El principal pecado de Babau es el de liderar la resistencia indígena en la que están implicados diez mil indígenas tupinambá que viven en cerca de 30 aldeas del sur del estado de Bahia y que defienden su hábitat frente a las empresas mineras
(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- El CIMI, Consejo Indigenista Misionero, por sus siglas en portugués, ha denunciado en su página web la prisión arbitraria de Rosivaldo Ferreira da Silva, conocido como cacique Babau Tupinambá, y su hermano, José Aelson Jesus da Silva, conocido por Teity Tupinambá.
Los hechos denunciados tuvieron lugar el último jueves, 7 de abril en el municipio de Olivença, estado de Bahia, donde los hermanos habían acudido para apoyar la lucha de los moradores de la aldea Gravatá, dentro de la Tierra Indígena Tupinambá de Olivença, donde los indígenas denunciaban la retirada ilegal de arena de dentro de la Tierra Indígena, lo que en la legislación brasileña constituye un crimen.
La persecución contra Babau y sus parientes de la Aldea Tupinambá de la Serra do Padeiro es una historia demasiado larga, que se remonta a abril de 2008, momento en el que Babau fue preso por primera vez por liderar una manifestación para denunciar el desvío de fondos públicos destinados a la sanidad. A partir de ahí las persecuciones por parte del Estado Brasileño, los terratenientes y sus pistoleros no han parado, repitiéndose prisiones arbitrarias, abuso de fuerza policial, torturas, destrucción de casas, vehículos comunitarios, alimentos y equipamiento escolar, entre otras cosas.
Lo que está detrás de todo esto es el deseo por parte de los terratenientes, con el apoyo de jueces con una doble vara de medir, de expulsar a los indígenas de sus tierras, siendo Babau y sus familiares el foco principal de sus persecuciones.
El CIMI denuncia que todo indica que los dos hermanos cayeron en una armadilla policial, pues han sido acusados de porte ilegal de armas, una arma de uso exclusivo de la policía y un revólver del calibre 38, lo que es negado abiertamente por los acusados. Además de eso, fueron detenidos a 10 kilómetros del lugar de los hechos, cuando habían abandonado el local en coche.
Según el CIMI, la primera acusación sería haber tirado piedras contra los policías e impedir la salida de camiones cargados de arena de la Tierra Indígena, acusación contra la que los propios indígenas tienen pruebas audiovisuales que demuestran lo contrario. Todo ello ordenado por el juez Lincoln Pinheiro da Costa, de la Justicia Federal de Ilhéus, que autorizó el pasado mes de enero la expulsión de los indígenas de sus tierras y la retirada de arena para la construcción de grandes emprendimientos turísticos.
El principal pecado de Babau es el de liderar la resistencia indígena en la que están implicados diez mil indígenas tupinambá que viven en cerca de 30 aldeas del sur del estado de Bahia y que defienden su hábitat frente a las empresas mineras y los grandes emprendimientos turísticos que destruyen la flora y las fuentes de agua locales.
El propio Babau, en entrevista concedida a este medio el año pasado, me confesaba que no son pocos los que quieren matarle, pues se ha convertido en un «alborotador», que ha despertado la conciencia de lucha de muchos indígenas, y en su opinión «los líderes con más conocimientos de la realidad están siendo perseguidos por el gobierno brasileño», hecho que se constata una vez más con la detención ocurrida este último jueves.
Las acciones contra los indígenas se han visto incrementadas después de la visita de la relatora de la ONU para los derechos indígenas, Victoria Tauli-Corpuz, a la Tierra Indígena Tupinambá de Olivença, a finales del mes de marzo, denunciado situaciones degradantes en las condiciones de vida de los indígenas del local, situación que en su opinión se repite en otros lugares del país. A esto se une la determinación de la FUNAI, Fundación Nacional del Indio, por sus siglas en portugués, de continuar con la demarcación de esta Tierra Indígena.
En el mismo sentido del CIMI se expresa la Nota Pública de la CPT, Comisión Pastoral de la Tierra, por sus siglas en portugués, que lleva por título, «¿Quién va a detener la violencia contra las comunidades campesinas?», publicada este viernes, en la que además de denunciar la prisión y mostrar su solidaridad con Babau y su hermano, condena la ejecución de dos miembros del Movimiento Sin Tierra ocurrido este jueves en el estado de Paraná, episodio en el que hubo varios heridos, así como del líder de un asentamiento rural ocurrido en el estado de Paraíba el último día 6, en la presencia de su hija de un año.
Son, en opinión de la CPT eslabones de una cadena de violencia contra los más pobres, llegando a afirmar que «la ejecución de campesinos e indígenas en este país es cosa común» y frente a eso hace una cobranza al Gobierno Federal, de quien es competencia «demarcar tierras indígenas y hacer la Reforma Agraria». Por eso, deja bien claro que «siguiendo la práctica de Jesús, se junta a otros movimientos y articulaciones en la denuncia del sistema que violenta el derecho de los pobres y más frágiles».
Agentes del CIMI han informado que el juez Lincoln Pinheiro Costa, de la ciudad de Ilheus, ha decidido enviar directamente a prisión y a través de una llamada telefónica al cacique Babau y su hermano José Aelson, privándoles del derecho de una audiencia previa. Esta decisión pone en peligro la vida de los detenidos, pues en la prisión a la que han sido enviados están algunos de los pistoleros presos por atacar la aldea donde viven los tupinambá ahora privados de libertad. La Secretaría de Justicia del Estado de Bahia ha exigido el aislamiento de los dos hermanos y ha enviado a la ONU un requerimiento para que interceda junto al gobierno brasileño pidiendo la liberación de Babau y José Aelson.