayecto nos habían dicho que no había boletos para Las Cruces», afirmó. Muchos de los miembros de esa comunidad católica son personas que han tenido que refugiarse del lado estadounidense de esta región fronteriza por motivos de seguridad y la visita del papa Francisco les representa esperanza, dijo.
«Mucha de nuestra gente ha sido afectada por la violencia, entonces este es un momento de paz y esperanza. Quieren unirse en oración y pedirle al santo padre por el bienestar de Ciudad Juárez y de México en sí», mencionó.
Las entradas oficiales para asistir a la misa papal serán distribuidas entre las escuelas y parroquias católicas del estado, desde la capital del Estado, Santa Fe, hasta la vecina ciudad de Sunland Park, Nuevo México, afirmó.
La Diócesis Católica de Ciudad Juárez informó la semana pasada que ha apartado 5.000 boletos para la Diócesis Católica de Las Cruces y 10.000 para la Diócesis Católica de El Paso.
Ciudad Juárez es la última parada en la agenda de cinco días de la visita del papa Francisco a México. La misa papal en Juárez está programada al aire libre a las 16.00 horas del 17 de febrero en El Punto, un campo grande ubicado al borde del Río Bravo, a unos cuantos metros de la línea divisoria con Estados Unidos.
Por otro lado, el magnate mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del planeta, es uno de los empresarios mexicanos que, a través de sus compañías, financiarán parte de la visita del papa Francisco a México, reveló hoy el coordinador general de la visita, Eugenio Lira.
Lira, que es secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), explicó en declaraciones a Milenio Televisión que «han sido muchas las personas que se han ofrecido y están apoyando para financiar el viaje del papa».
Relató que para los traslados aéreos está colaborando Aeroméxico, para los desplazamientos por tierra y para la fabricación de papamóviles, la compañía estadounidense Chrysler, y para las pantallas de televisión y el sonido de los actos religiosos del pontífice, el banco mexicano Banorte.
«Todo lo que tiene que ver con el área de colocación de salas de prensa y de fibra óptica para las transmisiones ha sido Telmex, el Grupo Carso concretamente», agregó.
Estas firmas pertenecen a Slim, que durante los últimos años ha encabezado varias veces la lista de las mayores fortunas del mundo que realiza la revista estadounidense Forbes. Según Lira, los empresarios interesados «se ponen directamente en contacto con los proveedores y les pagan la prestación del servicio y la instalación que se requiera.
«Nos han preguntado ‘qué les hace falta’. Les decimos y ellos se ponen directamente en contacto con el proveedor para pagar«, detalló. El coordinador general de la visita también explicó que por su condición de jefe de Estado las actividades oficiales en las que participa el papa serán financiadas por los Gobiernos federal, estatales y municipales.
Además, consideró que «nada es para el papa«, pues «los gastos que se hacen son para el servicio de la gente». «Las pantallas son para la gente que va a participar en los eventos, lo mismo que el sonido, la colocación de baños», argumentó.
Durante su visita, del 12 al 17 de febrero próximos, Francisco visitará la capital mexicana y los estados de México (centro), Chiapas (sur), Michoacán (oeste) y Chihuahua (norte), donde hará su última escala en el país.
Devotos de la Santa Muerte
Dos semanas después de bautizar a su hija en una iglesia católica, los padres de Adriana la volvieron a vestir de blanco para un segundo sacramento, esta vez bajo el amparo de la esquelética Santa Muerte.
La bebé de tres meses duerme mientras la ministra del templo rocía agua bendita, una infusión de pétalos de rosa, frente a 300 personas reunidas al pie de una estatua de 22 metros de una Santa Muerte levantada en un predio de las orillas de la Ciudad de México.
Cuando el papa Francisco llegue el viernes a México para una visita de cinco días, encontrará un país con una creciente devoción a la Santa Muerte pese al rechazo de la Iglesia católica.
Todos los domingos, una gran multitud visita el templo al aire libre de Enriqueta Vargas para orar frente a la estatua negra de fibra de vidrio, erigida en 2007.
Sus adoradores le llevan tequila, dulces y ramos de flores a las seis capillas con las que cuenta la figura, donde rezan por amor, dinero y salud. El templo de Vargas destaca del resto por celebrar bodas y bautizos.
Los jóvenes padres de Adriana, Daniel Anguiano y Lucero Aguilar, cuentan que se acercaron a la Santa Muerte debido a las complicaciones que sufrió ella durante el embarazo.
«Yo le prometí que si me daba a mi hija con buena salud, iba a estar aquí en frente de ella bautizándola», comentó Anguiano de 22 años, trabajador de la cervecera Corona. Al igual que muchos seguidores de la ‘calaca’, Daniel y Lucero, de 18 años, también son católicos pese a que el Vaticano califica esa creencia como blasfemia.
Considerar una imagen de la muerte como una santa «es un absurdo», dijo el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México. «Todo cristiano, se supone, está a favor de la vida y no de la muerte», remató.
Pero la Iglesia católica está perdiendo la batalla contra la Santa Muerte, famosa por ser adorada por narcotraficantes, aunque en realidad es venerada por todo tipo de personas, desde obreros, policías, doctores y hasta maestros.
«Cada vez que vienen a entrevistarnos, (los periodistas) están buscando delincuentes pero no los encuentran», reclama la «madrina» Vargas antes de dirigir la ceremonia masiva, en la que los devotos se sientan, arrodillan e invocan a la Santa Muerte mientras rezan el «Padrenuestro».
Andrew Chesnut, profesor de estudios de religiones en la Universidad de Virginia Commonwealth, Estados Unidos, estima que entre 10 y 12 millones de personas que viven en ese país, México y Centroamérica son adeptos, y eso preocupa la iglesia.
«Este ha sido el crecimiento más rápido de un movimiento religioso nuevo, no sólo en México, en todas las Américas», dijo Chesnut, autor de Santa Muerte: La segadora segura.
Los historiadores han calculado que su veneración se remonta a finales del siglo XVIII, cuando los indígenas adaptaron imágenes españolas de La Parca en la Santa Muerte, provocando que la Iglesia católica destruyera sus incipientes capillas.
Después de eso, su veneración se mantuvo en la clandestinidad hasta que antropólogos encontraron a algunos de sus devotos en la década de 1940, dijo Chesnut.
La mayoría de los seguidores eran mujeres que le piden desaparecer a las amantes de sus esposos, añadió el experto. El número de devotos se disparó a principios de 2001 cuando otra mujer, llamada Enriqueta «Doña Queta» Romero expuso una figura de la Santa Muerte en el peligroso barrio de Tepito en Ciudad de México.
Ahora, un flujo constante de devotos viene a su altar para pedir ayuda de rodillas. Una multitud participa cada primer día del mes en una ceremonia masiva. Romero también es una devota católica. «De una mano me lleva Dios nuestro señor y de la otra la muerte. Y cuando me muera, diosito le va a decir a la flaquita, ‘vete por Doña Queta'», dice esta bisabuela de 70 años.
Y es que la visita del papa Francisco aportará a México ingresos multimillonarios tanto por la cantidad de fieles que asistirán a sus encuentros desde cualquier rincón del país y de América como por el enorme interés mediático que despierta el viaje.
En la segunda nación del mundo por número de católicos, los hoteleros se frotan las manos ante una ocupación que en muchas ciudades roza el lleno absoluto, mientras que el sector servicios, especialmente el de restauración, se espabila para tenerlo todo listo ante el aumento de demanda.
En Morelia, capital de Michoacán (oeste), donde el papa oficiará una misa y se reunirá con jóvenes, y en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas (sur), donde el pontífice celebrará una misa con indígenas, se registra casi un 100 % de ocupación hotelera.
En la Ciudad de México y en el Estado de México, el porcentaje es del 65 %.
Todo esto se traduce en cifras gigantes. El viaje del sumo pontífice dejará un beneficio económico similar al de la Navidad, unos 2.500 millones de pesos (unos 133 millones de dólares), según el periódico El Financiero que se basa en previsiones de cámaras empresariales.
Solo en la Ciudad de México se espera que la visita genere unas ganancias de 870 millones de pesos (46,3 millones de dólares), informó la Secretaría de Turismo del Distrito Federal.
No obstante, aunque Francisco es el primer papa latinoamericano, el fallecido Juan Pablo II, quien visitó cinco veces México, sigue teniendo mucha popularidad.
(RD/Agencias)