Lamentablemente Occidente optó por un modelo donde el consumo es el motor del desarrollo, y evidentemente que eso tiene sus peligros
(Diócesis de Concepción).- En la Misa de san José Obrero, que coincide con la celebración del Día Internacional de Trabajo, monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, llamó a cuidar el trabajo e hizo un urgente llamado a preocuparse del futuro de la siderúrgica Huachipato, que enfrenta dificultades.
Durante la celebración, que se realizó en la parroquia Del Sagrario, en Concepción, Monseñor Chomali pidió como Iglesia a cuidar el trabajo, mirando con mucha atención la formación de los jóvenes. «Vamos por muy buen camino, porque muchas de las universidades y centros de educación superior están formando muy buenos profesionales, que se insertan muy bien en la sociedad. Si queremos apoyar a los trabajadores, hay que hacerlo con los jóvenes que también se están formando para ser los futuros trabajadores», afirmó.
Expresó que «al final del día, creyentes o no creyentes, más de izquierda o de derecha, de un partido o de otro, queremos, en el fondo, dos cosas. Queremos amar y ser amados, y queremos trabajar y estamos felices, cuando hay buenos vínculos familiares y cuando tenemos un trabajo. En tanto, cuando estamos intranquilos o desasosiego es cuando tenemos problemas en la familia y en nuestro trabajo. Por lo tanto, tenemos que cuidar el trabajo, porque cuando el trabajo está mal, la familia se debilita. Cuidar el trabajo es también cuidar la familia y la familia se funda en signos sólidos de amor»
De ahí, comentó, que es muy frustrante ver a personas sin trabajo o cuando hay condiciones laborales inhumanas. Llamó a mejorar las condiciones de trabajo, comprender que todo ser humano, creyente o no creyente, con capacidades diferentes pueden hacer un aporte a la sociedad.
Puso énfasis en que el trabajo es la clave de la cuestión social. «Si queremos mirar cómo está el país y la región, tenemos que ver qué pasa con el trabajo y, evidentemente, que hay situaciones que tenemos que mejorar; tenemos que superar la inequidad salarial, las grandes diferencias que se producen entre unos y otros trabajadores, debemos tener mucho cuidado con el trabajo ilegal, y cuidado con el trabajo infantil y de aquellos trabajos que atentan contra la posibilidad de la mujer de dar vida, de cuidar a sus hijos y las malas condiciones de trabajar», subrayó.
Precisó, además, que es importante reconocer la función de la empresa, pero tener cuidado en disponer trabajo a cualquier costo. Lo fundamental es que sea un trabajo digno que permita que las personas se desarrollen como personas, custodien su familia y puedan prestar un servicio a la sociedad.
«Hemos querido dar un peso específico a esta misa y hemos querido y la hemos organizado junto a los trabajadores de CAP, junto al sindicato. Debemos ser tremendamente creativos para que esta empresa continúe. Me consta que el sindicato con mucha seriedad ha hecho ver su punto de vista y todos debemos contribuir para que esta industria siga funcionando y siga generando trabajo para la región. Habrá que ver un proceso de reconversión, pero si nosotros permitimos que una empresa como ésta sea vista sólo con una visión economicista, estamos mal. La empresa tiene una dimensión y familiar importante y productivo que estamos llamados a custodiar y la iglesia tiene la obligación de su tarea de manifestarlo. Tenemos que ponernos todos en marcha, el Estado, el empresariado, los gremios y la Iglesia, para que esa industria prospere».
Finalmente, en un contacto con la prensa, Monseñor Chomali comentó que «lamentablemente Occidente optó por un modelo donde el consumo es el motor del desarrollo, y evidentemente que eso tiene sus peligros, porque el consumo es un instrumento que está supeditado a un bien superior que es la persona humana y cuando los tiempos de trabajo son excesivos, y no hay tiempo para la familia, sino solo para consumir, es un problema. Hay que tener muy claro lo que son los fines y los medios. Los bienes de consumo, que ojalá todos los tengan, porque hay mucha gente que no los tiene, sea un medio para un fin que es mucho más profundo que es la realización de la persona como persona como familia y como sociedad».
Como gesto de donación y solidaridad, durante la Misa se hizo entrega de cajas con alimentos para familias pobres, que serán distribuidas por la Iglesia. Al término de la celebración Monseñor Chomali despidió a cada uno de los asistentes, entre ellos autoridades como el intendente regional (S), Enrique Inostroza, parlamentarios, dirigentes sindicales y trabajadores.
Texto completo del artículo de monseñor Chomali sobre el trabajo
El trabajo es la clave de la cuestión social
Es una dimensión fundamental de la vida humana. Si queremos saber cómo está la sociedad miremos qué pasa en el mundo del trabajo. Quien ama y es amado, y está satisfecho con su trabajo tiende a ser feliz. El trabajo, es el modo como la mayoría de los chilenos lleva el pan a la casa. Además, es la forma como los seres humanos servimos a los demás con nuestras habilidades, talentos y destrezas.
El trabajo es un modo privilegiado de servir a los demás y de reconocernos necesitados de los demás. El trabajo, debido a la dignidad que posee, porque lo realiza un ser humano es un gran valor que el trabajador, el empresario, el empleador y el Estado debe cuidar.
Las políticas públicas velan por el bien común y la paz social en la medida que promueven la generación de trabajo y de buena calidad. El trabajo está al servicio del hombre, la mujer y la familia, y no al revé. Jamás puede ser considerado una mercancía que se transa en el mercado según la ley de la oferta y la demanda.
Chile crecerá en democracia en la medida que crezca en empleos de calidad, otorgue la posibilidad de crecer como persona al trabajador y termine con el trabajo ilegal, las malas condiciones laborales, el trabajo infantil y los salarios no concordantes con el trabajo realizado y la situación de la empresa. Son muchos los empresarios y gremios empresariales que se dan cuenta que la gran riqueza que tienen para producir bienes y servicios son sus trabajadores y hacen esfuerzos por tener buenas relaciones laborales, salarios justos y un trato digno.
Muchos ya se están dando cuenta que un trabajo que atenta contra la vida familiar no es un buen trabajo e intentan tomar medidas para que el trabajo y la familia tengan una convivencia pacífica y no sea una constante fuente de tensión. En Chile las mujeres jefas de hogar son dignas de elogio por su esfuerzo, su capacidad y su empuje.
En la región he sido testigo de situaciones que no se condicen con la categoría de país miembro de la OCDE. He visto como a muchos subcontratistas no se les paga lo que se les debe entrando en el complejo entramado de la judicialización de sus casos. Duele verlos quebrados después del trabajo de toda una vida.
La señora Ada alimentó por meses a los trabajadores del mall del centro. Hoy está arruinada y desesperada. Ni que hablar de la situación de los mineros de Curanilahue que entregaron sus pulmones al interior de la mina y sus dueños los abandonaron. La ley chilena es laxa con el empresario que no obra según justicia con sus trabajadores. Ello opaca la alta misión que tiene el empresariado.
El trabajo hemos de cuidarlo. La capacitación constante, la promoción económica y de responsabilidad de quienes más se esfuerzan, la generación de políticas públicas que castiguen severamente al que abuse del trabajo ajeno es tarea pendiente a la que todos nos debemos abocar. La sociedad está experimentando cambios culturales y económico acelerados que van a influir en el empleo.
Ello exige medidas de mediano y largo plazo y un gran compromiso del sistema educativo para preparar a las futuras generaciones a vivir y trabajar en un escenario cada vez más incierto y cambiante. Ello requiere formar a las jóvenes generaciones en las virtudes humanas y ver su educación como una posibilidad de descubrir sus talentos y los dones recibidos para enriquecer a la sociedad. Si logramos que cada futuro trabajador no se pregunte tanto de qué va a vivir sino que para qué va a vivir, y se esmere en la excelencia de su decir y actuar, Chile tendrá otro rostro.
Un especial saludo a los profesionales y trabajadores de CAP Huachipato. Esperemos que la sabiduría, la prudencia, el reconocimiento de lo que significa esta empresa en la región esté muy presente en quienes tienen responsabilidades respecto de su futuro. Una mirada economicista de la situación no es la adecuada.
Lo que está en juego es si empresas tan estratégicas para el desarrollo del país y la región como ésta pueden quedar supeditada para su subsistencia sólo a razones económicas, y si el Estado es un mero observador frente al desplome de la industria o un actor relevante para tomar las medidas que correspondan para conservarla y promoverla.