Mi propia experiencia no es la primera cosa de la que hablo en homilías o discursos, pero tampoco la escondo, porque creo que sería falso
Más información
(Cameron Doody).- «Levántate, vete: tu fe te ha salvado». Son palabras del Evangelio del domingo pasado, dirigidas por Jesús al samaritano leproso curado a sus manos que vuelve para darle las gracias. Episodio en que Joseph Tobin -nombrado cardenal por el Papa Francisco ese mismo día- se ve reflejado, por haber luchado durante mucho tiempo contra la enfermedad del alcoholismo.
El arzobispo de Indianápolis habló con el National Catholi Reporter de lo que él llama «el Evangelio del alcohólico o adicto recuperado», el de Lucas 17.11-19. Tobin -que se ha mantenido sobrio por los últimos 29 años- ofreció una lectura personal y conmovedora del episodio en que Jesucristo cura, desde lejos, a diez enfermos, pero solo uno se acerca a él para agradecérselo. «Vuelve porque se da cuenta de su liberación de una enfermedad terrible, deformadora y alienante que le aleja de lo que es y de los que ama», dijo Tobin. «Se da cuenta de que es este: éste es el que me ha liberado».
Aunque han sido varias las ocasiones en las que Tobin ha hablado en público sobre su recuperación, confiesa que los detalles de su lucha siguen surgiendo de forma espontánea. «Mi experiencia personal no es lo primero de lo que hablo en homilías o discursos», afirmó, «pero tampoco la escondo porque creo que sería falso». «Desde luego estaría siendo desagradecido … al que creo me ha redimido», añadió.
Además de ser pastor de la archidiócesis de Indianápolis, Tobin también es padre redentorista. La Congregación a la que pertenece tiene como lema una cita del Salmo 130, el cual empieza con la oración: «Desde el fondo del abismo clamo a ti, Señor». Explicó, así pues, que la leyenda redentorista en sí –Copiosa apud Eum Redemptio– significa «En Él la redención es abundante», conceptos todos de especial significado para el adicto recuperante. «Solía decir a mis hermanos que cualquier redentorista que se está recuperando sabe lo que significa ‘abundancia'», dijo al NCR.
Y como el leproso que vuelve a Jesucristo «para dar gloria a Dios», Tobin quiere, en esta nueva etapa de su ministerio y desde la abundancia de su curación, hacer que también rebose la compasión divina. Desea, como el Papa Francisco, que la Iglesia se convierta en un «sacramento de misericordia» para el mundo entero.
Para que esto ocurra, en su opinión -para que cunda la misericordia, «revelación esencial de la verdadera naturaleza de Dios»- todos tenemos que empezar dando testimonio de cómo la misericordia nos ha influido en nosotros mismos. Aunque sea un «diálogo de vida sin fin para nosotros, la Iglesia», como Tobin dice, es de admirar la honestidad del prelado que ha impulsado la tan necesaria conversación.