El intento de parte del gobierno de Ortega por imponer un régimen autoritario y de partido único, ya había sido lamentado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua
(Israel González Espinoza, corresponsal de RD en Nicaragua).- El presidente nicaragüense Daniel Ortega Saavedra, mediante una nueva maniobra político-jurídica, terminó por descabezar a la oposición política del país centroamericano en el único poder del Estado dónde tenían representación: la Asamblea Nacional.
El comunicado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), emitido en junio de este año sobre los peligros de la instauración de un «régimen de partido único» resultó profético, una vez más.
Mediante una resolución emitida por el Consejo Supremo Electoral (CSE), el poder del Estado encargado de organizar los procesos electorales y dirigido por funcionarios adeptos a Ortega, la oposición fue despojada de 16 escaños propietarios y 12 suplentes que había obtenido en las pasadas elecciones generales de 2011, enrumbando al país hacia un sistema de partido único.
La resolución del CSE fue acatada por la junta directiva de la Asamblea Nacional (unicameral) y también dominada por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda). La medida ha si objeto de críticas desde el interior y exterior de Nicaragua por organismos de derechos humanos, partidos políticos, el gremio intelectual y las cúpulas del Empresariado nacional.
El intento de parte del gobierno de Ortega por imponer un régimen autoritario y de partido único, ya había sido lamentado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) en junio mediante un comunicado emitido a raíz del despojo que realizó la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua de la casilla electoral que utilizaría la oposición aglutinada en la denominada «Coalición Nacional por la Democracia» (CND) para las elecciones generales de noviembre de este año, para otorgársela a un pequeño grupo político liderado por el periodista Pedro Reyes Vallejos, que ha sido acusado por la CND de colaboracionista del presidente.
Este hecho dejó a la CND sin poder participar en los comicios.
«En sintonía con la doctrina social de la Iglesia, «apreciamos el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica» (Centesimus Annus, 46). Todo intento por crear condiciones para la implantación de un régimen de partido único en donde desaparezca la pluralidad ideológica y de partidos políticos es nocivo para el país, desde el punto de vista social, económico y político. Es posible vivir en armonía y tolerancia aún en medio de una sana diversidad social y política que enriquezca en todos los ámbitos a la nación», expresaba el comunicado de los Obispos en junio.
En su cuenta en Twitter y Facebook, el Obispo auxiliar de Managua, el carmelita descalzo Silvio José Báez expresó su preocupación por los acontecimientos políticos en el país e hizo un llamado a la ciudadanía para responsabilizarse por la situación del país.
«Lamentablemente Nicaragua vuelve a ser noticia en medios periodísticos internacionales por la falta de democracia y el casi inexistente Estado de Derecho reinante en la nación. ¡No nos desentendamos de nuestra patria! ¡Oremos mucho y responsabilicémonos de su historia!», expresó Monseñor Báez.
Al mismo tiempo, instó a los nicaragüenses a volver a leer el comunicado de los Obispos emitido el 14 de junio.
«Volvamos a leer y reflexionar el Comunicado que emitimos los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua el 14 de junio pasado sobre el presente y el futuro de nuestra patria», instó vía Facebook el Obispo carmelita Báez.
Por importancia y debido al contexto actual, volvemos a reproducir íntegramente el Comunicado de los Obispos de Nicaragua (14.06.2016).
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA (14.06.2016)
1. Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, como discípulos de Jesucristo que nos pide en cada momento de la historia «velar por lo que es justo» (cf. Mc 13,33), y conscientes de la misión recibida de Dios, quien «nos confió el ministerio de la reconciliación» (2 Cor 5,18), deseamos ofrecer como pastores de la Iglesia una palabra de luz y de esperanza al país en el complejo momento que vivimos a raíz de los últimos acontecimientos que lamentablemente han creado en muchos una situación de inseguridad y de confrontación, que podrían debilitar la credibilidad y competitividad de las próximas elecciones en noviembre favoreciendo el aumento de la indiferencia y el abstencionismo en la población.
2. En sintonía con la doctrina social de la Iglesia, «apreciamos el sistema de la democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica» (Centesimus Annus, 46). Todo intento por crear condiciones para la implantación de un régimen de partido único en donde desaparezca la pluralidad ideológica y de partidos políticos es nocivo para el país, desde el punto de vista social, económico y político. Es posible vivir en armonía y tolerancia aún en medio de una sana diversidad social y política que enriquezca en todos los ámbitos a la nación.
3. Para nosotros sigue siendo válido lo que en mayo del 2014 le pedimos al Señor Presidente: garantizar para este año 2016 un proceso electoral presidencial absolutamente transparente y honesto, en el que brille sin ningún tipo de duda, la voluntad popular; con un sistema que garantice a cada nicaragüense su cédula en tiempo y forma antes de las elecciones; y con un proceso electoral abierto a observadores de instituciones nacionales y extranjeras.
4. Exhortamos a las autoridades del gobierno para que trabajen por la construcción de un país fundado en la democracia representativa y el pluralismo ideológico. Invitamos igualmente a la clase política a buscar con mayor empeño el bien común del país, deponiendo actitudes sectarias y búsquedas egoístas de cuotas de poder. Hacemos nuestra la oración del Papa Francisco implorando corazones misericordiosos en la vida política de Nicaragua: «¡Rogamos al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!» (Evangelii Gaudium, 205).
5. Exhortamos a todos los nicaragüenses a vivir este momento no con pesimismo ni muchos menos cediendo a la tentación de la violencia, sino con esperanza y con gran espíritu cívico. La situación actual no debe aumentar ni la apatía ni el indiferentismo, sino que debe vivirse como un reto para construir una nueva sociedad, fundada en el derecho y la justicia y en la que se respete la soberana voluntad de todo el pueblo. Junto a la Virgen María, la Purísima, Madre de Nicaragua, la Virgen Orante (cf. Hch 1,14), encomendamos a la guía del Espíritu Santo el presente y el futuro de nuestra patria.
Dado en la ciudad de Managua a los catorce días del mes de junio de dos mil dieciséis.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE NICARAGUA
Doy fe: + Mons. Jorge Solórzano Pérez Secretario General