El periodo del 2006 a 2016 se puede resumir como letal por los asesinatos, secuestros, extorsiones y robo a mano armada perpetrados bajo una perversidad sin límite en contra de los ministros sacerdotales
(Guillermo Gazanini, en CCM).- «El periodo de 2006 a la fecha, sin lugar a dudas, ha sido alarmante y devastador para los ministros religiosos en México y lo ha sido, primero, porque revela que este fenómeno no ha sido atendido con seriedad por los gobiernos federales y municipales en turno y, segundo, porque se ve con claridad una inacción que se traduce en desprecio y desencanto a la libertad religiosa…».
Así lo afirma el reporte anual del Centro Católico Multimedial (CCM) «Tragedia y crisol del sacerdocio en México, 10 años de persecución», hecho público la tarde del 20 de diciembre donde se da el balance de una década en cuanto a los asesinatos contra ministros católicos en México, uno de los países del orbe más peligroso para ejercer el sacerdocio.
Al abrir con el caso más paradigmático, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo acaecido el 24 de mayo de 1993 en el aeropuerto internacional de Guadalajara, víctima del fuego cruzado entre bandas delincuenciales, el CCM llama la atención sobre cómo obispos y sacerdotes son blanco de la violencia en gran medida por la identidad que representan y el ejercicio pastoral que desarrollan en comunidades particularmente difíciles en cuanto a los índices de criminalidad y violencia.
Como afirma el CCM, «a casi un cuarto de siglo del asesinato del cardenal Posadas Ocampo, el periodo de historia del 2006 a 2016 se puede lamentablemente resumir como letal por la violencia desbordada resultado de asesinatos, secuestros, extorsiones y robo a mano armada perpetrados bajo una perversidad sin límite en contra de los ministros sacerdotales y lugares sagrados en México».
Perversidad sería el preciso y desafortunado calificativo que define la situación actual de México cuando la violencia desborda en algunos lugares y los métodos son, por demás, salvajes y crueles, capaces de infringir el mayor de los sufrimientos, dolor y zozobra para las víctimas.
2016 es más violento y cerrará, en la presente administración 2012-2018, con quince sacerdotes asesinados. En sólo cuatro años se llega a esa infortunada cifra comparándola con el número de víctimas durante la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) donde fueron asesinados 17 sacerdotes. El CCM pronostica que «el actual gobierno que encabeza el Lic. Enrique Peña Nieto ahora se perfila como el más negro de la historia moderna de México. Y la tendencia a 2018 indica que concluirá su mandato con un alza del 100%».
El estado de cosas ya no es de exclusiva atención nacional. Durante 2015-2016, el reporte del CCM llamó la atención de congresistas de los Estados Unidos quienes alertaron de esta situación.
El paulino Omar Sotelo Aguilar, director del Centro Católico Multimedial, fue requerido por la embajada de los Estados Unidos en México para compartir, de primera mano, los detalles realizados en años de investigación. Como resultado, en este 2016, el Informe anual sobre libertad religiosa que emite la Secretaría de Estado del gobierno estadunidense alertó sobre los crímenes perpetrados contra sacerdotes y otros agentes de pastoral. Asimismo, organizaciones no gubernamentales y fundaciones pontificias han retomado los datos de los informes del CCM destacando los de Ayuda a la Iglesia Necesitada y Christian Solidarity Worldwide.
Sin embargo, no sólo la privación de la vida de ministros de culto ensombrece el panorama nacional en cuanto al índice de homicidios violentos. Llama la atención cómo se eleva la incidencia de otros delitos contra ministros de culto y denunciados por algunos obispos.
De esta forma, extorsiones, presumiblemente por el cobro de derechos de piso o por la errada percepción de la delincuencia en relación a aparentes riquezas de la Iglesia y amenazas de muerte, esto en relación al compromiso social y actividad pastoral, pueden ser detonadores que eleven el número de víctimas en los siguientes meses. Dice el reporte: «Tan sólo en la mitad del presente mandato se contabilizaban 520 extorsiones a sacerdotes. A finales del 2015 y después de las recientes muertes de sacerdotes en el 2016, las extorsiones y amenazas se han elevado en casi un 70% principalmente en los estados de Veracruz y Michoacán».
Y hay otros hechos que nos deberían llamar la atención. El grado de sadismo es de tal calibre que deja boquiabierto a cualquiera. El CCM no duda en calificarlo como de «demoníaca perversidad» donde los atentados inducen al miedo particularmente de la comunidad católica a la que pertenecen las víctimas.
El modus operandi de la delincuencia tiene diversas vías, desde la confusión al sembrar pruebas falsas como material pornográfico para alterar el cauce de las investigaciones hasta los golpes contusos y torturas para distraer a los ministeriales sin el menor remordimiento con sus víctimas e inducir el terror a la comunidad. A lo anterior se suma la profanación de templos, espacios y objetos sagrados del culto. Los últimos casos son reveladores particularmente cuando los presbíteros de la diócesis de Papantla, Alejo Nabor Jiménez Juárez y José Alfredo Suárez de la Cruz, fueron encontrados muertos y maniatados con estolas sacerdotales.
En 26 años, dice el CCM, los resultados de las indagatorias no han sido satisfactorias y, en la mayoría de los casos, no se tienen culpables y sentencias definitivas. De 57 atentados, sólo se ha resuelto el 10% de los casos. 86% no ha tenido resolución alguna y el 4% tiene un final poco satisfactorio. La mejor manera para terminar con los casos es el paso del tiempo donde el carpetazo es el punto final de la investigación.
¿Por qué se asesina a los sacerdotes? El colofón del Informe 2016 lanza varias hipótesis coincidentes en una fundamental: el sacerdote es blanco del crimen y de la violencia por su poder de convocatoria además de ser quien difunde el Evangelio.
«La violencia contra sacerdotes mexicanos es provocada por delincuentes que han caído en la tentación de la intolerancia, lo material y la falta de valores, que redundan en violaciones a sus derechos humanos», y mientras la degradación de valores y la descomposición del tejido social se acentúe particularmente en aquellas regiones donde muestre la debilidad de las instituciones y el fracaso gubernamental en su principal obligación, es decir, la de garantizar la seguridad pública, no habrá un pronóstico optimista en cuanto al descenso en el número de víctimas entre los eclesiásticos. Y particularmente porque no conocemos la verdad cierta detrás de estos crímenes que enlutan a familias y comunidades enteras.
Como bien se afirma en la presentación del Informe, «no conocer la verdad y por qué muchos pierden la vida de manera horrorosa es angustiante. El sacerdocio católico apunta hacia la Verdad, el único referente es Jesucristo, víctima que dio vida nueva y vocación martirial a su Cuerpo místico. Y este Informe abona en perseguir la verdad por el bien de todos. En este momento de nuestra historia, cualquiera podría caer víctima de la demencial violencia que no es normal ni humana. El Papa Francisco nos invita a ir a la raíz de este problema para abrir nuestros ojos e iluminar nuestra mente y revelar por qué la Iglesia de México carga con «la cruz de la persecución, la cruz del odio, la cruz que viene de la cólera de estos hombres, estos doctores de la ley. Pero, ¿quién provoca la cólera?…»