No caigamos en la provocación ni en la tentación de responder con ofensas a las agresiones; actuemos como cristianos, siguiendo el consejo de Jesús: "No devuelvan mal con mal, oren por sus enemigos"
(Guillermo Gazanini, corresponsal de RD en México).- Este domingo 29 de enero, el sitio del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) publicó el Mensaje a todos los católicos y a todos los ciudadanos de buena voluntad de esta Arquidiócesis de México del Cardenal Norberto Rivera Carrera, ante las «amenazas que se ciernen sobre nuestros hermanos inmigrantes en los Estados Unidos, sobre nuestra economía, y sobre el futuro de muchas empresas y fuentes de trabajo» a raíz de la reciente guerra comercial declarada contra México por el presidente de los Estados Unidos.
El mensaje llama a todos los mexicanos a ver hacia nosotros mismos para descubrir cómo la fortaleza de nuestro pueblo está en la unidad nacional exigiendo el respaldo hacia la actual administración encabezada por el presidente de la República quien, según el Arzobispo, ha dejado en claro que la dignidad y soberanía nacional no son negociables.
Debido a las provocaciones del exterior, México debe creer en el diálogo y condenar el muro de la vergüenza e ignominia que sólo aislará a los Estados Unidos de Latinoamérica y del resto del mundo,«no son los ciudadanos norteamericanos quienes están en contra de México sino algunos de sus gobernantes».
El Arzobispo Primado de México destaca a la Iglesia católica en los Estados Unidos como factor de solidaridad y hermandad apelando a «nuestros hermanos norteamericanos para que apoyen a México» para consolidar la prosperidad y bienestar de los Estados Unidos.
Calificó de «insensatez» los proteccionismos y nacionalismos al abogar por la integración económica y cultural llamando a los mexicanos a no caer en las provocaciones ni a devolver mal por mal porque la fuerza de la nación «están en la oración», unidad y solidaridad; a no perder la fe y trabajar para «hacer de nuestro amado México una patria digna, fraterna, en la que hagamos realidad el reino de Cristo, un reino de amor, de justicia y de paz».
El mensaje completo puede leerse a continuación:
Mensaje a todos los católicos y a todos los ciudadanos de buena voluntad de esta Arquidiócesis de México
Queridos hermanos y hermanas:
No se dejen vencer por el desánimo. Constantemente Jesús nos dice en el Evangelio: «No tengan miedo». Para el creyente, el valor se fundamenta en el amor misericordioso de Dios que nunca abandona a sus hijos; y por otra parte, el valor debe surgir de nosotros mismos, de la conciencia clara de saber quiénes somos, cuáles son nuestros principios, valores, fortalezas, y también, ¿por qué no?, nuestras debilidades y carencias.
Ante las amenazas que se ciernen sobre nuestros hermanos inmigrantes en los Estados Unidos, sobre nuestra economía, y sobre el futuro de muchas empresas y fuentes de trabajo, me ha dado una gran alegría constatar la espontánea unidad de todos los mexicanos. Hoy somos conscientes de que la fuerza de nuestro pueblo está en la unidad nacional, en el respaldo a nuestro gobierno que, con toda razón, ha dejado en claro que la dignidad y soberanía nacional no son negociables. México es un país grande, con una cultura memorable, con una historia rica en contrastes, con una fe inquebrantable y con una clara identidad nacional de la que nos sentimos orgullosos.
Pese a la provocación y las agresiones del presidente estadounidense, México -como tantas veces lo ha reiterado el Papa Francisco-, debe creer en el diálogo, debe optar por los puentes y no por el muro de la vergüenza, ese muro de la ignominia que no defenderá a los Estados Unidos, sino que lo aislará no sólo de México y Latinoamérica, sino también del mundo. No son los ciudadanos norteamericanos quienes están en contra de México, sino algunos de sus gobernantes; la Iglesia Católica de los Estados Unidos es un claro ejemplo de solidaridad y hermandad con los mexicanos. Por eso, hoy apelamos a nuestros hermanos norteamericanos de buena voluntad para que apoyen a México, porque apoyar a este país, que ha sido un vecino amistoso y leal, contribuye al bienestar y prosperidad de los mismos Estados Unidos de América.
América no son los Estados Unidos, sino el Continente entero; México, como Argentina, Perú o Canadá, también son América, y hoy por hoy estamos por una integración económica y cultural mundial, en la que abanderar de nueva cuenta viejos nacionalismos y proteccionismos es una insensatez, es una quimera que, agotada su ilusión, sólo dará frutos amargos de odio, aislamiento y pobreza.
No caigamos en la provocación ni en la tentación de responder con ofensas a las agresiones; actuemos como cristianos, siguiendo el consejo de Jesús: «No devuelvan mal con mal, oren por sus enemigos». La fuerza que tenemos los creyentes es la oración. He visto con gusto cómo se han organizado campañas de oración por México; unámonos a ellas. Imploremos la protección de la Santísima Virgen María de Guadalupe, Patrona de América, a fin de invocarla como «Consuelo de los afligidos»; para pedir por nuestra patria, por nuestros hermanos inmigrantes, y por la paz y la concordia de nuestro país.
Unidos siempre seremos fuertes. Con nuestra fe en Cristo nuestro Señor y en Santa María de Guadalupe seremos prósperos; no tengamos miedo, hoy más que nunca debemos estar unidos y ser solidarios. Esta es la hora de México, de voltear a nosotros mismos y descubrir nuestras propias capacidades y oportunidades, no olvidemos la sabiduría popular que reza: «No hay mal que por bien no venga». Tengamos confianza, no perdamos la fe y trabajemos sin descanso por hacer de nuestro amado México una patria digna, fraterna, en la que hagamos realidad el reino de Cristo, un reino de amor, de justicia y de paz.
«Es por México!!!»
+Norberto Cardenal Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
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