Buela no cumplió con lo establecido en su "condena", ya que recibía cada quince días al supervisor del Verbo Encarnado, Gustavo Nieto, quien también fue sancionado eclesiásticamente
(J. Bastante/Agencias).- «Se prohíbe en modo absoluto al padre Carlos Buela tener relación con los miembros del IVE, a excepción de aquellos de la comunidad donde habitará con el permiso de este Dicasterio y con las religiosas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará». El fundador del Instituto del Verbo Encarnado, condenado eclesiásticamente por abusos sexuales, vive refugiado en la iglesia de San Teodoro, bajo el amparo del arzobispo de Génova, Angelo Bagnasco.
Desde el año pasado, y según sentencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al religioso «le está prohibido del modo más absoluto tener comunicación con los miembros del Verbo Encarnado; tampoco puede hacer declaraciones ni aparecer en público, ni participar en ninguna actividad o encuentro, sea personalmente, o sea por cualquier otro medio de comunicación».
Sin embargo, y como publicó esta semana La Repubblica, Buela sigue en contacto con su congregación a través de videos difundidos por Facebook. Según denuncia un colectivo de víctimas italiano, en una de sus últimas apariciones, el cura habla de educación sexual.
Más allá de la decisión del Dicasterio, aprobada por Francisco, Buela no cumplió con lo establecido en su «condena», ya que recibía cada quince días al supervisor del Verbo Encarnado, Gustavo Nieto, quien también fue sancionado eclesiásticamente. Nieto recibía órdenes de parte de Buela sobre qué acciones seguir dentro del Instituto con asiento en Las Paredes, San Rafael.
Al mismo tiempo, constata La Repubblica, Buela recibió en su refugio a menores con quien se fotografió. «El abusador de seminaristas, don Carlos se esconde en una iglesia de Génova», titula el diario italiano, quien recuerda que el fundador del IVE «está a 1.000 kilómetros de Argentina, en un refugio blindado en Génova, en la ciudad de Venecia, donde reside en un apartamento del complejo de la iglesia San Teodoro».
Francesco Zanardi, de la red de lucha antiabusos, ve «al menos embarazosa la situación. La diócesis del presidente de los obispos, el cardenal Ángelo Bagnasco, acoge a un sacerdote culpable reconocido por el Vaticano», y plantea que «nos preguntamos qué pasaría si un día la Justicia argentina decide abrir una investigación. ¿Buela volvería inmediatamente a su país?».