Hay muchos que van a considerar a esta carta como un castigo. Algunos la van a tirar a la basura. Otros la van a usar como base para más discusión negativa acerca de su obispo
(Cameron Doody).- «Bastante sarcástica» y «no de la mejor forma». De esta manera han calificado expertos en la financiación de la Iglesia una carta pastoral del cardenal Timothy Dolan. Una misiva en la que el arzobispo de Nueva York exige a los sacerdotes de su archidiócesis que hagan más esfuerzos para que sus fieles donen más a la Iglesia.
En una misiva mandada a finales del pasado noviembre, pero publicada esta semana por el National Catholic Reporter, Dolan arremete contra los miembros del clero que piensan que la archidiócesis se apropia del dinero que necesitan para que sus parroquias sobrevivan, o que la curia archidiocesana gasta el dinero de todos en proyectos prescindibles, y no donde más falta hace.
«Esta idea falsa -que la archidiócesis es muy rica y que nada en la abundancia- quizás explique por qué tantos esperan que la archidiócesis pague más y más cosas, pero no que recaude dinero», escribe el cardenal. La situación está tan mal, dice, que está pensando seriamente hasta en deshacerse del edificio en el que se encuentra su arzobispado: un inmueble en plena Primera Avenida de Manhattan que conseguiría un precio altísimo en caso de que se decidiera a ponerlo en el mercado.
Para llamar la atención sobre la escasez de fondos, Dolan adopta en su misiva un tono muy informal y un formateo lleno de negritas, subrayados y signos de exclamación. Un intento de cercanía, quizás, que resulta no del todo consonante con el mensaje.
La estrategia de Dolan para ingresar más dinero pasa nada menos que por oponer a un grupo de curas contra otro.
Los primeros -una «minoría», dice- «sostiene que el dinero es suyo». El purpurado ridiculiza su actitud: «¡Lo necesitan! ¡Pertenece a la parroquia! ¡No es justo que la archidiócesis se lo lleve! ¡Nuestra gente no soporta a la archidiócesis! ¡Déjennos en paz!».
Los segundos, en cambio -la «mayoría» de sus sacerdotes- «se alegran de la costumbre archidiocesana de la tasa extraordinaria de 50% sobre las parroquias con muchos ingresos más allá del cepillo dominical, porque de esta forma se puede compartir la generosidad».
Toda una parodia cuya mordacidad llega a niveles insospechados cuando el prelado acusa al primer grupo de presbíteros quejicas de comportarse como protestantes y no como auténticos católicos.
«Una obligación de cualquier cura diocesano, o de cualquier cura religioso asignado a ser pastor de una parroquia, es la de animar a su gente a que miren ‘mas allá’ de las necesidades parroquiales a la Iglesia más amplia, ya que somos católicos, no congregacionalistas», escribe Dolan. «Pertenecemos no solo a una parroquia, sino a una diócesis y a una Iglesia universal».
«El tono (de la carta) me ha pillado por sorpresa», comentó al NCR Charles Zech, director del Centro para la gestión de la Iglesia y de ética empresarial en la Universidad de Villanova. «Pienso que es bastante sarcástica… Quizás haya… intentado en el pasado educar a sus sacerdotes y que luego no funcionara. De ahí que haya pensado que otro tono funcionaría mejor a la hora de captar su atención».
Por su parte Richard Burke, un ejecutivo de Catholic School Management -una consultaría que ofrece consejos a diócesis y obispos en todo lo relacionado con la educación- dijo al Reporter que Dolan aborda en su carta la tendencia que ha conducido a que muchos sacerdotes quieran más autonomía de sus obispos. «Quizás no lo hace de la mejor forma», explicó Burke, «pero aún así es lo que pretende».
Este experto en temas de financiación de la Iglesia añadió que a su juicio el cardenal de Nueva York podría haberse asegurado una mejor aceptación de su mensaje si lo hubiera comunicado a sus sacerdotes en persona, en vez de por carta. «Creo que esto hubiera conseguido una mejor respuesta al hacerles saber a sus sacerdotes que está con ellos», opinó Burke.
«Hay muchos que van a considerar a esta carta como un castigo», añadió. «Algunos la van a tirar a la basura. Otros la van a usar como base para una crítica negativa de su obispo».