El cansancio de la gente no es por el nuevo costo de la gasolina, sino por la imposibilidad (...) de aspirar a que México sea un país cuya meta esté en función de que cada persona tenga acceso a un Techo, a una Tierra y a un Trabajo
(Guillermo Gazanini, corresponsal de RD en México).- A raíz del ambiente político y económico que impera en México, el Presidente de la República, los cardenales José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano; Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México; Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla; Alberto Suárez Inda, Arzobispo emérito de Morelia, el nuncio apostólico en México, el Arzobispo Franco Coppola y obispos que integran los Consejos de Presidencia de la CEM, sostuvieron un «encuentro cordial» en la residencia oficial de Los Pinos. Por parte de la presidencia estuvieron el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, entre otros funcionarios.
De acuerdo con un breve comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano, «los Obispos ratificaron el compromiso de colaborar con toda la fuerza evangelizadora de la Iglesia Católica a la reconciliación, a la paz y al pronto restablecimiento de la justicia y el derecho en todo nuestro país».
El 18 de enero, la Comisión para la Pastoral Social, encabezada por Mons. José Leopoldo González González, obispo de Nogales, publicó un comunicado con motivo de la situación actual del país donde dieron cuenta del «hartazgo de los ciudadanos y la posibilidad de que la situación precaria en la que viven millones de mexicanos se agudice».
Los obispos de la dimensión de la caridad, justicia y paz, movilidad humana, pastoral penitenciaria, de la salud, del trabajo e indígena, hicieron una grave advertencia al gobierno de México a dejarse «interpelar por cada persona y familia» que sufre. Sobre el gasolinazo, los obispos preguntaron a los responsables de las políticas hacendarias y económicas del país sobre la necesidad real de la liberación de los precios, la reducción de los impuestos, la corrupción y el robo «que permanentemente dejan vacías las cuentas a nivel municipal, estatal y federal».
A lo anterior enfatizaron: «Definitivamente, el cansancio de la gente no es por el nuevo costo de la gasolina, sino por la imposibilidad de acceder al desarrollo humano, integral y solidario, de aspirar a que México sea un país cuya meta esté en función de que cada persona tenga acceso a un Techo, a una Tierra y a un Trabajo».
La reunión «cordial» en Los Pinos fue privada y, en encuentro aparte, el Presidente de la República dialogó con el nuncio apostólico Franco Coppola. Esto obedece a la estrategia presidencial para dar razones del aumento de los precios de los energéticos y los presuntos «inconvenientes» si se seguía sosteniendo los subsidios y políticas anteriores al gasolinazo de enero, razones y argumentos sobre las defendidas bondades de esta nueva política que, de no haberse adoptado podrían, siempre según el discurso oficial, haber paralizado programas de desarrollo social y de seguridad social de millones de mexicanos.
Los obispos de México deberían haber recibido respuestas claras sobre las inquietudes expuestas el pasado 18 de enero en el comunicado descrito; sin embargo, algunas notas dan cuenta de que el Presidente quiso «limar asperezas» con un Episcopado que, hay que decirlo, se ha mostrado muy crítico sobre la situación tan lamentable del país. Así lo dice el documento de la CEM «Mirar lejos y actuar juntos» del 20 de enero argumentando que el gobierno federal debe «tomar en cuenta el entorno social más amplio en el que se aplicó el aumento de los combustibles, pidiendo ser más sensibles ante la pobreza, bajos salarios, corrupción, impunidad y violencia en los que vivimos».
La presidencia de la República no emitió síntesis o comunicado alguno; sin embargo, la propuesta de los Obispos de México fue actuar juntos como parte de la solución y no para ser problema. Colaborar con «toda la fuerza evangelizadora» y eso se espera en un país cuyo rumbo es de incertidumbre en medio del complejo panorama económico y social contra los espejismos de certeza ofrecidos por las autoridades federales.
El breve boletín de la CEM señaló el agradecimiento de apertura y diálogo de la presidencia cerrando con esta significativa frase: «En momentos como los actuales todos debemos mirar lejos y actuar unidos». «Mirar lejos», ojalá esto sea traducido en amplitud de horizontes y no sólo en tibia expectación.
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