Tenemos que afincarnos en esa fuerza que tiene el pueblo soberano de manifestar su deseo de renovación de la sociedad
Siguiendo de cerca la actualidad de Venezuela, tras las recientes elecciones regionales convocadas para el 15 de octubre que estuvieron envueltas en una atmósfera de incertidumbre y sospecha de fraude electoral, Radio Vaticana entrevista a Monseñor Diego Padrón, arzobispo de Cunamá y presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, quien explica más detalles sobre el complejo panorama político y social que se vive en el país.
«Los obispos venezolanos como pastores del Pueblo de Dios, sentimos que debíamos expresar que estas elecciones no lograron el objetivo de volver a la normalidad y recuperar la tranquilidad para el pueblo, sino al contrario, han creado más discrepancias y desconsuelo», afirma el prelado en relación al comunicado emitido por la Conferencia Episcopal tras las turbulentas votaciones.
«Estos resultados no se corresponden con la opinión pública, ni con la conciencia que tienen los venezolanos de haber votado en la búsqueda de un cambio», señala Mons. Padrón resaltando las numerosas irregularidades que acompañaron al «acto de votación» en esta jornada electoral que ha creado «un gran descontento en la población», una situación que se podía prever dada las circunstancias de tensión que han amenazado la estabilidad de toda la nación en los últimos años.
Con respecto a la pregunta sobre cuál es la vía más indicada para continuar en el camino de «recuperar la confianza de los venezolanos en su institución democrática», el mitrado asegura que ante todo «se debe mantener viva la conciencia de buscar siempre la vía democrática y constitucional».
«El número de irregularidades que ha habido no debe hacernos creer que no existe una vía democrática humana posible. A pesar del descontento, las elecciones son ese camino. Tenemos que pensar que el voto tiene un gran poder para el cambio de esta situación. Afincarnos en esa fuerza que tiene el pueblo soberano de manifestar su deseo de renovación de la sociedad», concluye el obispo.
(RD/RV)
