Se hace necesario una nueva conciencia ética y política, que nos ayude a repensar el modelo socioeconómico y político que genera exclusión y muerte
(José M. Vidal).- Del 7 al 10 de septiembre se celebró en Sao Felix de Araguaia el 14º Encuentro regional de las CEBs del Mato Grosso. Con la presencia de un Pedro Casaldáliga, elocuente en su silencio, y a cuyo «testimonio profético, amoroso y esperanzador» rindieron homenaje. Y Con un manifiesto final, en el que dan voz a los gritos desgarrados de los desheredados, denuncian las políticas de «un Gobierno ilegítimo, que masacra al trabajador» y anuncian la esperanza en las comunidades que encarnan «una nueva forma de ser Iglesia».
Con el lema bíblico del «vi y escuché los clamores de mi pueblo y bajé a liberarlo», el comunicado de las CEBs comienza haciendo memoria de la «caminhada» o del camino recorrido durante todos estos años en distintas partes del Mato Grosso, «especialmente en la Prelatura de Sao», haciendo resonar «la esperanza y el sueño de Jesús de Nazaret».
En el análisis de la realidad, realizado durante estos días, las comunidades reconocen el crecimiento de la vida, pero también escuchan el clamor de tantos gritos desgarrados y desgarradores. Primero el de la madre tierra brasileña, degradada «por el agronegocio, por al latifundio depredador y por la implantación de magaproyectos».
El siguiente grito es el de «los pueblos originarios», asi como el de los jóvenes y las familias arrasadas por la violencia y la crisis. Gritos que resuenan, asimismo, en la «resistencia de los pueblos».
Las CEBs no se limitan a diagnosticar esta situación de dolor y empobrecimiento que viven las víctimas, sino que señalan a los victimarios. El principal, «un Gobierno ilegítimo, que masacra al trabajador» y se ceba en su violencia contra «los líderes campesinos e indígenas».
Y tras la denuncia, las CEBs pasan a la acción y piden a la sociedad «una nueva conciencia ética y política, que nos ayude a repensar el modelo socioeconómico y político que genera exclusión y muerte».
También piden a la Iglesia el «apoyo incondicional de los obispos» a una » una nueva forma de ser Iglesia, que se expresa en la opción por los pobres y en el profetismo de una acción pastoral que va a donde está el pueblo».
Y así, seguir avanzando en la construcción del Reino, «con María, madre de Jesús de Nazaret y compañera de caminhada, en busca de otro mundo posible».
Carta del 14º Encuentro regional de las CEBS del Mato Grosso
«Vi y escuché los clamores de mi pueblo y bajé para liberarlo» (Ex. 3,7)
Nosotros, los participantes en el 14º Encuentro regional de las CEBs, procedentes de las diócesis de Juína, Sinop, Cáceres, Cuiabá, Primavera del Leste-Paranatinga, Rondonópolis-Guiratinga, Barra de Garças y de la Prelatura de Sao Felix de Araguaia, Goiania y Uruacu, nos reunimos en el Centro comunitario Tia Irene, en Sao Felix de Araguaia, del 7 al 10 de septiembre de 2017, para reflexionar y proponer acciones para hacer frente a los desafíos del mundo urbano y rural del Mato Grosso.
En las reflexiones, en las celebraciones, en los cantos y en los bailes, hicimos memoria de la caminhada de nuestras comunidades, especialmente de la Prelatura de Sao Felix, que cargan en sus hombros la esperanza y el sueño de Jesús de Nazaret, junto a los demás obispos y diócesis que participaron en el encuentro de una forma profunda.
Nuestra mirada se volvió hacia la realidad de nuestras ciudades y de nuestras comunidades urbanas y rurales, donde vemos crecer actividades que generan vida, pero también desde donde se escuchan los gritos de las aguas, de las selvas y de los montes, degradados por la polución de la tierra y de los ríos, por el agronegocio y por al latifundio depredador, por la implantación de magaproyectos, tales como la construcción de hidroeléctricas y como la expropiación de los bienes y de las riquezas naturales a manos de las empresas mineras y del capital financiero, nacional e internacional.
Escuchamos también el grito de los pueblos originarios, de las riberas y de los quilombos, que luchan por el sagrado derecho a la tierra; el grito de los jóvenes de las ciudades y del campo, de las mujeres, de las familias y de los empobrecidos de las periferias de nuestras ciudades, desfigurados por el hambre y por la discriminación étnico-racial y por el no reconocimiento de las diversidades culturales, por la violencia urbana y rural, por la falta de trabajo, de educación de calidad, de vivienda digna, de acceso a una sanidad pública de calidad, universal e integral.
Los gritos se hacen oír también en la resistencia de los pueblos, de las comunidades, de las organizaciones y de los movimientos sociales, que se organizan y proponen proyectos alternativos, como la agroecología, la agricultura familiar, la economía solidaria, los procesos educativos y formativos liberadores, la democratización de la tierra por medio de la reforma agraria, la democratización de los medios de comunicación, la participación en espacios de control y la propuesta de políticas públicas, la acogida de la diversidad cultural, de género y de orientación sexual. Está vivo y potente el grito de la juventud en pro del reconocimiento, cuidado y protagonismo pastoral y, sobre todo, en pro del fortalecimiento de la Pastoral Juvenil.
Mostramos nuestra indignación ante la situación política y económica, conducida por un Gobierno ilegítimo, que masacra al trabajador con las reformas de la seguridad social, asi como con una serie de retrocesos propuestos en las medidas provisionales que legalizan el desmantelamiento de la Amazonía y el reparto de las tierras. Por eso, se hace necesario una nueva conciencia ética y política, que nos ayude a repensar el modelo socioeconómico y político que genera exclusión y muerte.
No podemos dejar de manifestar nuestra indignación ante la violencia contra los líderes campesinos e indígenas, luchadores y defensores de los derechos humanos, especialmente de Baixada Cuiabana. Repudiamos la matanza ocurrida en Colzina, donde perdieron la vida cruelmente nueve trabajadores y la de Pau d’Arco en Pará, asi como la violencia contra el pueblo Gamela en Maranhao.
Nos reafirmamos en la convicción de que las CEBs son portadoras de una nueva forma de ser Iglesia, que se expresa en la opción por los pobres y en el profetismo de una acción pastoral que va a donde está el pueblo. Una Iglesia caracterizada por el fortalecimiento de redes de comunidades y por la formación permanente de líderes, que necesita del apoyo incondicional de sus obispos y sacerdotes, para dar seguimiento a su misión transformadora de la realidad.
Regresamos a nuestras comunidades acompañados por la bendición del Dios de la vida y de la esperanza. Animados por el testimonio de los mártires de la caminhada y por el testimonio profético, amoroso y esperanzador de Pedro Casaldáliga. Con María, madre de Jesús de Nazaret y compañera de caminhada, en busca de otro mundo posible.
Amén, awire, axé, aleluya.
Sao Felix de Araguaia-MT, 10 de septiembre de 2017.