¿Si nuestro Papa está en las redes, por qué nosotros no vamos a ocupar también ese espacio, si él es nuestro modelo y referencia en el trabajo de evangelización?
(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- Ricardo Alvarenga es doctorando en Comunicación Social por la Universidad Metodista de São Paulo y actualmente se dedica a investigar la relación entre la Iglesia Católica y los medios de comunicación en el ámbito de América Latina. Al mismo tiempo, es colaborador de la Comisión de Comunicación de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, CNBB.
A pesar de su juventud, sólo tiene veinticinco años, poco a poco se va convirtiendo en una referencia nacional en lo que respecta al estudio y reflexión sobre catolicismo y medios de comunicación.
En esta entrevista, partiendo de un análisis histórico, nos presenta como ha sido y está actualmente esa relación, no siempre fácil, ni bien entendida.
En sus palabras encontramos su opinión sobre los grandes medios católicos brasileños o el fenómeno de los «padres mediáticos», cada vez más presentes en Brasil.
Del mismo modo, reflexiona sobre la importancia de hacerse presente en el mundo virtual, aspecto recogido por algunos documentos eclesiales, también por parte los obispos y de la importancia de la figura del Papa Francisco en este campo, a quien define como un modelo a seguir.
Ricardo Alvarenga nos ayuda a reflexionar sobre la necesidad de que los medios de comunicación eclesiales sean un alternativa a las propuestas de los grandes medios y se conviertan en fermento evangélico que ayude a ver la vida con mayor esperanza.
A partir de tus estudios, ¿cuál es la relación de la Iglesia con los medios de comunicación?
La relación de la Iglesia con los medios de comunicación es una realidad extensa y compleja, pues a lo largo de la historia la Iglesia no ha tenido una mirada positiva hacia los medios de comunicación, pensando que éstos pudiesen dificultar la evangelización y la formación de la espiritualidad de los católicos.
Con el paso del tiempo la Iglesia ha ido cambiando de idea y descubriendo que esos medios tienen un gran potencial en lo que se refiere al trabajo de evangelización. Actualmente creo que existe una relación positiva, aunque no sería todavía una relación ideal. Ya se están dando pasos significativos, especialmente por parte de nuestros líderes, del episcopado. Podemos decir que la CNBB viene manteniendo un pensamiento bastante progresista al respecto.
Siendo buena, ¿qué es lo que falta para que esa relación sea ideal?
Creo que faltaría recuperar un poco lo que sería el compromiso y la función primera de los medios de comunicación de la Iglesia, que como nos dicen los documentos, lo que debería llevar a las personas a un mayor protagonismo en los procesos de comunicación, dándolas voz, democratizando de hecho los medios de comunicación, pues los grandes medios de comunicación en Brasil hoy no están al servicio de la población en general, sino defendiendo sus propios intereses.
La Iglesia, como institución que mira lo que le pasa a la gente, o por lo menos debería, tendría que usar los medios de comunicación en función de las demandas populares, dando a conocer la vida y la realidad del pueblo. Para mí la relación ideal de la Iglesia con los medios de comunicación debería ser una relación basada en las cuestiones relacionadas con el pueblo. No sólo para llevar a cabo una información institucional y decir lo que la Iglesia hace, sino usar los medios para hablar de las necesidades de la gente y de las transformaciones que de hecho tienen impacto sobre la sociedad.
Se percibe en cierta medida, en los grandes medios católicos brasileños, una visión comercial, ¿es válida esa visión?
Tenemos que observar dos aspectos en ese sentido. Cuando hablamos de grandes medios, como algunas televisiones, radios y revistas de gran repercusión nacional, esos medios necesitan de dinero para mantenerse, pues hacer comunicación es muy caro. Pero no se puede confundir la necesidad de mantenerse con enriquecerse.
A veces el modelo capitalista acaba imponiéndose en esas televisiones y radios de inspiración católica que creen que es necesario funcionar de la misma manera de los medios seculares. Es necesario conseguir los recursos para poder mantener el medio, pues sabemos que hacer comunicación es muy caro, pero no enriquecerse con eso. Es necesario que funcione, pero no más que eso.
Uno de los fenómenos que se ha hecho muy presente en la Iglesia católica en Brasil son los llamados «padres mediáticos». ¿Qué opinión te merece este hecho?
Creo que ésta es una cuestión delicada, pues hemos vivido un momento de iconos mediáticos, lo que hace que en realidad esos padres se conviertan en productos de los medios, productos de la industria cultural.
Evaluar esa relación es algo muy delicado, pues no se puede negar que está siendo realizado un gran beneficio por parte de esos padres, pues ellos consiguen difundir la perspectiva de las reflexiones de la Iglesia en algunos aspectos, aunque algunos no sigan las orientaciones de la Iglesia.
Pero también algunos padres y grupos de música católica que tienen difusión nacional se acaban perdiendo y dejando de lado lo que es cristiano, católico, convirtiéndose en un producto de mercado, de la industria cultural. No es necesario tener mucha sensibilidad para observar lo que habría de positivo en esa realidad, pero no podemos perder el aspecto de criticidad, especialmente de quienes llevan a cabo esa labor, que deben tener una actitud más reflexiva sobre algunas posturas y pasos que se están dando en ese ámbito. Pero de modo general, creo que bien conducidos pueden realizar un gran servicio para la Iglesia.
La CNBB, a través de su Comisión de Comunicación, realiza dos veces por año un encuentro con aquellos que son conocidos como «padres cantantes» para intentar sensibilizarlos sobre algunas cuestiones y problemas que les afectan y para que no pierdan su identidad católica y su vinculación con nuestra Iglesia, cuestión que a veces es muy delicada.
Uno de los desafíos actuales de la Iglesia católica, como ella misma reconoce en sus documentos, es la evangelización del mundo virtual. Desde tu punto de vista, ¿cómo está siendo realizada esa evangelización del mundo virtual por parte de la Iglesia católica en Brasil y en América Latina?
Percibo que todavía estamos en una posición muy incipiente en ese ámbito. Creo que se debe llevar a cabo una evangelización a través de las redes sociales y una presencia efectiva de la Iglesia en internet. Necesitamos descubrir de que modo esa evangelización puede ser más eficiente, qué modelo de comunicación, qué modelo de evangelización debemos utilizar en las redes sociales, en internet.
Por eso, el Directorio de Comunicación de la Iglesia en Brasil, documento 99 de la CNBB, nos dice que es necesario comprender la necesidad de un nuevo método pastoral. Las redes sociales y el trabajo en internet nos exigen una revisión de nuestro método pastoral para comprender la mejor manera de estar allí.
Tenemos muchas iniciativas significativas, no lo podemos negar, pero creo que dada la proporción de Brasil y de la propia América Latina como continente, necesitamos hacer mucho más para de hecho tener una presencia efectiva que produzca de hecho frutos. Lo que se está haciendo es algo bastante interesante, que está dando frutos significativos, pero podemos hacer mucho más.
Una de las personas más seguidas en Twitter es el Papa Francisco. ¿Podríamos considerarle como un ejemplo a seguir en esa presencia en las redes sociales?
Sí. El Papa Francisco es el primer Papa que tiene, por ejemplo, un perfil en Instagram. El Papa Benedicto XVI, no como Papa Benedicto XVI, sino como Vaticano, tenía un perfil en Twitter. El Papa Francisco, al llegar al Vaticano y asumir el papado, fue creado por la Secretaría de Comunicación del Vaticano un perfil como Papa Francisco en Twitter, lo que es señal de una gran apertura por parte de la Iglesia.
La forma como el Papa actúa en las redes sociales, en Twitter, en Instagram, es de hecho un modelo a seguir. Sabemos que no es el Papa quien escribe en el celular o hace las fotos, pero la preocupación que hay, inclusive por su parte, de pensar mensajes y reflexiones que puedan ser publicadas en aquel espacio, es un signo muy significativo para nosotros sobre como la Iglesia está preocupada con ese trabajo y como nosotros debemos invertir en ese trabajo.
Creo que es totalmente necesario que los sacerdotes, las religiosas, los obispos de modo general, tengan sus perfiles en las redes sociales, pues esa presencia suya es también una estrategia de evangelización y de manera de evangelizar. Nuestros testimonios cotidianos, nuestras tareas pastorales y actividades en el trabajo pastoral es una manera de sensibilizar e inclusive de evangelizar. Y el Papa Francisco es también en ese sentido un buen ejemplo.
Sin embargo, algunos obispos todavía manifiestan ciertos miedos con respecto al uso de las redes sociales. ¿No sería necesario que los obispos estuviesen más influenciados por esa realidad y entren en esa dinámica?
Estoy de acuerdo. Existen teorías de la comunicación que dicen que existen dos tipos de personas: los nativos y los emigrantes digitales. Los nativos serían aquellas personas que nacieron después de la década de los noventa y los emigrantes quienes nacieron antes de la década de los ochenta.
Obviamente, nuestros obispos nacieron antes de la década de ochenta y, de modo general, ellos tienen cierta dificultad para tener una relación de proximidad con las redes sociales. Es una cuestión generacional, que es necesario que comprendamos, y esa sensibilidad y transformación tiene lugar en la medida en que el episcopado va siendo renovado, van siendo nombrados nuevos obispos.
Es interesante, cuando los nuevos obispos son nombrados, ver como muchos amigos les felicitan por Facebook y marcan a aquel padre que se convirtió en obispo y ya estaba en las redes sociales. Es una relación que va cambiando con el tiempo, pues de hecho supone una ruptura generacional.
Dentro de algunas generaciones se percibe, de hecho, una cierta resistencia. Pero tenemos ejemplos de obispos que están muy presentes en las redes sociales y de padres que hacen un trabajo muy significativo y un gran movimiento de sensibilización a partir de su reflexión sobre los documentos de la Iglesia, que son documentos que nos ayudan a comprender la importancia de ese trabajo y a sensibilizarnos a partir de la propia presencia del Papa Francisco en las redes. ¿Si nuestro Papa está en las redes, por qué nosotros no vamos a ocupar también ese espacio, si él es nuestro modelo y referencia en el trabajo de evangelización?
Una propuesta en el mundo de la comunicación dentro de la Iglesia es ser una alternativa. ¿Cómo pueden ayudar las redes sociales en ese sentido?
Con las redes sociales hemos llegado a una democratización de las opiniones. Las redes garantizan un poco más el acceso de las personas a la información y también el derecho de que esas personas se comuniquen, aunque también es verdad que internet también potenció algunos extremos, comunicaciones extremistas y reaccionarias.
Pero de modo general, los medios de comunicación, los pensamientos que están presentes en internet, favorecen una pluralidad de opiniones. Así como nosotros podemos, otras personas pueden expresarse y decir lo que sienten, como ven lo que está pasando en la sociedad brasileña, con lo que se va a conseguir formar una red con más personas que hablan y que ayudan a una mayor reflexión y a tener más opiniones.
Dentro de la perspectiva de los medios de comunicación alternativos, populares, comunitarios, las redes sociales, los blogs y todo lo demás favorecen el crecimiento de esos medios alternativos. Ahora ya no es necesario grandes estructuras para comunicarse, pues a través de un simple blog ya se consigue llevar a cabo una comunicación que influye y que se sitúa fuera de los grandes medios.
Ese es el movimiento que se debe llevar a cabo, pues la comunicación de la Iglesia necesita huir de la lógica de los grandes medios de comunicación, lo que no quiere decir que, a partir de ahora, no vamos a conversar con ellos, pero sí que es necesario llevar a cabo un trabajo diferente de aquel que es hecho por los grandes medios.
Viendo eso desde la Biblia, ¿el papel de la Iglesia sería ser fermento en esa gran masa que hoy son los medios de comunicación?
Exactamente. El Papa Francisco hace una analogía, una reflexión, a partir de la perspectiva del fermento en la carta para el último Día Mundial de las Comunicaciones, donde dice que el fermento es la esperanza del mundo, que puede hacer germinar la esperanza en medio de los dolores de la vida.
La comunicación de la Iglesia católica necesita ser el fermento que haga germinar una nueva esperanza para la sociedad, frente a los grandes medios, que tienen un interés muy específico y direccionado, y que, de modo general, no favorece la construcción de una esperanza o confianza entre las personas y sí el miedo, generando un discurso de violencia e intolerancia. Desde ahí, los medios católicos necesitan ser ese fermento y deben ser entendidos de esa manera.
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La Iglesia… tendría que usar los medios de comunicación en función de las demandas populares, dando a conocer la vida y la realidad del pueblo
[En el caso de los medios], no se puede confundir la necesidad de mantenerse con enriquecerse
Algunos padres y grupos de música católica que tienen difusión nacional se acaban… dejando de lado lo que es cristiano… convirtiéndose en un producto de mercado
Las redes sociales y el trabajo en internet nos exigen una revisión de nuestro método pastoral para comprender la mejor manera de estar allí
El perfil del Papa Francisco en Twitter… es señal de una gran apertura por parte de la Iglesia
Creo que es totalmente necesario que los sacerdotes, las religiosas, los obispos de modo general, tengan sus perfiles en las redes sociales
Ahora ya no es necesario grandes estructuras para comunicarse, pues a través de un simple blog ya se consigue llevar a cabo una comunicación que influye
La comunicación de la Iglesia necesita huir de la lógica de los grandes medios de comunicación
La comunicación de la Iglesia católica necesita ser el fermento que haga germinar una nueva esperanza para la sociedad